Kilómetros de devoción
Benito Cachinero Lucena hace el camino andando desde Málaga hasta el Santuario de la Virgen de la Cabeza para rendirle pleitesía
"Si eres devota de la Virgen de la Cabeza sabrás que nada duele por ella". Acaba de ducharse e intenta descansar en una habitación de hotel en Iznajar (Córdoba). Nos atiende a pesar del cansancio, de que ayer fue un día de 'bajón' y de los efectos del calor que pasan factura. Pero la sonrisa no se la quita nadie. Flori, su mujer, le ha dicho que no está enfadada. Eso le ha alegrado el día a este romero peregrino que hace el camino desde Málaga hasta el Santuario de la Virgen de la Cabeza andando. 162 kilómetros en línea recta, 244,3 en coche y más de 250 a pie. Todo para rendirle pleitesía. Porque los devotos de la Reina de Sierra Morena saben que por ella no duele nada.
Benito Cachinero Lucena nació en Bailén. Su padre es de Andújar y a los tres años se marchó con sus padres a Málaga como otros tantos inmigrantes que tuvieron que abandonar la provincia en busca de un futuro mejor.
Este es el cuarto año que realiza la peregrinación. No han sido consecutivos. Las tres veces anteriores Flori García, su mujer, le ha acompañado. Su primera experiencia fue hace unos siete años, después de tener un problema de salud. Hoy, este peregrinar es una muestra de fe. Y lo hace siempre en agosto, coincidiendo con la Aparición, porque en Romería nunca le es posible.
En este viaje, unos problemas en la rodilla han impedido que su esposa haga el camino a su lado. Además, la aventura no empezó nada bien. Comenzó el día 1 y un joven de la Hermandad de Málaga, a la que pertenece, le acompañaba.
—En la primera etapa se rompió.
Era difícil. Cerca de 50 kilómetros muy empinados. Se quedó solo, pero Benito decidió seguir, aunque fuera sin compañía. Hoy, cuatro días después, se siente más arropado que nunca y con la alegría de que su mujer no está enfadada.
Mientras charla con Lacontradejaén y recupera fuerzas, el devoto de La Morenita bromea con el hecho de que en la hermandad malagueña "están muy locos".
—Un compañero lleva subiendo al Santuario andando 30 años consecutivos. Ayer —por el martes— vino con su mujer para traerme bebida y comida. Estaba cerca de Villanueva de la Tapia (Málaga). Esta mañana, otro loco, Antonio, me ha traído el desayuno a las cinco de la mañana.
UNA MOTIVACIÓN CON RAÍZ EN CASTILLO DE LOCUBÍN
¿Quién le motivó? Se puede decir que fue un miembro de la hermandad, José Castillo Jaén, natural de Castillo de Locubín. El año que Málaga presidió las Glorias, Benito conoció la hermandad en el Santuario. José era compañero de trabajo de un hermano de su mujer. Iba todos los años andando a la Romería. Él le animó a materializar un deseo que Benito tenía en mente desde hacía tiempo.
La aventura de este año es un tanto especial. Ha tenido que modificar horarios a causa del fuerte calor. En su peregrinar está viendo los efectos de un año sin lluvias. "Una pena pasar por el puente de Iznajar y ver la sequía". Para evitar golpes de calor ha adelantado las salidas de las etapas. Hoy le toca una de 30 kilómetros hasta Priego de Córdoba.
—Llevo los pies fatal.
Esta vez también ha cambiado la ruta y atrás ha dejado la tienda de campaña. El primer año fue por Rute, pero el camino era demasiado empinado. Ahora, peregrina por Córdoba hacia Luque y entrará a Jaén por Arjonilla. Después de cada etapa para en un hotel, donde recupera las fuerzas. El martes de la semana que viene tiene previsto estar, a las cuatro de la madrugada, en el cuadro de la Virgen, en Andújar, en la esquina de la calle Calancha con Jesús María. Sería la última etapa antes de reencontrarse con Ella. Después, se marchará rápidamente a Málaga donde lo preparará todo para, la madrugada del 11 al 12 de agosto, volverse a rendir a los pies del cerro con motivo de la Aparición.
Cuando culmine su aventura habrá contribuido, un año más, a engrandecer la devoción hacia la Virgen de la Cabeza no solo en Andújar, sino en Málaga, donde se le profesa una gran fe.
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