LOS JIENNENSES DEL OLIMPO
Se cumplen 75 años de la primera participación de un deportista de la provincia en los Juegos, una selecta nómina en la que solo figuran 20 nombres propios con acento del mar de olivos
Con permiso de Píndaro este periódico amplía el ámbito local de una de sus Odas Olímpicas, concretamente esa en la que el universal poeta griego afirma que, de la mano de los deportistas que toman parte en la cita cuatrienal, son sus lugares de origen los que triunfan y quedan honrados como el propio vencedor.
Un verso que viene que ni pintado a este reportaje, con el que Lacontradejaén celebra la presencia de la provincia de Jaén en el palmarés de los Juegos Olímpicos a través de la historia, justo 75 años después de la primera participación de un jaenés en la más universal de las citas deportivas vigentes en la actualidad.
Y es que si (como aclaran desde la Fundación Andalucía Olímpica) la antigua Bética romana es una de las comunidades/regiones españolas con una historia olímpica y paralímpica más rica y amplia", el mar de olivos puede presumir, al menos, de no ser el farolillo rojo en la lista de participantes en los juegos. Casi, pero no.
20 deportistas de élite del Santo Reino (de los 341 andaluces que hasta ahora han tomado parte en el mayor acontecimiento internacional en su ámbito) han ejercido de embajadores deportivos al más alto nivel y han sentido eso mismo que, por ejemplo, el atleta Sebastián Martos Roa (Huelma, 1989) ha catado en 2 ocasiones, como él mismo explica a este medio:
"Aunque en los campeonatos del Mundo el nivel de rendimiento es el mismo, porque acuden los mejores, unos Juegos Olímpicos son lo máximo, por el prestigio, la leyenda, la historia...".
DE LOS PIONEROS A LOS GRANDES DE LOS 90
Tres cuartos de siglo se cumplen en 2023 desde que, en 1948, el teniente general Joaquín Nogueras Márquez (Úbeda, 1906-Madrid, 1991) diera el primer salto (nunca mejor dicho) a unas Olimpiadas.
Militar de apabullante hoja de servicios, ampliamente condecorado e insuperable graduación, de aquella comparecencia en los Juegos de Verano de Londres se trajo bajo el brazo un notable quinto puesto en equitación. Posteriormente, en 1952 y 1956, repetiría participación en las citas invernales de Helsinki y Melbourne, aunque con menos suerte.
Con calle a su nombre en los alrededores del Arrabalejo, Nogueras (que vistió la túnica de la procesión de El Abuelo hasta que las fuerzas le dejaron) cuenta con el reconocimiento oficial de la ciudad, que le dedicó una calle en el barrio del Arrabalejo y lo nombró hijo predilecto. Un tributo que, por cierto, no abunda precisamente entre los olímpicos jiennenses.
Ya en 1960, en los Juegos de Roma, tomó el testigo el quesadeño Juan de Mata Sánchez Camero. Pastelero (literalmente) antes que ciclista, nacido en 1938, 'a lomos' de su bicicleta obtuvo una meritoria octava plaza en la Ciudad Eterna.
En su currículo, la medalla de oro de los Juegos del Mediterráneo del 59, su comparecencia en el Tour de Francia de 1963 y la Vuelta a España de ese mismo año y del 66, según se detalla en las páginas digitales de la Fundación Andalucía Olímpica.
Dos comprovincianos llevaron a lo más alto (deportivamente hablando) el nombre de su tierra en el 64, hasta Tokyo: el tirador loperano de 1941 Pedro Medina Casado, que según sus biógrafos se aficionó a las escopetas tras recibir una como regalo de Reyes, que le permitió cambiar el rústico y entrañable tirachinas (para el que lanza, claro, no para el que recibe) por un arma más sofisticada.
El otro, el atleta frailero Fernando Aguilar Camacho (nacido en 1938 y fallecido en tierras alicantinas en 2013), brilló con luz propia en tierras japonesas y, ya de regreso, aumentó sus nutridas vitrinas con diferentes e importantes trofeos, medallas y reconocimientos.
