"Pasear por la sierra con mi caballo y mi mastín era una gozada"
Recién jubilado como secretario de los ayuntamientos de Puente de Génave y Beas de Segura y asesor del de Hornos, Juan José Martínez lleva estas tierras en su alma
Dice Juan José Martínez Manzanares (Serón, Almería, 1958) que nada más jubilarse (el pasado mes de febrero) "andaba un poquito desubicado": "Parece ser que esa es la tónica general de los que me precedieron en este estado, pero luego dices '¡por qué no lo habré hecho antes!".
No lo dice de boquilla, no, pero cualquiera sabe qué hubiera pasado si le insisten un poco y le piden que se quede en su puesto de secretario de los ayuntamientos de Puente de Génave y Beas de Segura, y como asesor del de Hornos de Segura, donde ha pasado la que asegura ha sido la mejor época de su vida:
"El sabor de boca que me ha quedado es positivo, entrañable y con ese regusto que da que la mayor parte de mi vida la he vivido allí. Pero tambien ese regusto un poco agridulce, porque ya no volveré a vivir esa época nunca, ni en cantidad ni en calidad", comenta a Lacontradejaén.
Hijo de andaluces y andaluz de nacimiento, sin embargo es abrir su boca y un acento refinado lo llena todo, como escribió el gran Novalis que hacen los buenos poetas, los de verdad, cuando pueblan cualquier sitio.
Y es que este almeriense de cuna recaló en tierras manchegas al poco de nacer y claro, un acento no se pierde en cuatro días..., ni en cuarenta y tres años. Los mismos que ha pasado el protagonista de este reportaje en la Segura jiennense, que se dice pronto.
"Llegué a Puente de Génave el 23 de mayo de 1980; no me quería alejar mucho de Albacete [donde su padre trabajaba como funcionario], me gustaba Andalucía, por lo cual elegí esa sierra, que tenía mucha influencia manchega".
Sí. Llegó a su destino profesional en una época de "democracia joven", una situación que "como no podía ser de otra forma tenía su reflejo en los ayuntamientos" Una etapa "muy movida", afirma, "más convulsa políticamente" pero más "tranquila", por aquello de que "la información no corría con la fluidez y la rapidez de ahora, por las nuevas tecnologías": "A veces son desesperantes, cuando se caen los sistemas y cuestiones sujetas a plazo se ven afectadas".
Martínez apostilla: "Recuerdo con cierta nostalgia cómo se veían caballerías por la calle...". Normal en una persona cuya "fijación mental", cuyo "anhelo" (en sus propias palabras) era "tener un perro mastín y un caballo". ¡Y vaya si lo consiguió, menudo recuerdo guarda de aquellos días de trote y galope!:
"La verdad es que pasear por la sierra de Segura con esos dos animales era una gozada. El deporte me gusta también mucho, y allí posibilidades deportivas al aire libre todas, desde el pantano de Guadalmena (que frecuentaba con piragua) hasta el senderismo, bicicleta de montaña (la mía fue una de las primeras que se vieron allí), me recorrí cientos de caminos", como canta Joaquín Díaz.
Casado con una albaceteña, padre de dos hijos y abuelo de un nieto, no rompe lazos (definitivamente) con su tierra de adopción, ni por asomo, por mucho que Albacete, con su caricia de navaja indolora, haya tirado de él:
"Conservo mi casa en Puente de Génave, y quiero dejar patente que tanto allí como en Beas y Hornos, en toda la sierra, he vivido unos momentos entrañables; allí dejo muchos amigos no solo profesionalmente, he tenido la suerte siempre de estar entre corporaciones en las que jamás ha habido ningun problema". Algo habrá aportado él a esa armonía (dirá más de uno).
"Han pasado alcaldes de un signo político, de otro, y siempre lo he dicho, esté quien esté los profesionales nos debemos a nuestra ética profresional, a nuestro leal saber y entender y aconsejar la mejor norma posible. No siemrper es aceptado bien, pero en mi caso concreto ha sido así normalmente".
Lo dejaron claro los alcaldes de los municipios donde ha ejercido su tarea, que lo despidieron con abrazos, aplausos, parabienes y algo así como una paga extraordinaria a toda una vida, un hermoso plan de pensiones: un cuadro de Santiago Ydáñez; si al cariño se le pudiera poner precio, un regalo como ese lo elevaría a cantidades galácticas: "Conmigo no se han portado bien, sino lo siguiente", concluye, agradecido.
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