JOSÉ LUIS BUENDÍA O LA ORFANDAD DEL 'PARAÍSO'
Setenta y cinco años hubiese cumplido, en 2022, quien es para muchos una figura imprescindible de la cultura provincial del último cuarto del siglo XX y el primero del XXI. Tres años después de su pérdida, familiares, amigos y compañeros recuerdan a este humanista enamorado de Jaén, creador de la poética marca que define la provincia
Dios creó el paraíso terrenal, o eso asegura la Biblia en su libro del Génesis, pero el paraíso interior (ese poético título) se lo cuajó José Luis Buendía López (Jaén, 1947-2019) en su magín de eterno palio encanecido (como el techo del que estrenó la pasada Semana Santa la Virgen de la Victoria de la Cofradía del Resucitado). Y eso también lo certifican los papeles.
Aunque solo fuera por eso, por la trascendencia universal que ha tomado dicha marca provincial, este recordado profesor universitario, escritor, conferenciante, articulista, pregonero, taurino, flamencólogo y experto en cine merece mantener su recuerdo intacto en la memoria sentimental de aquí pero es que, además, en 2022 hubiera cumplido setenta y cinco años de existencia si una muerte doble no se le hubiese cruzado en su camino apenas superada la setentena.
Una efeméride, un cumpleaños que, hoy, Lacontradejaén quiere resaltar de la mano de familiares, amigos y compañeros del protagonista de este reportaje que, entre otros muchos aspectos, coinciden en que uno de los mejores regalos que podría hacerle su tierra sería rotular una calle con su nombre. Aviso para navegantes.
ENAMORADO DE JAÉN
Licenciado en Filología Románica y doctor en Literatura Española, profesor titular de la Universidad de Jaén e invitado en las de Besançon y Perpignan (Francia) y en los cursos de verano de las de Córdoba, Baeza y la Complutense.
Autor de libros como Escritos taurinos, El romanticismo andaluz en su vertiente popular, Extravíos o el póstumo ¿Qué nos importa si nos ven los pajarillos?, así como de innumerables artículos en prensa y revistas especializadas, estudió también Periodismo, y Cine en la antigua Escuela de Granada.
Fundador y codirector de la revista cultural Senda de los Huertos, redactor jefe de la publicación flamenca Candil, directivo del Foro Jaén de Opinión y Debate, cofrade de La Buena Mesa y de distintas hermandades de Pasión de la capital, fue distinguido con premios como el Ciudad de Úbeda y el García Requena (periodismo), el Torifinsa de investigación taurina, Letras de saetas (Cadena SER), La Floresta de relato en Torredelcampo...
Todo eso y mucho más, pero nunca tanto como para borrar de su voz ese acento de Jaén, Jaén que derrochaba con elegancia de 'andalú' oriental, castizo y delicado a un tiempo, arraigado y cosmopolita. "¡Que se te escuche hasta en el hipo!, el acento es tu tesoro", recomienda y suscribe Lola Flores, en un anuncio de TV, más de veinticinco años después de callarse para siempre. Pues eso.
Y esposo, padre y abuelo entregado, como lo evoca uno de sus dos hijos, Rafael Buendía Luque: "Tengo de él el mejor de los recuerdos, era un padre cariñoso, siempre llevándonos y trayéndonos de viajes, y eso que la gran actividad que tenía le impedía hacer todo lo que quería con nosotros; era genial", sentencia, y rememora uno de esos momentos inolvidables en familia:
"La ilusión que le hizo ser rey mago, eso lo recordaba con mucho cariño, lo bien que se lo pasó y la cara que pusimos nosotros cuando llegó a casa vestido de Baltasar".
Con dos nietos bajo su baba, no lo dudó a la hora de tirar de la palabra (su herramienta cotidiana de trabajo) para convertirlos en protagonistas de poemas y relatos. Lo que se dice un yayo entrañable, que se empeñó en contagiar de jaenerismo a su prole:
"Él procuró que amásemos todo lo de Jaén, lo que no llegó a pegarnos del todo fue el flamenco; pero tanto él como mi madre (Teresa Luque Moreno, ubetense nacida y fallecida en los mismos años que su marido) nos llevaban a todo, a las procesiones, a cualquier acto que tuviera que ver con la cultura y la vida de Jaén".
Ahí estaba, con su primer nieto recién nacido, en el Camarín, cumpliendo la vieja tradición de presentar al nuevo giennense a El Abuelo: "Siempre con las cosas de Jaén", destaca Rafael Buendía.
TESTIMONIOS DE ADMIRACIÓN
Tan costumbrista como universal (rasgos compartidos con el protagonista de estas páginas digitales), Gautier creía que amar es admirar con el corazón y que admirar es amar con la mente.
