El Cervantes, medio siglo siendo la voz de la conciencia de Jaén
En 2025 se cumplen cincuenta años de la demolición del gran teatro de la ciudad, una pérdida que todavía azota la memoria sentimental de la gente de Jaén
Si los teatros tuvieran voz, el desaparecido Cervantes de Jaén recitaría estos versos plañideros día tras día desde hace ahora cincuenta años: los mismos que se cumplen, en 2025, de su muerte, o de su asesinato, mejor dicho.
"En mi escenario imposible,
el eco de la alegría
aplaude en pie todavía
con una mano invisible.
Cayó el telón más terrible,
cúpula y palcos cayeron.
¡Qué pocos me defendieron,
Jaén, de tu indiferencia!
Soy la voz de tu conciencia
desde que me demolieron.
Sí, medio siglo sin uno de los más imponentes espacios escénicos de los que haya podido disfrutar la capital del Santo Reino, sin que hasta estas alturas nadie haya asumido aún aquella puñalada urbanística que dejó a los jaeneros sin un escenario que en cuestión de casi siete décadas (lo que duró en pie) se ganó a pulso el adjetivo de histórico.
Inaugurado en 1907, por él pasaron las grandes figuras del teatro y la música de su tiempo, acogió los fastos locales que en forma de juegos florales amenizó a la sociedad de aquí hasta mediado el XX y arropó momentos entrañables (el estreno de su himno, por ejemplo) de una ciudad que, en cuanto pudo, lo quitó de en medio sin que prácticamente nadie le echara un cable (convendría repasar la lista de nombres propios —algunos de ellos vivos aún— antes de proponer distinciones más que discutibles).
Se fue por el sumidero del desprecio, esa es la cuestión, y dejó una suerte de eterna lamentación entre los jaenitas que, por más acostumbrados que estén a ver cómo se les despoja de su patrimonio histórico artístico a lo largo de las centurias, nunca se han repuesto del golpe.
Recuperado el Darymelia y con el Infanta Leonor en plena actividad, lejos de un exceso de teatros el Cervantes hubiera sido, actualmente, esa joya secular que le falta a la Carrera, una calle Bernabé Soriano que por más luces que le pongan, no se alivia el luto del Cervantes.
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