Justicia poética (y épica) en la Sierra de Segura
Dios no conoce Marchena, la Marchena de la Sierra de Segura, no la de Sevilla. De lo contrario, no se entiende que persistiera en su labor de crear un mundo entero. ¿Para qué más? Marchena es un limbo enclavado en una de las zonas más recónditas y bellas de nuestra sierra. Allí termina el asfalto. Quizá porque allí empieza todo.
Hoy converso con Miriam Martínez, marchenera de 23 años, Graduada en Derecho, que, actualmente, trabaja como asesora jurídico-legal para el Ayuntamiento de Santiago-Pontones. Me interesa mucho su perseverancia por construir su vida aquí, en la sierra; pero, sobre todo, su vertiente combativa, su afán por recomponer la justicia y la memoria en las aldeas, cortijos y cortijadas de la Sierra de Segura que fueron expropiadas en tiempos de Franco y en los primeros años de nuestra democracia.
—Miriam, resulta contradictorio, absurdo, kafkiano: en la carretera A-317 hay un cartel de la Administración que indica Los Goldines. Me imagino a un turista despistado, tomando esa dirección para comprar un refresco o tomar un café o pedir información a algún vecino, y de bruces se topa con el abandono. ¿Qué son los Goldines? ¿Y qué fueron? ¿Y qué te gustaría que fueran?
—Los Goldines es una pequeña aldea de Santiago-Pontones de la que es originaria mi familia. No es una aldea abandonada como muchos creen, esta aldea, al igual que otras muchas de nuestra Sierra, fue objeto de un proceso de expropiación forzosa que obligó a todos los que eran sus vecinos a marcharse. Todos ellos fueron víctimas de la tiranía de una Administración déspota que solo miraba por el interés de unos pocos, entre estos vecinos se encontraban mis abuelos, Juan José y Julia, formando parte de una historia llena de injusticias. Me es difícil describir lo que es en pocas palabras porque, para mí es mucho más que un lugar; en él están mis orígenes y también la trágica historia de todos aquellos que un día se vieron obligados a marcharse. La historia de Los Goldines ha marcado, en cierta medida, mi vida y lo que soy.
Me haría inmensamente feliz (al igual que al resto de mi familia) que algún día pudiéramos volver a reconstruir la casita de mis abuelos y poder celebrar las comidas familia-res en la que siempre ha sido nuestra tierra. Si mis abuelos vivieran estoy segura de que eso también les haría muy felices.
Me haría inmensamente feliz que algún día pudiéramos volver a reconstruir la casita de mis abuelos y poder celebrar las comidas familiares en la que ha sido nuestra tierra
—La expropiación se produjo en 1979, amparándose en una ley de 1951; es decir, una ley de la dictadura, aplicada en tiempos de democracia y por una motivación que, a todas luces, se antoja insustancial, absurda, porque la aldea no se encuentra en peligro de inundación, por la cercanía de un embalse, y muy cercana a ella hay otras muchas aldeas. ¿Qué alegaron?
—Los argumentos que alegaron no creas que son mucho más lógicos. Lo que hicieron fue intentar justificar la expropiación con la Ley de Repoblación Forestal de 1951 (curiosamente del mismo año que la Ley de expropiación forzosa, ¿casualidad?), aunque lo que ocurrió posteriormente nos hace ver que estos no eran los motivos reales de la expropiación… Respondiendo a tu pregunta, te resumiré brevemente los motivos que alegaron en el expediente de expropiación de Los Goldines.
En primer lugar, que los terrenos objeto de expropiación son "enclaves perjudiciales", ¿por qué son perjudiciales? te preguntarás, pues porque según el Icona y cito textualmente “aportan considerables arrastres por encontrarse en terrenos de pendiente excesiva”. ¿Pendiente excesiva? ¿En Los Goldines? Cualquiera que haya estado allí sabrá que esto es una gran memez.