Jiennense de 1957, Juan José de la Casa García llevó el acento de aquí hasta las sedes que acogieron los Juegos Olímpicos de los años 1976 y 1980, o lo que es lo mismo, Montreal y Moscú, respectivamente. Ciudades de lo más fresquitas que vieron hacer virguerías a este gimnasta cien por cien mar de olivos que, a lo largo de su carrera logró grandes éxitos hasta su retirada, a causa de una lesión.
También en 1980, un futbolista de Cañada Catena (en Beas de Segura) tuvo el honor de formar parte de la delegación olímpica española en la ciudad de la Plaza Roja. Su nombre, Urbano Ortega Cuadros, quien con solo diecinueve años de edad experimentó en sus propias carnes la emoción de concurrir como coprotagonista a un acontecimiento histórico de esta magnitud.
Mucho antes había pasado por las filas del Real Jaén de Antoñete y, andando el tiempo, se hizo un sitio de honor entre los deportistas de aquí al fichar por el Español y el FC Barcelona codo con codo con estrellas como Maradona, Schuster, Lineker o Stoichkov. Lo que se dice un grande.
Cierra la década ochentera el atleta villacarrillense, de 1951, Alfonso Abellán Linares, que apenas levantaba un palmo del suelo cuando dejó su pueblo natal camino de Cataluña, donde sus padres buscaron nuevos horizontes laborales. En Seúl, Abellán se situó en el puesto 64 de entre los 98 corredores del maratón, una de las pruebas reina.
Campeón de España de fondo, oro en el Iberoamericano de Maratón del 86 y un montón de hazañas más que hicieron de Abellán un auténtico referente en el atletismo.
A la Barcelona que cantaron Freddie Mercury y Monserrat Caballé en 1992 llegaron en plenitud de facultades cuatro deportistas de la provincia, tres atletas y una judoca, que reforzaron el verso de Píndaro con el que se abre este reportaje.
Sí, dos paralímpicos con los mismos apellidos, hermanos para más señas, se cubrieron de gloria en la capital catalana a cuenta de su esfuerzo en la modalidad de atletismo: Juan Antonio (nacido en 1969) y Juan Carlos Prieto Cárdenas (1971).
Del primero dicen los papeles que se trata del "atleta paralímpico más laureado de todos los tiempos en Andalucía, con cinco medallas de oro, dos de plata y una de bronce", preseas conseguidas en las tres Olimpiadas en las que tomó parte, a saber: la ya citada de Barcelona 92, Atlanta 96 y Sidney 2000.
Por su parte, el pequeño de los Prieto puede presumir de la plata y el diploma olímpico obtenidos en la Ciudad Condal, además de una polivalencia evidente que lo llevaría a brillar, también, como jugador de fútbol sala, que le valió el título de campeón nacional.
Corredor insigne, el torrecampeño de 1966 Manuel Pancorbo Chica dejó claro igualmente, en la villa olímpica barcelonesa, quién era y por qué ocupaba el lugar que ocupaba en el deporte.
A los Juegos del 92 arribó con una trayectoria digna ya de un grande, en la que destacaba la medalla de oro en los Campeonatos Iberoamericanos mexicanos, la de plata en el Campeonato de España absoluto al aire libre y el octavo puesto en el ranquin nacional del año 88, campeón nacional del 89...
Undécimo en Barcelona y vigesimonoveno en los 5.000 metros de Atlante 96, Pancorbo da nombre, a día de hoy, a una veterana prueba nacional y a una vía urbana del municipio torrecampeño.
Vigésima en la clasificación de los Juegos que tuvieron por mascota al Cobi de Javier Mariscal, María del Carmen Bellón Mondéjar (Linares, 1964) contaba ya con un impactante currículo deportivo cuando alcanzó el sueño de ser deportista olímpica, en la modalidad de peso medio de judo.
