Cerrar Buscador

Un frontón que rebota recuerdos en el Seminario

Por Javier Cano - Octubre 06, 2024
Compartir en X @JavierC91311858
Un frontón que rebota recuerdos en el Seminario
El frontón del parque del Seminario, actualmente. Foto: Javier Cano.

El parque de la capital envuelve unas instalaciones deportivas que cumplen siete décadas y en las que han jugado varias generaciones

Frontones tiene Jaén capital a espuertas: los de la Catedral, el Camarín, las Bernardas, la Merced, Santo Domingo, San Bartolomé... Los hay renacentistas, barrocos, neoclásicos, curvos o triangulares, como el del Seminario, por ejemplo.

Un espacio este que puede presumir no de uno, sino de dos: el de la portada herreriana de su acceso principal (que abre a la calle Juan Montilla) y el otro, el frontón que durante décadas (las siete que lleva en pie) ha visto jugar entre sus hoy desconchados frontis, pared lateral y rebote a varias generaciones de jaeneros.

Algunos de ellos, cuando estudiaban en sus aulas para convertirse en sacerdotes tras años de estudio y otros, los que no le temían a sus tapias (hoy rejas de parque) a la hora de saltarlas para dejarse las manos en la entrañable cancha. 

Infructuosa la búsqueda de documentación al respecto en el propio archivo del edificio y en el Palacio Episcopal, sí es posible apuntar que fue construido a comienzos de los años 50 del pasado siglo XX por los conocidos hermanos Cárdenas; tan reputados en su oficio, que el mismísimo arquitecto Luis Berges Roldán no ahorra elogios hacia ellos, en palabras a este periódico: "Eran extraordinarios, unos grandes profesionales".

Nada tuvo que ver Berges con el frontón, pero sabe de lo que habla, si se tiene en cuenta que con los Cárdenas convirtió en realidad más de uno de los proyectos arquitectónicos que prestigian su trayectoria .

Volviendo al frontón, cabe resaltar que compartió su destino de eclesiástico solaz con quienes no dudaban a la hora de sudar un rato en medio de aquel oasis de paz roto por los rebotes: "¡Hasta el gobernador civil Felipe Arche iba allí a jugar", recuerda el canónigo Alfonso Medina Crespo, a la sazón seminarista; o con cuantos, en los 70 y los 80, encontraban el mejor de los campos de peloteo a cuatro pasos de la todavía por entonces superviviente Senda de los huertos.

La creación de nuevos marcos de ocio en la ciudad fue condenando al desuso el frontón, que sin embargo evitó la piqueta en 1998, cuando el flamante parque del Seminario abrió sus puertas. 

Necesitado de una buena mano de pintura pero sustentado en muros de sillarejo a prueba del paso del tiempo, ahí sigue, poblado por las huellas ya invisibles de tanta juventud de aquí como lo pobló de sentido.

 Sillarejo que sustenta el frontón. Foto: Javier Cano.
Sillarejo que sustenta el frontón. Foto: Javier Cano.

He visto un error

Únete a nuestro boletín

COMENTARIOS


COMENTA CON FACEBOOK