El segundo argumento podría calificarse de hipócrita, como poco, pues en la memoria se recoge que "las pequeñas cortijadas existentes están compuestas por viviendas en no muy buenas condiciones de habitabilidad, lejos de asistencia sanitaria, espiritual, educativa y privados en fin, de todos los beneficios que el progreso brinda a la sociedad moderna". Respecto a esto, estarás de acuerdo conmigo, en que cada uno ha de tener la posibilidad de elegir dónde y cómo quiere vivir, la Administración no tenía ningún de-recho a decidir sobre este asunto, además que este argumento no resulta del todo cierto, pues todas estas personas podían acceder a muchos de estos beneficios, aunque, eviden-temente, no de igual forma que en las ciudades. Es más, si tanto le preocupaba a la Administración las condiciones en que vivían estas personas ¿no hubiera sido más acertado intentar mejorar sus condiciones en vez de condenarlos al exilio? Esto es algo, como poco, indignante, más aún cuando años después de expropiar esta aldea hacen coincidir el nuevo trazado de la carretera con la misma y, para más inri, se gastan un dineral en asfaltar la entrada y en señalizarla con sus correspondientes carteles indicando Los Goldines por ambos lados de la carretera y justo al salir de la aldea con un cartel bien grande que nos indica qué dirección tomar. Pero claro, con la Administración nada es casual.
Como ves estos dos argumentos son rebatibles y no tienen fundamentación ni sentido alguno, quizás la última de las causas de expropiación sea la que arroje mayor luz al asunto: pues, por último, alegan como causa de la expropiación el "saneamiento del estado legal del monte", al respecto, reza el expediente lo siguiente: "con la desaparición de estas propiedades que siempre entorpecen el normal desenvolvimiento de los trabajos y aprovechamientos, en los montes que se ubican, pretendemos que la propiedad del Estado llegue a formar una superficie uniforme, sin ninguna interrupción". Creo que este argumento es el que deja realmente claras las intenciones de la Administración; eliminar las "interrupciones" que tenían.
—Creo que fue la última aldea expropiada de la Sierra de Segura. ¿Cuántas más sufrieron antes lo mismo?
—Efectivamente, Los Goldines fueron la última de las aldeas en ser expropiadas en nuestra Sierra, pero anteriormente entorno a 50 aldeas ya habían corrido con la misma suerte. Más de 2.000 personas fueron expulsadas de sus casas y obligadas a abandonar su tierra porque no tenían cabida en los intereses de la Administración.
Como he dicho antes, las expropiaciones intentan ampararse en la Ley de Repoblación Forestal, pero realmente lo que pretendían era preparar el terreno para la creación de un gran Coto de Caza que, casualmente, se iba a ubicar justo en la zona de la mayoría de aldeas expropiadas. Pero, como he dicho, aquí nada es casual, sino que todos los hilos estaban perfectamente atados y había un claro objetivo, aunque se encargaran de inten-tar disimularlo.
Hoy en día aun queda cierto desasosiego entre todas estas personas, pues piensa que les quitaron todo lo que tenían para cedérselo a cazadores forasteros. A muchas aldeas no llegaba ni siquiera un carril y después de ser expropiadas se hicieron accesos, por supuesto con sus respectivas barreras selladas con candado, para que los cazadores puedan acceder cómodamente a estos lugares. Esto resulta bastante disparatado, ¿no crees?
Las expropiaciones intentan ampararse en la Ley de Repoblación Forestal, pero realmente lo que pretendían era preparar el terreno para la creación de un gran coto de caza que, casualmente, se iba a ubicar justo en esa zona
—Que el Estado, al que se le presupone el deber cuidarnos y socorrernos, te des-poje de tu casa y de tu tierra con motivaciones tan peregrinas únicamente puede tildarse de dantesco. Duele lo indecible imaginarlo. Miriam, solo tienes 23 años y te has empeñado en volcar todos tus esfuerzos en deshacer esta injusticia. "Pisando fuerte", desde el pistoletazo de salida. No me digas que cuando te matriculaste en Derecho ya te rondaba la idea en la cabeza.
