Una mañana tranquila
Se suspende el juicio a dos integrantes de los 'pikikis' acusados de disparar contra un familiar de los 'mallarines'
Si a la calle Arquitecto Berges se llega desde el Paseo de la Estación, a la derecha, reina la sombra, justo en el lado en el que se encuentra el Palacio de Justicia de Jaén. Una acera en la que transitan multitud de maletines y carpetas con nombres de despachos de abogados (mira, a ese le gané yo un juicio hace unos meses, dice un hombre de traje mientras apura un pitillo), por la que van los que tienen que enfrentarse a la justicia y cualquiera que quiera o tenga que pasar por allí, que cualquiera puede. Hasta las mujeres más cotillas que preguntan sin miedo a un grupo de hombres abonados al chándal y a las zapatillas de marca.
—¿Qué pasa aquí que hay tanta policía?
—¡Qué han detenido a dos terroristas!
Afortunadamente el joven que le ha contestado a la mujer miente. No es habitual que a las puertas del Palacio de Justicia se concentren casi una decena de vehículos de la Policia Nacional, si no es en la comisaría que se encuentra en la misma calle, pero no hay “terroristas”. Tampoco se da todos los días que los agentes que entran y salen de sus furgones y vigilan las inmediaciones de los juzgados estén armados con metralletas y protegidos por un chaleco antibalas. Impresiona pasar por la calle Arquitecto Berges cuando vuelve a estar ante la justicia uno de los enfrentamientos más significativos en la provincia: el de ‘pikikis' y 'mallarines’. El de dos familias que hace años se sentenciaron y que, al contrario que el joven de chándal que ha contestado a la mujer cotilla, pocas veces bromean entre ellos.
La acera contraria a la que transita el Palacio de Justicia brilla con el sol mañanero. Vigilados de frente, con el rabillo del ojo y desde los furgones por la Policía Nacional, un grupo de integrantes de los conocidos como 'pikikis' aguarda a la espera de que se celebre el juicio contra dos de sus familiares en la Sección Tercera de la Audiencia Provincial. Son al menos veinte, casi todos hombres, en chandal y con zapatillas deportivas. Hablan entre ellos, fuman, en cierto momento huele a hachís, y, de vez en cuando, intercambian unas palabras con la policía. No hay problemas, a pesar del fuerte despliegue policial, de los antecedentes y de que allí se encuentran integrantes de las dos familias, las conversaciones son de lo más cordial.
Solo rompe la calma chicha un joven que aparca su ‘Mercedes’ en un paso de peatones y que discute en la puerta de los juzgados con su mujer, como queriendo ponerle un poco de ‘salseo’ a una mañana que se antojaba movida y que se ha quedado tan calmada como los integrantes de los 'pikikis' que desayunan tranquilos en una de las cafeterías de la zona.
"NO TENEMOS PROBLEMAS CON NADIE"
—¿Perdona, sabéis algo de lo que está pasando ahí dentro hoy? Sin libreta, ni boli.
Cuando se le pregunta de qué trata esta vez el juicio, hacen como que no lo saben. "Nosotros hemos venido a ver nada más, porque hay familia nuestra". Habla uno de los pikikis mientras pide dos Coca Colas a la camarera y su compañero, su “primo”, ajusta, mira con recelo por si quien pregunta no es lo que dice ser, un periodista.
A pesar de las dudas iniciales, el primero se arranca: “Son dos primos nuestros que dicen que dispararon a uno de los ‘mallarines’, pero eso es mentira. Ya te digo yo que es mentira”. Lo dice muy seguro, y el otro asiente con la cabeza y añade: “Nosotros no tenemos problemas con nadie, si vivimos en Úbeda, nos fuimos hace años y ya está”.
Se muestran firmes en su teoría de que sus primos “de dentro”, los dos jóvenes de poco más de 30 años a los que la Fiscalía pide ocho años y medio de prisión, a uno de ellos, y nueve a otro, no han hecho nada. “Ya te digo, problemas ninguno. "Si nosotros nos relacionamos con ‘castellanos’ allí en Úbeda y no hay problemas. Ningún problema”. Ellos lo tienen claro, pero en el interior de los juzgados nada lo está, principalmente porque el juicio, en el que los dos ‘pikikis’ eran acusados de un delito intentado de homicidio, así como de tenencia ilícita de armas, se ha suspendido porque la víctima no se ha presentado. “No ha venido ese, dicen”.
Y comienzan a retirarse las multitudes, las familias, parte del despliegue policial y por allí vuelven a circular maletines y carpetas de abogados. A pesar de lo que se podía esperar, la mañana ha transcurrido plácidamente para casi todos, excepto para el joven del ‘Mercedes’, al que, por lo visto durante su ‘juicio’, además de los nueve meses de embarazo, aún le quedan días movidos. Para los ‘pikikis’ y los ’mallarines’ quién sabe.
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