LOS 'MEDICI' DEL ARTE CONTEMPORÁNEO EN BAEZA
Juan Cruz y María Luisa Puyoles se unieron en Barcelona a comienzos de los 80. Cuatro décadas después siguen de la mano y, a falta de retratos de los hijos que no tuvieron, han llenado las paredes de su hogar baezano de arte hasta formar una colección monumental, que quieren convertir en museo y fundación
"No somos multimillonarios ni muchísimo menos, no hace falta. Empiezas comprando una obra, otro día otra, igual que el que colecciona cualquier otra cosa, solo que nosotros coleccionamos lo que nos gusta, no como inversión sino por disfrutarlo. El que se gasta mucho dinero en arte es porque lo quiere como inversión, en lugar de tenerlo en olivas... Nosotros lo compramos para disfrutarlo. Vas comprando a gente que va saliendo nueva, que en principio tiene precios bastante asequibles; cuando ya tienes una pequeña colección, para darle más contenido intentas comprar alguna obra más significativa (Juan Pons, Guinovar, Antonio Saura...); vas incorporando cosas más importantes".
En estas apenas siete líneas se condensa la filosofía coleccionista de los Cruz Puyoles, unos auténticos 'Médici' del arte contemporáneo en Baeza cuyas vidas se unieron en la capital catalana hace cuarenta años y, a la par que en aniversarios, ha ido creciendo en una impresionante colección de esta disciplina creativa tan amada por unos como vilipendiada por otros. Para gustos... ya se sabe.
Sin hijos a los que dedicar sus nada monumentales nóminas de empleados de una conocida cadena comercial española, las paredes de su hermosa casa en plena Judería baezana se han ido llenando de obras de arte hasta conformar un catálogo de promesas, realidades y genios de este movimiento con un único objetivo: disfrutarlo en vida y, luego, "que lo disfrute Baeza": "Nuestra idea es crear un museo y una fundación", aclara Juan Cruz Cruz. Lo que hicieron los Médici en Florencia con la vanguardia de su tiempo, pero extrapolado al siglo XXI, vamos.
En plenas negociaciones con diferentes administraciones con vistas a hacer realidad su mecénico sueño, el matrimonio pasa sus días en un auténtico paraíso artístico donde los ojos se topan lo mismo con un Manuel Ángeles Ortiz que con un Eduardo Arroyo o un Agustín Ibarrola, con Ouka Lele o Santiago Ydáñez...
"Tenemos piezas de grandes autores, de artistas universales y de gente que promete mucho, y una colección de artistas cercanos, de Jaén y del resto de Andalucía, como Miguel Ángel Tornero, Miki Leal, Juan Francisco Casas, el propio Ydáñez... Gente que ya está consagrada, para que la provincia esté también representada en la colección; creo que tenemos a los mejores de Jaén", celebra Cruz. Más de doscientas obras (y una envidiable biblioteca) que, desde el secreto doméstico de dos hermosas casas unidas para un mismo fin, suman otro hito al ya de por sí riquísimo patrimonio baezano.
"Disfrutamos esto de vivir rodeados de arte igual que al principio; de vez en cuando te das una vuelta, o estamos en la biblioteca leyendo o escuchando música, y lo disfrutamos; subes, lo miras, si viene alguien le explicas quién es cada pintor... ¡Porque la gente no conoce a la mayoría de los artistas que tengo, incluso ni a los de aquí!, y eso, dárselos a conocer, te da sastisfacción. Para mí, eso es lo mejor", explica.
'POR EL AMOR, AL ARTE'
Recorrer las estancias de esta casa procura eso que Oscar Wilde entendía que era lo menos importante, pero lo más inevitable: la curiosidad. Sí, nada más cruzar la puerta de este hogar baezano la mirada se topa con los primeros ejemplos de lo que le espera, el resumen de todo un museo a modo de vestíbulo. "¡Esta gente debe de tener mucho dinero!", un pensamiento tan indiscreto como inevitable que Juan Cruz desbarata en un pispás:
"Me he dedicado al comercio toda la vida. Empecé trabajando aquí en Baeza, en Parrilla Modas, y de aquí me contrató El Corte Inglés. He estado en Barcelona siempre, y allí he trabajado en muchas cosas, pero lo mío siempre ha sido estar en contacto con la venta; lo que pasa es que, al ser una empresa grande, haces de todo. Como yo empecé a estudiar Derecho en Barcelona y terminé dieciséis asignaturas de la carrera, estuve colaborando en el área de Personal y en cursos de formacion. Luego pasé a tienda, que es lo mío, hasta que me prejubilé en 2008".