—Podría decirse que la historia de Los Goldines fue un factor determinante en mi elección de carrera. La verdad es que yo no quería estudiar una carrera, yo desde pequeña he querido ser militar o policía, pero mi madre siempre insistía en que previamente me sacara una carrera así que, finalmente, decidí hacer caso a mi sabia madre y continuar mis estudios, aunque me quedaba decidir qué estudiar. Un día pensando en ello recordé una conversación que tuve con mi padre en Los Goldines años atrás: debía tener como mucho 10 años, mi padre me contó la historia de cómo los echaron de allí, no recuerdo si me la había contado otras veces, pero estoy segura que hasta ese momento no fui capaz de comprenderla verdaderamente. Recuerdo que le dije: "no es justo que os echaran, ¡tenemos que hacer algo para recuperar esto", días más tarde, probablemente influenciada por una película americana de abogados que vi, cuyo nombre no recuerdo, le dije a mi padre muy ilusionada: "ya sé cómo vamos a recuperar Los Goldines! cuando sea mayor seré abogada y los recuperaremos". Recuerdo que mi padre sonrió.
Como imaginarás, al recordar esta historia ya no había lugar a dudas: tenía que estudiar Derecho. Y ahora ha llegado el momento de cumplir la promesa que le hice a mi padre, porque a mí siempre me gusta cumplir mis promesas.
—Los antiguos vecinos de esas aldeas rehicieron su vida en otras partes de España, pero me consta que no olvidan y que año tras año se producen distintos encuentros entre ellos ¿Qué respuestas estás obteniendo? ¿Se suman a la lucha?
—Así es, todas estas personas continúan unidas por un doble vínculo; por un lado el amor hacia la que aún consideran su tierra y, por otro, el resentimiento hacia todos aquellos que un día les obligaron a marcharse. He tenido la suerte de poder hablar con muchas de estas personas y asistir a algunos de estos encuentros que siguen celebrando y me entusiasma comprobar la ilusión que este movimiento provoca en estas personas. Todos ellos me apoyan y se están uniendo a mi lucha, unos ven muy difícil que se puedan recuperar todas estas aldeas, otros son más entusiastas como yo; podría decirse que estamos un grupo de "soñadores" y otro de "realistas" que nos complementamos bastante bien pues, como escuché una vez en una serie de televisión, "los soñadores necesitan a los realistas para impedirles volar demasiado cerca del sol, y los realistas… pues sin los soñadores podrían no despegar jamás". Está surgiendo una gran sinergia entre todos nosotros, no cabe duda y, entre todos, estoy segura haremos de este movimiento algo muy grande.
—Cuentas con la ayuda de Ignacio Martínez, que con la reconquista de innumerables cortijos en el Valle del Madera ha demostrado que la proeza es más que posible. ¿En qué fase se encuentra ahora el litigio? Y cuéntanos a qué administración te enfrentas ¿Junta de Andalucía, Gobierno central?
—Si bueno, cuento con todo el apoyo de Ignacio, aunque por motivos personales ya no participa activamente en esta causa, pero ha puesto a mi disposición toda su ayuda y experiencia, algo que le agradezco encarecidamente. Además, conocer Ignacio fue uno de los factores clave en el inicio de este movimiento. Por lo que mi agradecimiento hacia él es inmenso. Ahora mismo estamos preparando las diversas reclamaciones en vía administrativa, para lo cual es necesario recopilar toda la información sobre las expropiaciones (¡que no es poca!) y también medir y localizar todas las viviendas y tierras expropiadas. Esta fase no sé muy bien cuando podremos finalizarla, porque todos los días alguien más se une a esta lucha y por ende, aumenta el trabajo a realizar.
Las expropiaciones se realizaron por parte del Icona, organismo que ya no existe y cuyas competencias han asumido tantos organismos autonómicos, como organismos del Gobierno central, por tanto, siguiendo las enseñanzas de mis profesores de universidad, cuando no está claro a quién hay que demandar lo ideal es demandarlos a todos para curarnos en salud. Por lo que podría decirse que me enfrento a varias administraciones, tanto a nivel central como a nivel autonómico.
A muchas aldeas no llegaba ni siquiera un carril y después de ser expropiadas se hicieron accesos, por supuesto con sus respectivas barreras selladas con candado, para que los cazadores puedan acceder a estos lugares
—¿Eres optimista?
