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Juarma: "La periferia es mi centro y sin los demás no soy nada"

Por Fran Cano - Octubre 20, 2025
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Juarma: "La periferia es mi centro y sin los demás no soy nada"
El escritor Juarma. Foto: Cecilia Díaz.

Juan Manuel López 'Juarma' (Deifontes, Granada, 1981) guarda aún munición para compartir con sus lectores. El último volumen de su universo literario, ambientado en el ficticio pueblo andaluz Villa de la Fuente, se titula Poética de la Autodestrucción (Blackie Books). En esta tercera entrega —antes publicó Al final siempre ganan los monstruos y Punki— Juarma habla de un nosotros desarrollado en la ingenuidad de una pandilla que echa las tardes atrás entre cháchara, drogas y sueños.

Situada en el inicio de los años 2000, la novela sigue a Miguel, un joven que duda entre matarse o seguir escribiendo la poesía que no se atreve a compartir. Hablamos con el escritor, quien tiene previsto presentar el libro en Úbeda el próximo mes de noviembre, en el marco de una gira por Andalucía.

—¿Pensó en hacer tres libros cuando escribió el primero, Al final siempre ganan los monstruos?

—Bueno, en realidad son seis. No sé cuántos publicaré, pero sí, desde el principio, cuando Blackie Books publicó la primera obra en 2021, tenía las historias conectadas y me di cuenta de que necesitaba más espacio para darle entidad a un escenario que no es habitual en la literatura.

—¿Entonces serán seis?

—Es mi idea. Y el lector puede entrar por donde quiera. En función de por dónde empieza igual se encuentra con un 'spoiler' o con otros puntos de vista. Aún hay tramas abiertas que se tienen que cerrar y quiero dividirlo en seis libros.

—Precisamente la editorial señala que el lector puede entrar por donde quiera. Como creador del universo de Villa de la Fuente, ¿recomienda un orden?

—El lector tiene libertad absoluta, depende de por dónde entre tendrá una percepción de la historia y de los personajes. Hay un orden cronológico, que estará al descubierto cuando salgan todos los volúmenes. Agradezco que alguien entre por el último, Poética de la Autodestrucción, porque tendrá una perspectiva diferente. Insisto, libertad absoluta para leer. Estoy trabajando en entre diez o veinte personajes, y tengo todo controlado. Para mí es un mapa en el que sé dónde están todos los personajes, incluso ahora en 2025, y cómo terminan. Si alguien siente mucha curiosidad, leyendo puede encontrar las conexiones.

—¿Y no pierde el hilo de su propia obra?

—No lo pierdo, porque es como cuando escalas una montaña: sabes bien qué anclas has colocado. Sé que los protagonistas son nacidos en 1981, que hacen las quintas en 1998 y demás. Pongo marcas para no perderme, como las migajas de pan en el cuento de Pulgarcito. Puedo entrar por donde quiera, porque la idea está muy cerrada.

—¿Cuándo empezó este universo literario?

Al final siempre ganan los monstruos se publicó inicialmente en 2017 con la editorial Camping Motel. En realidad, es una idea de toda la vida que poco a poco ha ido saliendo. Cada vez estoy más contento de que llegue a la gente. Desde luego no es algo que me he sacado de la manga; las historias narradas en Villa de la Fuente se pueden conectar con fanzines, poesías y relatos míos. Todo encaja de una manera muy pensada. Además, responde a una idea y a una visión del mundo: la periferia es mi centro y sin los demás no soy nada, y quiero contar historias que se sitúan en el mundo que he conocido con sus claros y con sus oscuros. No me gusta que se mire a mis personajes con condescendencia, porque tienen en realidad mucha poesía.

 Foto: Cecilia Díaz.
Foto: Cecilia Díaz.

"MIGUEL NO QUIERE SER COMO NADIE Y BUSCA LA BELLEZA"

—En Poética de la Autodestrucción, Miguel va hacia adelante y hacia atrás, condicionado por impulsos autodestructivos. ¿Ha conocido a mucha gente así?

