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CUANDO LA REALIDAD SE ADELANTA AL CALENDARIO

CUANDO LA REALIDAD SE ADELANTA AL CALENDARIO

Por Esperanza Calzado - Noviembre 01, 2025
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Cáritas denuncia que la falta de respuesta de las administraciones deja a más de cien temporeros sin techo. La ciudad vuelve a tropezar con la misma piedra mientras los albergues siguen cerrados y el Ayuntamiento amplia el dispositivo para dar respuesta a las necesidades

Cada otoño, Jaén despierta con la misma estampa. Mochilas en los bancos y mantas en los soportales y parques. Miradas cansadas que buscan un lugar donde cobijarse. Llega la campaña del olivar y, con ella, las personas migrantes que vienen a trabajar en los tajos. Pero los albergues aún no están abiertos y la capital del Santo Reino vuelve a convertirse en refugio improvisado. O, como denuncian las entidades sociales, en "un parque temático del abandono".

Y es que los datos hablan por sí solos. A fecha del viernes, 31 de octubre, al menos 110 personas temporeras duermen en las calles de Jaén, según el último informe del dispositivo nocturno de Cáritas. El dato, que estremece y se repite cada otoño, refleja la cara más amarga de una ciudad que se proclama solidaria pero que, año tras año, vuelve a quedarse corta en su acogida.

El Foro Provincial para la Atención de las Personas Migrantes decidió este año abrir los albergues entre el 17 y el 21 de noviembre, con un total de 14 centros y 557 plazas en toda la provincia. Sobre el papel, el dispositivo está diseñado para ofrecer alojamiento, manutención, higiene, transporte e incluso apoyo educativo a las familias. Pero, como reconocen las organizaciones que trabajan en la calle, la realidad se adelanta al calendario: los temporeros llegan antes, mucho antes.

 Llegada de temporeros en busca de un tajo de aceituna. Foto: Cáritas
Llegada de temporeros en busca de un tajo de aceituna. Foto: Cáritas

La realidad se adelanta al calendario. Desde Cáritas Interparroquial de Jaén, su coordinadora, Fátima Jerez, no oculta la preocupación. "Lamentablemente, un año más, decenas de personas están durmiendo al raso. La demanda se ha triplicado en apenas dos semanas". El Centro de Día Santa Clara, que hace unos días atendía a unas 40 personas, supera ya las 140 atenciones entre desayunos y comidas. En el Comedor de San Roque, el jueves se sirvieron 230 cenas. Las cifras se multiplican a un ritmo que los equipos de Cáritas apenas pueden sostener, pese al esfuerzo de decenas de voluntarios que recorren cada noche las calles para acompañar e informar a quienes no tienen un techo donde dormir.

Cáritas ha desplegado un dispositivo de calle con voluntarios que recorren cada noche los parques y portales donde pernoctan los temporeros. "No se puede mirar hacia otro lado ni escudarse en los plazos. La dignidad no puede esperar a que llegue el frío de noviembre", insiste Jerez. Desde la entidad se reclama una revisión profunda del modelo de acogida, que sobre el papel parece bien diseñado, pero que "choca con la soberanía municipal y con la falta de coordinación entre administraciones".

"Tenemos estudios, estadísticas y justificaciones —lamentan desde Cáritas—, pero al final, cada año, tropezamos con la misma piedra. La red de albergues existe, pero no funciona como debería: se abre tarde y no de manera coordinada. La capital se convierte en un tapón que concentra la llegada de las personas migrantes y genera alarma social".

UNA RED QUE NO REACCIONA A TIEMPO

A la denuncia de Cáritas se ha sumado la de Jaén Acoge, que ha publicado un comunicado tan crítico como simbólico. "Cada año por estas fechas, Jaén se convierte en un espeluznante parque temático de personas en situación de calle". La organización no duda en calificar la situación como una "omisión de responsabilidades" y una forma de “violencia derivada del racismo y la xenofobia estructurales”.

Aun así, Jaén Acoge también ha querido tender la mano a la cooperación institucional. Este año, junto a la Delegación Territorial de Inclusión Social, ha puesto en marcha un Servicio Especial de Atención Temprana a Personas Migrantes, operativo del 15 de octubre al 15 de noviembre, que ha ofrecido alojamiento a casi 200 personas y desplazamientos de hasta 100 kilómetros. "Un grano de arena —dicen— que puede ser una montaña para alguien en situación desesperada".

 Albergue de Jaén. Foto: Esperanza Calzado.
Albergue de Jaén. Foto: Esperanza Calzado.

Desde el Ayuntamiento de Jaén, la concejal de Servicios Sociales, Ángeles Díaz de la Torre, ha anunciado la ampliación de las plazas del albergue municipal de 48 a 60, con previsión de llegar a 170. Díaz admite que "la fecha de apertura provincial no se ajusta a la realidad" y pide a la Junta de Andalucía adelantar la activación de los centros del resto de municipios. "La capital no puede sostener sola toda la demanda", advierte.

El Consistorio refuerza el dispositivo con personal extra y asume con fondos propios los primeros días de funcionamiento, después de que la aportación autonómica haya caído de 460.000 a 422.000 euros. "Hablamos de 90 días de atención frente a los 45 que contempla la Junta. Lo asumimos a pulmón, pero no es comprensible ni admisible", subraya la edil.

Mientras tanto, desde la oposición, el Partido Popular ha reclamado la puesta en marcha del plan de refuerzo de seguridad y limpieza en los puntos más sensibles. Los concejales María Segovia y Antonio Losa defienden que “la coordinación funciona si se quiere”, recordando el modelo implantado el año pasado con patrullas nocturnas y vigilancia en los centros de atención social.

LA HISTORIA QUE NO DEJA DE REPETIRSE

Y como dice Rafael Ramos Gutiérrez, director de Cáritas Diocesana de Jaén, otro año más la provincia se enfrenta al mismo problema. Temporeros quedan atrapados en las calles, algunos incluso por voluntad propia, entre el frío y la burocracia, mientras la ciudad trata de explicar por qué vuelve a tropezar con la misma piedra. Sobre el papel todo está previsto: hay una red de albergues, un foro de coordinación y una estrategia autonómica que habla de convivencia intercultural. Pero la realidad, tozuda, sigue desbordando los calendarios.

Desde Cáritas lo resumen con una pregunta que resuena cada otoño: ¿Seremos capaces de dar una solución entre todos? La campaña de la aceituna vuelve a poner a prueba la capacidad de acogida de Jaén, su sensibilidad y su memoria. Porque detrás de cada manta tendida en el suelo hay una persona que no vino a pedir, sino a trabajar; una historia que atraviesa fronteras y que merece ser mirada a los ojos.

Jaén, tierra de olivos y de esperanza, vuelve a enfrentarse al espejo de su propia contradicción: ser cuna de trabajo y, al mismo tiempo, frontera del abandono.

 Llegada de temporeros en busca de un tajo de aceituna.
Llegada de temporeros en busca de un tajo de aceituna.

 

 

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