Ambas posibilidades, la sentimental y la cerebral, concurren en quienes, hoy, quieren aprovechar este reportaje para mostrar públicamente (en algunos casos por enésima vez) su aprecio y respeto por el humanista desaparecido.
Desde algunos de los muchos campos en los que se movió con soltura, amigos, periodistas, profesores y escritores renuevan desde Lacontradejaén su compromiso con la memoria de José Luis Buendía.
"La ausencia de su inseparable Teresa lo había dejado perturbado. Ni su activismo cultural por la marca de la que fue precursor, Jaén, paraíso interior’, pudo llenarle aquel vacío. Quedó muy afectado", lo evoca Alfonso Ibáñez, presidente de la Peña Flamenca de Jaén. Y continúa:
"Tan imposible es olvidar a quien se quiere, como inevitable es recordar a José Luis Buendía López tres años después de su muerte, ya que en todas sus facetas (escritor, profesor, conferenciante, investigador, letrista y pregonero) fue un activista cultural, un cabal especialmente consciente de las implicaciones y repercusiones del mundo de las ideas en la vida flamenca, de ahí su responsabilidad con los Premios Compás del Cante, del grupo Cruzcampo, su modo de llevar la elegancia de la palabra a los congresos internacionales de flamenco y, sobre todo, su compromiso con la prestigiosa revista Candil, en la que ejerció de redactor-jefe, aunque él se definía como un mero coordinador que se dedicaba a recopilar los distintos trabajos para sacar el número siguiente a la calle".
"No fue del todo así, porque su implicación no sólo le llevó a impulsar concretas iniciativas, sino que facilitó que el influjo de todo tipo de corrientes de pensamiento tuvieran cabida en la prestigiosa publicación. Y en ese sentido, todo le vino rodado, ya que trabajaba con respeto al otro, paciencia, perspectiva de futuro y ganas de aprender".
Por todo ello, "la Peña Flamenca de Jaén le estará eternamente agradecida por su contribución con el arte flamenco, a través de su ingente labor en nuestro medio de expresión más genuino que, hoy por hoy, se expande por todo el mundo, gracias al convenio de colaboración con la Diputación de Jaén que permite su continuidad y acceso gratuito a todos sus números, a través de un clic https://www.dipujaen.es/revistacandil/catalogo", concluye Ibáñez a este periódico.
El periodista Antonio Garrido Gámez lo recuerda así: "Es verdad que a quienes manteníamos relaciones cercanas con él nos sobrecogía su tristeza en los últimos tiempos, primero con la terrible y traicionera enfermedad de Tere, pero la muerte de la que fue su esposa, su compañera, su todo, una mujer afable y dulce, acabó por trastocar su vida".
Según el conocido cronista ibreño, sus más cercanos no esperaban el desenlace final, pero sí tienen claro "que el amor y la tristeza ganaron la batalla a un José Luis que estaba haciendo esfuerzos, animado por sus hijos y sus amigos, para salir del pozo en el que se encontraba sumergido. Últimamente, porque quería luchar contra su propio desánimo, asistía a todas las convocatorias culturales de la ciudad, minado en su salud, y tenía que ser el corazón el órgano vital que a la postre se ha rendido ante el dolor y la amargura".
En lo tocante a su faceta como orador, Garrido relata: "Era un placer escucharle una charla sobre algunos de los grandes autores, como podía ser el caso de Caballero Bonald, Landero, Miguel Hernández..., del mismo modo que era considerado una autoridad sobre el arte flamenco y la tauromaquia".
Y no ahorra calificativos a la hora de subrayar su personalidad: "Era una persona empática, en cambio huía de la superficialidad y de los convencionalismos, de modo que le gustaba llamar a las cosas por su nombre".
"En ocasiones no le daba la gana ser lo que hoy se llama políticamente correcto. Un personaje sin dobleces, sin hipocresía, como él mismo diría recordando a su abuela Rafaela, con el bachiller de la vida bien aprendido, por los sitios por los que ha pasado, y en todos ellos se le recuerda con afecto y admiración, ha sido un referente de lealtad, de compañerismo y de implicación, de ética y de integridad", abrocha.