—¿Crees que me metería en este berenjenal si no lo fuera? (risas).
—A todo esto hay que añadirle tu trabajo de asesoramiento para el Ayuntamiento y tu labor en la recién creada Asociación de Empresarios de Santiago-Pontones. ¿Te pillo construyendo un futuro en la sierra o hay un horizonte más lejano en tu cabeza, pasado un tiempo?
—Bueno conmigo nunca se sabe, no soy de "casarme" con ningún lugar (risas). Lo que sí es cierto es que esta sierra es para mi un lugar muy especial y aunque algún día me vaya, seguramente acabaría volviendo porque, como dice el dicho popular; “la cabra siempre tira al monte” (risas). Y lo que también te puedo asegurar es que no cesaré en mi empeño porque mi tierra recupere el brillo de antaño y, esté donde esté, no abandonaré los diversos proyectos en que me hallo inmersa, cuyo propósito no es otro que el de aportar mi pequeño granito de arena para que Santiago-Pontones resurja con todo su esplendor y ocupe el lugar que le corresponde, porque aquí aún queda mucho por hacer.
—Hace unas semanas tuve ocasión de impartir un pequeño taller de escritura a los alumnos de primero de bachiller del instituto de Santiago. Me sorprendió sobremanera lo aplicados y majos que son los chavales. Me atrevo a lanzar una opinión: la suerte de un pueblo pequeño, en el que aún perdura el respeto a la figura del profesor. Me contaba Mariluz Castillo, profesora de Lengua, que lo normal es que la mayoría de ellos comiencen estudios universitarios. Pero claro, en innumerables casos, sur-ge el gran problema, que a una población tan pequeña le cuesta recoger/quedarse/disfrutar de esos frutos. Y esta suerte, que esos chavales se formen, de alguna manera se revuelve agridulce, porque acaban trabajando fuera y se acentúa la despoblación. ¿Se te ocurre algo para retorcer este sinsentido?
—El problema está en la falta de oportunidades, nuestros jóvenes se marchan a estudiar y nunca más vuelven, salvo en vacaciones, porque no ven oportunidades aquí. Así que, para parar esta «fuga de cerebros», debemos crear oportunidades en Santiago-Pontones. Supongo que tu siguiente pregunta es ¿cómo creamos estas oportunidades? (risas), una buena fórmula podría ser dar facilidades para quien quiera emprender en nuestro muni-cipio. Verás, emprender aquí no es fácil, no hay apoyos ni de la gente ni de la Administración. El dicho que "nadie es profeta en su tierra" aquí se ve reflejado perfectamente. No hay espíritu de colaboración ni sinergia entre los empresarios ni vecinos. Y si a eso le sumas la multitud de trabas burocráticas a las que debemos enfrentarnos para llevar cualquier cosa hacia delante ya ni te cuento. Así que creo que deberíamos empe-zar por ahí porque si nos quedamos sin hacer nada la cosa solo puede ir a peor.
—Sigamos arreglando el mundo. Se lo comentaba a Rocío y José Lara: en el Almorchón anda el genio de la lámpara. ¿Qué tres deseos para Santiago-Pontones le pedirás, cuando te tropieces con él?
—El primero, al igual que José, que los de Canal Sur aprendieran de una vez a ubicar nuestro pueblo en la Sierra de Segura y dejaran de decir que pertenecemos a Ca-zorla (risas), aunque esto lo doy por imposible, así que mejor no malgastar el deseo. Mejor cambio mis tres deseos por uno solo. Si me encontrara con ese genio le pediría que Santiago-Pontones recuperara la ilusión. Verás Andrés, creo que el problema prin-cipal de nuestro pueblo es que no hay ilusión y sin ilusión no hay ganas de luchar por esto, de seguir construyendo un futuro para nuestro pueblo y de poner todo nuestro empeño en despertar al gigante. Sin ilusión solo hay oscuridad. Y, desgraciadamente, en la actualidad hay demasiada oscuridad en nuestro pueblo. Basta con echar un vistazo para ver que el ambiente es desolador; cada día, al menos, una de las personas que hablan conmigo lo hacen para quejarse y ¡ojo! no creo que sea malo quejarse o decir las cosas que van mal, lo que sí es malo es quedarse solo con la queja sin hacer absolutamente nada para revertir la situación. Todo esto es fruto de la desesperanza, los habitantes de Santiago-Pontones han perdido la ilusión y las ganas de luchar por esto, se han acomodado en la queja y se han resignado a que nuestro pueblo perezca. Lo que también puede ser una de las causas de que la mayoría de gente joven se vaya fuera.
