El presunto autor de la muerte del sacristán admite que lo apuñaló en repetidas ocasiones
El Ministerio Fiscal pide 20 años de cárcel, la defensa argumenta que está "enajenado" y testigos confirman que vieron al arrestado "tranquilo" tras los ataques
"Salí del bar con un cuchillo para matarlo, porque me había echado de la Iglesia y quería vengarme". Así ha contestado, con la ayuda de una intérprete, el hombre, de nacionalidad rumana y nacido en 1988, acusado de la muerte del sacristán alcalaíno Francisco Zúñiga el 26 de febrero de 2021, a las puertas de Consolación, en Alcalá la Real. Su respuesta ha sido uno de los momentos reveladores del juicio que ha comenzado hoy en la Audiencia Provincial de Jaén, donde también han declarado testigos que lo han reconocido como el autor de varios ataques con arma blanca. La defensa ha puesto el acento en las capacidades mentales del arrestado y ha señalado que estaba "enajenado".
La acción que ha descrito el acusado se ubica cronológicamente en torno entre las 20:00 y las 21:00 horas, posterior a los roces que mantuvo con el sacristán, quien le pidió de forma reiterada que se pusiera la mascarilla (debido a la pandemia) cuando pedía a las puertas del templo.
Cuando el fiscal le he preguntado por el motivo de los ataques, el detenido ha contestado: "Porque me echó de la iglesia". Igualmente, ha señalado que una de las puñaladas fue en la cabeza y, cuestionado por el número de cuchilladas, ha señalado que al menos fueron cinco y de forma seguida.
"ME FUI A MI CASA A BEBER CERVEZA"
El detenido ha comentado que tras el lance que le costó la vida al sacristán se fue a su casa, donde vivía con tres personas más, "a beber cerveza" y que tiró el cuchillo a un contenedor. En sede policial, el día de los hechos, el acusado dijo que se había peleado "con unos marroquíes", relato que ha refrendado hoy consultado por el Ministerio.
La defensa ha recordado que el detenido estuvo "hospitalizado" en Rumanía por "una enfermedad crónica en la cabeza" y también ha contestado afirmativamente a la pregunta de si quería matar a Francisco José Zúñigas.
Los testimonios, que se suceden a lo largo del día, han coincidido en que aquel día el detenido llevaba una sudadera de color beige y se puso la capucha cuando se dirigió a la zona del Llanillo. "Ni parecía nervioso ni iba corriendo", han comentado. Está previsto que las declaraciones de los agentes y de los forenses se produzcan el miércoles.
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