Su compañero en el noble oficio de la docencia Luciano García García no tiene más que buenas palabras para su añorado amigo:
"En estas cuatro dimensiones se resume la huella que José Luis ha dejado en mí y que quisiera presentar como un caso particular pero representativo de todos los que hemos tenido la suerte de conocerlo y de vivirlo. Profesor para tantos alumnos del inicial Colegio Universitario y luego incipiente Universidad de Jaén, a los que inculcó el placer de la literatura, no sólo leída, sino vivida; amigo de sus amigos de Jaén, Andalucía y de España, famosos y anónimos, ricos y pobres, rurales y urbanos, con los que nunca faltó compartir una copa y un rato de seductora conversación; colega con el que sus compañeros docentes hemos contribuido a la tarea de creer y crear nuestra ya consolidada Universidad; maestro en la que era su especialidad más sobresaliente y en la que daba lecciones insuperables: hacer de la vida un paraíso interior y ofrecerlo gratuitamente a quien quisiera adoptarlo como lema".
Emocionado, García afirma, rotundo: "Ha sido una suerte habernos imbricado en las cuatro, en alguna(s) o en otras y distintas fases de José Luis de las que se han beneficiado familiares, condiscípulos, cofrades, vecinos, miembros activos de la sociedad civil, flamencos y tauromáquicos a lo largo de su riquísimo periplo vital. Estas son las huellas que está en mí, están en los que lo hemos conocido y que, como el azúcar, se diluirán en la leyenda del tiempo para bien".
"HERIDO, MUERTO DE AMOR"
"Amor, amor que estoy herido. / Herido de amor huido, / herido, muerto de amor. / Decid a todos que ha sido / el ruiseñor. / Bisturí de cuatro filos, / garganta rota y olvido. / Cógeme la mano, amor,/ que vengo muy mal herido, / herido de amor huido, / ¡herido! ¡Muerto de amor!".
Si no fuese porque la cronología lo hizo imposible, a ver quién iba a discutir que García Lorca escribió este delicadísimo poema de su Amor de don Perlimplín con Belisa en su jardín pensando en José Luis Buendía, en el de los últimos meses de su vida.
Porque antes de que el luto dejase en nada y menos su vivaz mirada de niño grande, si algo caracterizaba a quien hoy capitaliza estos renglones era precisamente la alegría, el optimismo, las ganas de vivir, de celebrar cada instante como un acontecimiento.
Aquel fatídico 2019 que puso fin a la muerte lenta de su esposa se llevó por delante, también, a uno de los intelectuales más respetados y queridos entre los giennenses, y no fue ni el Covid (que aguardaba a la vuelta de la esquina con la guadaña calada) ni eso que, compasivamente, se nombra como larga enfermedad a estas alturas, no.
"Cuando mi madre se murió se notaba que ya no era él el mismo; y hay una cosa muy curiosa; desde que tengo uso de razón, siempre lo escuché decir que él deseearía morir un minuto antes que mi madre, '¡yo sin ella no sé vivir!' decía. Cuando ella se puso mala, a pesar de la enfermedad, él mantenía la esperanza, pero cuando se fue ya no levantó cabeza. Tengo clarísimo que se murió de pena", aclara su hijo Rafael.
Tres meses sobrevivió a la falta de su mujer, de su compañera de vida, lo mismo que tardaron en reencontrarse June Carter y Johnny Cash, aquel dios del country al que, si no fuese por el color del pelo, podría haber sustituido en cualquier póster.
En el columbario de la parroquia giennense de Cristo Rey, su lecho definitivo en ese Paseo de la Estación que tantas veces subió y bajó desde su Jaén de arriba hasta las orillas del parque de los patos, descansan en paz ambos.
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COMENTARIOS
Antonio Bueno González Agosto 20, 2022
Brillante, impresionante, conmovedor y afectivo el texto, como el propio José Luis. Gracias a la familia, a Javier Cano, a Antonio Garrido y a mi compañero Luciano García por sus palabras. Querido José Luis descansa con tu querida Tere en la paz y la dicha que labrasteis en vida, de las que tenemos la dicha de haber sido testigos. Recordar es volver a traer al corazón. Antonio Bueno, antiguo alumno de José Luis, compañero como profesores en la UJA y siempre amigos.
responderInmaculada López Garcia Septiembre 20, 2022
Gracias a José Luis y Tere por todo el cariño que recibí los años que tuve la suerte de que mi vida se cruzara con ellos. Teresita compañera del alma ,una de las mejores personas que he conocido, aún recuerdo tu risa tan especial y tu ilusión por la vida.Tú y José Luis me abristeis las puertas de vuestra casa y de vuestro corazón cuando llegué a Jaén desde Granada en mi primeros tiempos como profesora. Los dos hicieron que no me sintiera ni extraña ni sola en una ciudad desconocida para mi. Y para colmo tuve la suerte de teneros como amigos y guías en el conocimiento de Jaén y en algo que compartíamos intensamente: el amor por la culturra y por la literatura.Mil gracias y siempre,siempre tendreis un hueco en mi corazón.
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