Vamos, que cualquier coincidencia con los Médici es puro azar, está claro. Y por la línea femenina, ídem de ídem, porque la zaragozana María Luisa Puyoles Gómez tampoco procede, precisamente, del mundo artístico ni ataba los perros con longaniza: "Fue una de las empleadas pioneras de El Corte Inglés en Barcelona, cuando ella entró no había más de trescientas o cuatrocientas personas en la plantilla, por el año 1962", recuerda Cruz.
La cadena de las bolsas blanquiverdes fue el 'romántico' escenario que los unió, en 1979, durante "unos cursos de formación" y, en el año del Mundial de Naranjito (1982, claro), se dieron un sí quiero que más allá de en la salud y en la enfermedad, en la pobreza y en la riqueza, los unió en también en el coleccionismo.
LOS COMIENZOS DE UNA GRAN COLECCIÓN
Nada que ver con los inicios de Solomon R. Guggenheim o de los Thyssen, forrados hasta el infinito y más allá, que diría Buzz Lightyear. No, la historia de los Cruz Puyoles y su apego por la adquisición de obras de arte contemporáneo comienza de una forma mucho más de andar por casa, nunca mejor dicho.
"Compramos un ático muy grande en la Travesera de Les Corts, muy cerca de donde secuestraron a Quini [el famoso futbolista del FC Barcelona, raptado en 1981]. Por allí se hacían exposiciones de bodegones, de marinas, de cosas de esas, así que compramos alguna obra para decorar el piso; ese es el inicio de la colección", según el baezano.
Cruz, que antes que cocinero había sido fraile, o lo que es lo mismo, que estudió música y destila amor al arte por los cuatro costados, se confiesa un hombre "sensible hacia la cultura": "He leído muchísimo desde que era un crío, muchas veces me quedaba hasta las tres de la mañana leyendo. Todo eso te hace que empieces a decorar, y empezamos también a conocer a gente de allí que no estaba solo ya en el tema figurativo o la decoración, que fue la que nos hizo en el arte contemporáneo".
Mucha 'culpa' de esa incipiente afición que terminó por conquistarlos completamente la tuvo el escultor gallego Manel Álvarez, que en palabras del coleccionista los inició en esta práctica: "Era muy amigo de un íntimo amigo nuestro, íbamos a las exposiciones y conocimos a otros compañeros suyos, de su generación, que eran también de la de Cesáreo Rodríguez-Aguilera y a los que este apoyaba" [se refiere al jurista y amigo de Rafael Zabaleta, del que era paisano, prestigioso crítico de arte en la Barcelona de los 80].
"María Luisa y yo empezamos a conocer a todos estos y son los que nos introducen en el coleccionismo, como hizo Cesáreo con Laporta, con Toni Baró y toda esta gente", evoca. ¿El primer cuadro? "Fue un retrato en el 75, todavía estaba yo soltero, obra a carboncillo de un italiano; lo tengo en mi casa de Barcelona", rememora.
ENAMORADOS DEL ARTE CONTEMPORÁNEO
Consciente de que en los gustos nadie manda, el 50 por ciento de la pareja revela la predilección de ambos por la creación contemporánea sobre otras manifestaciones.
Y es que, para Cruz, lo que la mexicana Avelina Lésper califica de "farsa" en su célebre El fraude del arte contemporáneo y una legión de seguidores secunda, no es más que "fruto del desconocimiento":
"Para mí, más que nada, el arte o el tipo de arte que sea te tiene que gustar; si te gusta el arte da lo mismo el que sea. Vas a una exposición o a un museo, o a la feria ARCO, ves algo y dices: ¡esto es distinto. Si tienes esa inquietud... Si no, no puedes llegar nunca a comprar ni a saborear o entender un poco ese arte. Además, es muy difícil entender de arte contemporáneo".
Palabras sencillas con las que ni el mismísimo Enrico Crispolti lo hubiese sentenciado mejor.
EL SUEÑO DE LEGAR UN MUSEO A SU TIERRA NATAL
El vínculo de Cruz con la ciudad machadiana nunca se rompió. No en vano, y como explica el propio mecenas jiennense, su madre vivió en el municipio de La Loma y era frecuente que 'bajaran' al mar de olivos, mucho más cuando el matrimonio abandonó la vida laboral activa y se entregó en cuerpo y alma a su vocación.
