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Cuatrocientos veinte años ennobleciendo la plaza 'del Mercado'

Por Javier Cano - Octubre 19, 2025
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Cuatrocientos veinte años ennobleciendo la plaza 'del Mercado'
Fachada del palacio de los Vilches. Foto: Wikipedia.

Casona hidalga, hotel o sede bancaria, el palacio de los Vilches es esa suerte de 'puerta de Alcalá' jaenera que 'ahí está, viendo pasar el tiempo'

La alhóndiga, el pósito, el cuartel de San Rafael, el patio de comedias, la posada del León, el parador Nuevo... Todo eso lo vieron caer los ojos de piedra del palacio de los Vilches, que desde 1605 (en ese año fechó su conclusión el insigne Enrique Toral) ennoblece la antigua plaza del Mercado, luego y hoy del deán Mazas, en la capital de la provincia. 

Ahí está, viendo pasar el tiempo, como la Puerta de Alcalá en la canción de Ana y Víctor, hermosísimo en su prestancia y superviviente a mil y un usos, desde el doméstico al hostelero y, desde 1986, también al financiero, sede como es de una entidad bancaria sucesora de la que, aquel año, se hizo con la propiedad de este impresionante predio. 

Fue su promotor (del palacio, no del banco) don Cristóbal de Vilches y Coello, hijo de un caballero veinticuatro de aquí y emparentado con las familias jaeneras de más rancio abolengo (su nuera da nombre, por ejemplo, a la calle Magdalena del Prado, junto a los Jardinillos, y una nieta perteneció al linaje de los Talavera, la actual calle Bernardo López).

Con ellos emparentaron, igualmente, los Moya, una de cuyas más ilustres mujeres, doña María Leonarda de Moya Godoy Cerón y Guzmán, fue devotísima de la patrona de Jaén; de ahí que hasta no hace demasiadas décadas, en uno de los óvalos exteriores del palacio campease una pintura de la Virgen de la Capilla. 

Heredado el palacio, andando el tiempo, por la casa condal de Corbull, cuando la Caja Postal se hizo con el edificio todavía era propiedad de los Contreras Sanmartín.

ITÁLICAS MANERAS

Desde esos icónicos soportales en los que de toda la vida se vendieron cestas, sostenidos por columnas dóricas, hasta los medallones con relieves que pueblan la mirada de quien se detiene a contemplar este maravilloso caserón, todo rezuma aromas itálicos. 

Todo..., o casi todo, porque la galería superior y sus diecisiete arcos derrochan perfume a casa jaenera, de esas de las que ya quedan pocos, poquísimos ejemplos. 

Muchas canas habría que peinar para evocar el perfume a café del Suizo o el trajín de la Fonda Francesa, y algunas menos recordando ese Hotel Nacional donde tantas bodas se celebraron o en el que pernoctaron ilustres visitantes de a la ciudad, por placer o por trabajo, hasta su cierre en el año 80.

Afortunadamente incardinado en la cotidianidad de los jiennenses, el palacio de los Vilches es uno de esos (por aquí) escasos ejemplos de valiosísima arquitectura reaprovechada. Cabalmente reaprovechada. 

 El palacio, con el rótulo que lo identificó como establecimiento hotelero. Foto: IEG.
El palacio, con el rótulo que lo identificó como establecimiento hotelero. Foto: IEG.

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