Hasta su retirada tres años después, en el 95, la trayectoria de esta hija de la Ciudad de las Minas estuvo repleta de éxitos.
Otra fémina, la iliturgitana del 65 Laura Blanco Guerrero, figuró entre las veinte primeras ciclistas de montaña de los Juegos de Atlanta 96. Campeona de España júnior de 1.500 metros bajo techo en 1982 y campeona de España júnior al aire libre de 1.500 y 3.000 metros en 1983, por citar solo algunos logros suyos, desde su retiro se dedica a la docencia en tierras malagueñas.
LEYENDAS DEL SIGLO XXI
A caballo entre los siglos XX y XXI, la jugadora jiennense de hockey hierba Mónica Rueda Guardeño participó en la cita del 96 desarrollada en la capital del estado americano de Georgia, donde obtuvo un meritorio octavo puesto que le valió un diploma olímpico.
Antes de eso ya había acumulado un impresionante palmarés, que siguió agrandando temporada tras temporada hasta llegar a 2004, el año de su segunda participación en unos Juegos, en esta ocasión en Atenas. Docente y con una trayectoria académica tan destacada como la competitiva, Rueda es otra de las leyendas del deporte jiennense que dejaron huella en la historia del olimpismo provincial.
Igual que hicieron, en la del paraolimpismo, un ciclista y un atleta del Santo Reino nada más comenzado el tercer milenio.
De Cazorla y nacido en 1979 es Juan Fernández Martínez, que pronto se asentó en tierras granadinas junto a sus padres y se empeñó en convertirse en lo que llegó a ser hasta conseguirlo, a base de tesón.
Diploma olímpico gracias a su quinto puesto en persecución en pista sobre la bici, en su palmarés figuran hitos como el subcampeonato universal en contrarreloj en Alemania, que se trajo para España en 2002 y lo dejó a las puertas de Atenas 2004.
Vendedor del cupón de la ONCE en Granada, su tierra de adopción, es sin duda otra de las glorias del mar de olivos. Tal que José Antonio González Beltrán, el atleta de Linares (1972) que también en en el año 2000 engrosó la leyenda al obtener un diploma olímpico en la capital australiana, adonde llegó con la vitola de campeón de España.
Récord nacional de 800 metros en pista cubierta desde 2002 hasta 2011, González sumó a su impresionante 'expediente', en 2003, el Premio Andalucía de los Deportes.
A la lista de paralímpicos le pone broche el nadador jaenero Miguel Ángel Martínez Tajuelo (1984), que entre 2008 y 2020 no faltó ni a uno solo de los Juegos celebrados, sucesivamente, en Pekín, Londres, Río de Janeiro y Tokio, ya en tiempos de pandemia.
Cuatro citas paralímpicas en las que prácticamente siempre se situó entre los diez primeros clasificados y que suma a sus cinco mundiales y seis europeos: vamos, lo que se dice apabullante.
En algunas de esas Olimpiadas coincidió, entre otros, con el atleta huelmense Sebastián Martos Roa, la jugadora de hockey alcalaína María de los Ángeles Ruiz Castillo, la corredora jiennense Natalia Romero Franco o la también 'hockysta' de la patria de Martínez Montañéz Carmen Cano Ruiz.
Ruiz, nacida en 1990, estuvo, concretamente, en la capital carioca en 2016 y en la japonesa en 2020, que el covid obligó a posponer al verano de 2021. Allí defendió la portería de la selección española y consiguió un preciado diploma olímpico, que la coloca entre las más brillantes deportistas de la provincia de los últimos tiempos.
Su paisana Carmen (olímpica hasta en el año de su nacimiento, 1992)acudió a Tokio como reserva, por lo cual no llegó a tocar hierba, pero sí la gloria de figurar en la nómina de olímpicos de aquí, acaso la cima de un palmarés particular que incluye (según la Fundación Andalucía Olímpica) "cinco títulos de Liga, siete de Copa de la Reina y cinco más en la especialidad en sala, el subcampeonato de la EuroHockey League en 2021 y dos bronces, así como otros cuatro subcampeonatos en la versión en sala".