—Es un personaje muy impulsivo, muy trabajador y muy responsable. Claro que he conocido personas como él. Me interesa porque es fabuloso: no quiere ser como nadie, se la suda todo y vive buscando la belleza, la intensidad y la poesía en un contexto en que lo tiene todo en contra. Busca lograr cosas y sólo recibe patadas en la rabadilla. Me encanta como personaje.

—La construcción, el esplendor de la burbuja y los sueños del ladrillo están presentes en el libro y son importantes para el protagonista. Parece una salida para él.

—Sí, para él es un punto de equilibrio. Es un soporte para agarrarse a una realidad que no le gusta. Quería hablar de la construcción desde un punto de vista inocente. A Miguel le gusta la obra porque aprende a socializar. Luego están también las cosas negativas, como la precariedad y la falta de seguridad laboral. Me parecía original apostar por una novela en la que conviven la poesía y la construcción. Para Miguel la obra es la forma de buscar un asidero con la realidad. La poesía le falla, pero la construcción no, porque trabaja y le pagan. Es lo mejor que puede tener con 21 años.

—¿Por qué eligió el comienzo de los años 2000 para ambientar la historia?

—No hay nada al azar. Me interesaba mostrar que, por ejemplo, los móviles no eran como los de ahora. Los amigos se encuentran en la calle, viven en un mundo sin wifi y sin los Puntos Vuela. Muchos problemas de Miguel se hubieran solucionado con una búsqueda en Google.

—Es una época en la que todavía no ha llegado el boom tecnológico. Internet no aparece mencionado en libro. ¿Le motivaba contar cómo eran las relaciones sociales antes de las medias?

—No había YouTube ni nada. Quería reflejar el momento de cambio, y los protagonistas están en una especie de frontera, ya que en pocos años todo cambia. Ellos siguen en esa fase de inocencia, y me interesaba mostrar que la vida entonces era quedar en las plazas y en los bares.

—Me dijo cuando hablamos por Punki que el siguiente libro sería más "un nosotros que un yo". ¿Eso ha influido a la hora de elegir el narrador en tercera persona? ¿Pensó en escribirlo en primera?

—Es un narrador tramposo. Desde el primer momento en que establezco que la obra completa estará dividida en seis partes, decido que una de ellas será contada por un narrador tramposo. Y hay un nosotros, porque Miguel es el conejo metálico que coloco en una carrera de galgos para que el lector lo vea y se fije enseguida en él. Me sirve para contar cosas de los demás y dejar abiertos muchos caminos.

"MI RETO ES RESISTIR Y SEGUIR PUBLICANDO LIBROS"

—¿Cuáles son grandes temas de Poética de la Autodestrucción?

—La ingenuidad, la amistad, el trabajo en la construcción, la poesía, la belleza de relacionarse con otras personas y la solidaridad de clase. Quiero contar una visión del mundo, narrar una historia siguiendo mis propias reglas. Villa de la Fuente es un pueblo rural que podría ser cualquiera, donde hay muchas vidas que merecen ser contadas. Pensé en contar una historia sencilla sobre la amistad ambientada en 2002.

—Miguel, que reniega de su vuelo poético, termina declamando con la ayuda de un concejal.

—(Risas). Él construye desde la poesía un espacio para defenderse del daño que le hace el mundo. Llega un momento en que se da cuenta de que le irá mejor compartiéndola con los demás. Desde luego, la poesía le da fuerza y con ella le da sentido a todo lo que no funciona en su familia, en el pueblo y en las relaciones de pareja. Es una salvación.

—¿Cuál es el siguiente reto del Juarma escritor?

—Conseguir que salga otro libro. El reto es resistir, mantenerse y publicar más libros que transmitan entusiasmo, memoria, contexto y esperanza. Y que la gente tan maravillosa que me lee siga haciéndolo, porque sin los demás no somos nada.

—En Deifontes estarán orgullosos de usted.

—Están contentos. Me conformo con que si hay algún Miguel o alguna Lourdes inseguros, que vean que publicar es posible. A mí me encantaba leer, dibujar y escribir desde siempre y he publicado mi primera novela con 37 años. Todo es posible.

 El autor granadino Juarma. Foto: Cecilia Díaz.
El autor granadino Juarma. Foto: Cecilia Díaz.

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