Carmen González, la pionera de los comedores escolares en Martos
Recién jubilada, de la boca de esta alcaudetense de cuna no salen más que buenas palabras cuando recuerda sus dieciséis años de trabajo en el CEIP Tucci
Tiene sesenta y seis años, una edad estupenda para colgar la bata y dedicarse por completo a sí misma y a los suyos; pero si no llega a ser por las circunstancias de la vida, a Carmen González Herrador (Alcaudete, 1956) le hubiera importado un pimiento la fecha que figura en su carné y hubiera seguido en el tajo, rodeada de críos, como María Montessori en sus mejores fotos:
"Me preparé para este trabajo y siempre he estado vinculada al mundo de los niños, desde hace muchísimos años. 'Los niños me dan vida", exclama.
Tres lustros y doce meses pasó en el comedor del marteño CEIP Tucci esta alcaudetense de nacimiento que llegó a la Ciudad de la Peña al abrigo de un puesto de trabajo para su marido (electricista del automóvil) y, al final, se quedó, formó su familia (cinco hijos y cuatro nietos, todos con acento de Martos) y convirtió su tierra adoptiva en escenario de su espíritu emprendedor.
Ahí está, precisamente, su carácter de pionera de los comedores escolares en el municipio que la acogió, como ella misma explica: "El del Tucci fue el primer comedor que hubo en Martos, que montamos el director y yo en aquella época".
Unos comienzos "complicados" que, a la postre, le han dejado el mejor de los sabores de boca: "Siempre ha ido bastante bien, era un puesto complicado este del comedor pero yo he quedado muy satisfecha del trabajo realizado, sin ningún accidente, sin ningún problema".
Satisfecha ella y encantadas de la vida las mamás y los papás de los peques que, a diario, utilizaban unos servicios donde Carmen se ha dejado parte de su vida y sus más entrañables recuerdos:
"He visto crecer a muchos de esos niños, que ahora vienen a verme, me cogen y me abrazan; eso de verlos ya con veintitantos años es muy satisfactorio para mó", celebra.
"De parte de toda la comunidad educativa, le quisimos mostrar nuestro agradecimiento, reconocimiento y afecto por su dedicación, esfuerzo y trabajo con tantos niños/as que a lo largo de estos años han pasado por sus manos y a los que siempre ha tratado con tanto cariño y respeto como si fueran sus hijos/as. Por todo ello y por tu calidad humana… ¡Gracias, Carmen! Disfruta de esta nueva etapa de tu vida", le expresaron desde el centro escolar su último día de trabajo en el colegio.
"Me hicieron un pequeño homenaje y me dijeron que no me podía ir sin un regalo; siempre me he llevado muy bien con los directores que han pasado por el centro, y con los maestros, que me han facilitado mucho mi trabajo", comenta. No en vano, en el "mejor sitio de la casa" luce aquella suerte de placa que, cada día, le recuerda los buenos momentos pasados en medio de tanto chavea, de tanto chiquillo.
Si será así, que lo tiene claro: "Todavía no me he hecho, pero como tengo mucha tarea y no paro... Me cuesta, la verdad es que lo estoy echando mucho de menos". Seguro que si les preguntara a los 'locos bajitos' del Tucci, dirían lo mismo de ella.
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