Semifinalista en Tokio fue Romero, hija del 88, una atleta esencialmente jaenera cuya lista de triunfos necesitaría una edición propia de Lacontradejaén. Sexta en aquellos Juegos, la trayectoria de esta leyenda viva del deporte provincial es todavía un libro abierto al que, seguramente, se le irán llenando las páginas de más y más episodios gloriosos.
CON LA VISTA PUESTA EN LOS PRÓXIMOS JUEGOS
"Yo me siento en plenitud deportiva, y de hecho estamos ya en el periodo de clasificación, desde el 1 de julio, para hacer puntos para los Juegos Olímpicos de París de 2024. Tengo toda la ilusión".
Son palabras de Sebastián Martos, el atleta de Huelma, nacido en 1989, que en pleno desarrollo de los campeonatos del mundo de su disciplina tiene la gentileza impagable de dedicar unos minutos de conversación a los lectores de Lacontradejaén.
Olímpico desde 2012, luego en Río 2016 y en Tokio 2020, Martos explica cómo funciona el proceso de selección y comunicación a quienes representan a sus respectivos países en la gran cita:
"Lo vas viendo venir; en mi caso, por ejemplo, la marca mínima establecida la hice ya el año anterior, ya estaba en buena forma, y certifiqué la marca de nuevo un mes antes, me gané a pulso mi participación". En cuanto al 'aviso' que le hizo saber que entraba a formar parte del grupo de los más grandes, añade:
"Hace muchos años sería por llamada o por carta, ahora va todo por internet, una notificación de la Federación Española de Atletismo, a través de un correo que dice 'Está usted seleccionado para los Juegos Olímpicos".
Pero, ¿qué supone realmente para un deportista llegar ahí? "Te cambia un poco la vida, el estatus. Tu máximo como deportista es ser olímpico, es como alcanzar otra categoría, tu máximo en el deporte. Luego quedas en el puesto que quedes, seas medallista o no, pero siempre serás ya deportista olímpico, para toda la vida", aclara.
Y en el ámbito más práctico, más tangible, por decirlo de alguna forma? "Aparte de que evidentemente esto es nuestro tabajo, logras una beca deportiva mayor, tienes más prestigio de cara a las competiciones. En mi caso, mayor apoyo, mayor prestigio, pero aunque gane dinero con esto y sea mi trabajo, lo que de verdad importa es el prestigio mío propio como deportista olímpico, esa satisfacción de poder decir '¡soy deportista olímpico!", expresa el huelmense.
A él le tocó (lo mismo que a algunos de sus compañeros en esta nómina de ilustres) disputar unas Olimpiadas en plena pandemia, con todos los problemas que ello conllevó. Una auténtica experiencia, como relata el atleta:
"Tenía mucho miedo, porque si daba positivo en covid no podía ir, aunque hubieras hecho la mejor temporada del mundo y no tuvieras síntomas. Yo estuve un mes que no me podía ver con nadie, solo con mi entrenador y mi pareja, y lo justito".
Una vez en Tokio, las vivencias que implicó la pandemia no se van de su memoria: "Una vez que dimos negativo, vivíamos como en una burbuja, controlados. No hubo problemas, había una especie de minitranquilidad, porque éramos negativos, pero no pudimos ver la ciudad ni nada", recuerda.
Hoy, un pabellón en su municipio natal lleva el nombre de este joven mito del deporte, que en sus alforjas acumula un título de campeón continental sub-23, su carácter de número 1 nacional refrendado por el liderato del ranquin español de 2016 y un incontable número de medallas nacionales e internacionales.
Veinte nombres propios que demuestran que Jaén tiene un hueco insigne en el monte Olimpo, conquistado cabalmente con "esfuerzo glorioso". Por eso son y serán "siempre recordados por muchos". Palabra de Píndaro.
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