Corría 2009, en plena crisis, cuando adquirieron una casa de principios del XVII en plena Judería baezana, en la que en otros tiempos "vivió un arcipreste", y empezaron a darle forma a su sueño: un museo de arte contemporáneo que, a través de una fundación, redunde en acrecentar los atractivos de Baeza: "En Barcelona teníamos dos pisos, vendimos uno y con ese dinero compramos esta casa".
Seis años después, en 2015, se hicieron con otra vivienda aledaña, la adaptaron y acondicionaron a la colección y 'vualà': completaron el escenario de su objetivo.
"El solar tiene cerca de quinientos metros; hemos hecho una sala grande de ciento sesenta metros cuadrados, otras dos salas más y una biblioteca", describe. Bueno, dicho así más de uno se imagina un mueble con libros, pero no, qué va:
"A la vez que formábamos la colección, hemos hecho una biblioteca para aprender, tenemos bibliografía materialmente de todos los pintores, y catálogos de todos los artistas que tengo, eso es importantísimo. Voy incorporando nuevas cosas, cuando voy a Barcelona me 'bajo', libros, sobre todo de arte. Ahora estoy metiendo también mucho de poesía. De arte tengo todo, desde el Románico hasta los actuales", manifiesta, satisfecho.
A ello se suma un patio "completamente cuadrado" en el que anhelan ver a pequeños estudiantes dibujando sin complejos, celebrar actividades culturales o, simplemente, a visitantes encantados de la vida haciéndose fotos de grupo tras conocer la colección (eso significará no solo que han cumplido su gran deseo de abrir un nuevo espacio museístico en la ciudad, sino también que el coronavirus es historia: '¡casi nada!).
Miró, Carmen Calvo, Jordi Colomer, Cornelia Parker, Plensa, Antonio Tapias, Jymi Millan, Mario Pascualoto, Mira, Jordi Sabat, M. Rodriguez Acosta, Zus-Ebru, Hernández Pijuán, Mario Soria, Imanol Marrodán, Beneyto, Luis Gordillo, Pepo Hernando, Peter Greenaway, Jordi Alcaraz, Fernando Prats, Oriol Viapuig, Chema Madoz, Juan F. Casas, Rafols Casamada, M. Ángel Campano, Vanesa Pey, Vives Fierro, Gimeno Arasa, Cruañas, Miguel Capel, Sebastia Ramis, Claramunt, Opiso, Sucre, Zafrilla, Luis Amer, Miquel Carbonel, Eustaquio Segrelles, Dalver, Jordi Curos, Philipe Weisbecker, Pascual Casaubon, Alfonso Costa, J. M. Gerrero Medina, Joan Cruspinera, Jorge Pombo o Pere Noguera, Scheroff... en óleos, grabados, esculturas y fotografías.
"Queremos que, además de todo esto, lo que tenemos todavía en Barcelona también venga a Baeza, todo iría a la fundación, todo lo que tenemos... cuando ya faltáramos los dos". Cuando puedan decir, con machadiana lejanía: "Soñaré contigo / cuando no te vea".
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COMENTARIOS
Ángela Navarro Octubre 24, 2020
Un lujo para Baeza contar con éstas personas tan enamoradas del arte y aficionadas al coleccionismo, un gran patrimonio cultural con el que contará Baeza. Mis felicitaciones a Juan Cruz y María Luisa puyoles por engrandecer aún más esa joya de ciudad, deseando poder visitar y disfrutar de la colección
responderLuis Lumbreras Octubre 24, 2020
Qué lujazo contar con gente así en la provincia y con una colección tan formidable. Qué ganas de que se lleve a cabo esa Fundación-museo!
responderPedro Manuel Molina Peña Octubre 25, 2020
Enhorabuena a los dos por vuestra ilusión y empeño en el arte !!!!!... soy artista y de Jaén y también colecciono , de una manera sencilla e intercambiando obra....Saludos desde Marbella.
responderJuan Miguel Rodríguez Octubre 26, 2020
Es una fantástica idea , otros muchos deberían de tomar ejemplo
responderJose Manuel Diciembre 28, 2020
Interesantisimo.Soy un apasionado del arte del siglo XX y estoy iniciando una colección.?Podrian ponerme en contacto con ellos y poder visitar la casa?
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