Solo unos pocos se salvan de esta "epidemia" que asola nuestro pueblo, buen ejemplo de ello son los hermanos Lara, ellos siguen luchando por esto porque aún tienen ilusión y siguen creyendo en Santiago-Pontones. Así que, si el genio me concediera este deseo, si me concediera que los habitantes de Santiago-Pontones recuperaran la ilusión, si fuera así, me sobrarían los otros dos.
—Esa actitud, sin embargo, no la percibo de manera tan acusada en los pontoneros; ellos, sin desechar la ganadería, han optado por volcar buena parte de sus esfuer-zos en el turismo. Fíjate, a veces, creo que existe una barrera invisible que impide que la gente, que viene a visitarnos, se adentre más allá de Fuente Segura, que sean muy pocos los que lleguen a Santiago de la Espada y a su vega. ¿No te parece?
—Yo más bien creo que lo que pasa es que los pontoneros no han perdido la ilusión, ellos trabajan duro, se renuevan y se adaptan a los nuevos tiempos, algo que no ha ocurrido ni en Santiago de la Espada ni en su vega, aquí se respira un ambiente de pesimismo, de derrota, mientras que en Pontones es todo lo contrario; se han dado cuenta de que hay nuevas oportunidades y están sabiendo aprovechar-las. En Pontones hay ilusión y ganas, algo de lo que Santiago y su vega escasean. Los tiempos cambian y si nosotros no nos adaptamos y cambiamos también nos quedaremos atrás; en Pontones han entendido esto, en Santiago aún no. Sin duda la gente de Pontones está hecha de otra pasta, y que conste que no tiene nada que ver con que yo sea medio pontonera… (risas).
—Por último, Miriam, sé que la Asociación de Empresarios andáis ultimando los preparativos de la I Feria de La Trashumancia. Cuéntanos cuándo se celebra, en qué va a consistir y qué objetivos perseguís con esta nueva iniciativa.
—Así es Andrés, para el primer fin de semana de junio tenemos prevista la celebración de esta feria, con la que pretendemos poner en valor el oficio de pastor y la práctica de manejo de ganado trashumante, tan arraigados en nuestro pueblo. Es una forma de poner en valor nuestro patrimonio cultural y, a la vez, que el visi-tante conozca nuestras tradiciones, costumbres y nuestra gastronomía. Por supuesto, el producto estrella de nuestra feria será el cordero de Santiago-Pontones, el cual se encuentra certificado con la IGP de Cordero Segureño y, además, cuenta con el valor añadido que le aporta la practica trashumante que hace que su carne sea aún más exquisita y se diferencie del resto de corderos segureños.
Desde la Unión de Empresarios estamos organizando este evento con mucha ilu-sión y esperamos que tenga buena aceptación, sirva para contagiar nuestra ilusión al resto de la gente por la zona de Santiago y contribuya a revertir la situación en la que se encuentra en la actualidad. Nuestra Asociación nació con el firme propósito de recuperar el esplendor de Santiago-Pontones y no cesará en su empeño. Este evento es solo el inicio de lo que, espero sea, una nueva era en nuestro pueblo.
Además, tendremos la suerte de contar con la presencia de Ezequiel Martínez y Paco Casero en nuestra feria, a quienes agradezco enormemente su colaboración. De hecho Andrés, la mayoría de gente, al invitarla a venir a nuestro pueblo, se que-ja de lo lejos que está y ellos todo lo contrario, desde el primer momento en que los contactamos han estado a nuestra disposición y encantados con la idea de visitar nuestro pueblo en este evento. Sin duda, su presencia, será un gran hito en esta Feria de la Trashumancia.
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