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INDALECIO MORALES: LA OTRA GRAN VOZ DE JAÉN

Por Javier Cano - Diciembre 20, 2025
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INDALECIO MORALES: LA OTRA GRAN VOZ DE JAÉN
El popular locutor entrevista al célebre Raphael. Foto cedida por Elena Morales.

En el quinto aniversario de la muerte del recordado locutor radiofónico, Lacontradejaén repasa la aventura vital y la trayectoria profesional de quien fue, además, un enamorado de su pueblo, Santa Elena, y un jaenero comprometido con las tradiciones de la capital 

En Santa Elena, "pueblecito precioso en las estribaciones del desfiladero de Despeñaperros" (en sus propias palabras), nació Indalecio Morales Pérez. Era 1937 y, con su primer lloriqueo (seguro que ya personalísimo), empezaba a poblar el silencio con lo que, andando el tiempo, sería una de las voces radiofónicas más singulares y reconocibles de aquí. 

Y es que si Conan Doyle atribuye a Watson (el más protagonista de los segundones a la vera de Sherlock Holmes) un gran don para el silencio, de Morales se puede decir que estaba dotado para todo lo contrario de la mano de una vocacional y talentosa capacidad para decir, especialmente cuando la palabra ejercía como traductora del alma de su tierra. 

Tanto es así que alguien escribió de él: "Si las ciudades hablasen con algo más que semáforos y ruidos, la voz de la capital del Santo Reino sería, sin duda, la de este locutor nacido en plena posguerra que, en la oscuridad de aquel periodo terrible, encontró la luz al final del túnel en la comunicación".

Un hombre grande en estatura, de eco profundo y (según quienes lo conocieron bien), "una gran persona", cuya feliz memoria aún duele, y mucho, entre los suyos: "Yo todavía soy incapaz de poner algo suyo y escucharlo", asegura Elena Morales Martín, una de los seis vástagos del matrimonio formado por Indalecio Morales y la gaditana María Isabel Martín, felizmente viva.  

Hija que, por cierto, encarna uno de los más entrañables deseos del periodista: "Tenía claro que tenía que haber una Elena en la familia", comenta. Eso es hacer patria chica y lo demás son tonterías. 

Antes de que termine 2025, en el quinto aniversario de la muerte de la (para muchos) "voz de Jaén", este periódico se acerca a la figura y el legado de este jiennense (de la provincia) y jaenero (de la capital) tan comprometido con su pueblo natal como con la ciudad en la que vivió hasta que su boca calló para siempre. 

 Morales, en plena lectura radiada de un texto. Foto cedida por Elena Morales.
Morales, en plena lectura radiada de un texto. Foto cedida por Elena Morales.

CASI MEDIO SIGLO ANTE EL MICRÓFONO

Al socaire de una aproximación a la trayectoria personal y profesional de los grandes, dicen que dijo Wilde: "Es comprensible que todo hombre notable tenga a lo largo de su existencia al menos doce discípulos". Y se preguntaba después: "Pero ¿por qué siempre tiene que ser Judas el que escriba su biografía?".

Para evitar cualquier tipo de sospecha al respecto, nada más cabal que recurrir al propio autorretrato del reportajeado, quien pronunció en el aire (y dejó escrita) su propia aventura vital y radiofónica (con prácticamente medio siglo de carrera) para una conferencia pronunciada en los salones de la residencia de mayores Fuente de la Peña, en 2017. 

"Mi afición a la radio comenzó cuando el padre de un amigo mío compró un aparato de radio, allá por los años cuarenta y tantos del siglo pasado, y fue tal la impresión que causó en mi oír la palabra y la música salir del
altavoz, que tras asimilar el fenómeno me dije 'yo de mayor quiero hablar a las gentes y mi voz será escuchada a través de la Radio'.

Continúa Morales: "Y así fue, con el tiempo con el permiso de mis padres y el sacrificio económico que
suponía, me matriculé en un curso por correspondencia que impartía una Radioescuela que se llamaba Maymó, donde empecé a saber que era una lámpara, un condensador, un transformador y todas las piezas que se utilizaban para fabricar los aparatos de radio".

Hijo único de un modesto albañil y una ama de casa, dejó Santa Elena con ellos, camino de nuevos horizontes, y recaló en Madrid: "Allí vivian dos tías mías, hermanas de mi madre que se habían ido después. Me fui a vivir con mi tía Julia y mire usted por donde parece que el destino empezó a encaminarme hacia lo que iba a ser mi profesión
durante toda mi vida", toda vez que el de convertirse en ingeniero pasaría a ser, poco a poco, en un deseo incumplido. 

El locutor aclara: "Dos casas más arriba de donde vivía mi tía Julia, unos jóvenes habían montado un estudio de grabación de cuñas de publicidad, de radionovelas, y, como se dice ahora, de toda clase de eventos que tuvieran relación con la radio, pero desde el otro ángulo, el artístico, que yo desconocía".

Empezaba así el largo trayecto de un profesional que si en aquellos días daba sus primeros pasos, acabaría reconocido como un maestro en lo suyo. 

 Indalecio Morales, el recordado locutor jiennense. Foto cedida por Elena Morales.
Indalecio Morales, el recordado locutor jiennense. Foto cedida por Elena Morales.

De Radio SEU (Sindicato Español Universitario), con compañeros tan ilustres como el mismísimo Uribarri o Miguel de los Santos, a la cadena RATO, de ahí al servicio militar en Cádiz, episodio trascendental en su vida personal, ya que allí conoció a su esposa y contrajo matrimonio con ella; y también en lo laboral si se tiene en cuenta que primero en una agencia de publicidad y después en Radio Cádiz, se asentó en su vocación.

"Mis recuerdos de Cádiz son muchos, pero hay uno especial, el mejor de todos. Una tarde, después de trabajar en el estudio de la agencia de publicidad grabando varias cuñas, acompañé a su casa a una joven que había llegado
para poner voz femenina a los programas. Mi ofrecimiento a acompañarla surgió porque llovía intensamente["yo andaba con paraguas / y ella no", diría Sabina]. En la mitad del camino se le cayó algo al suelo, quiero recordar que fue una aguja de hacer punto, me agaché a cogerla entre el agua que corría, y al levantarme me agarré de su brazo para no caermе. Desde entonces no me he soltado de ese brazo, que me acompaña durante más de cincuenta años", narraba ante su auditorio hace ahora ocho años. 

Regreso a Santa Elena tras concluir la mili, trabajo en Úbeda (en la Cadena de Emisoras Sindicales), de ahí a La Voz de Jaén (emisora también sindical cuya sonora denominación parecía creada ex profeso para apodar a Indalecio Morales) y, en 1970, con el aliento fraterno de otro grande de las ondas, Ángel del Arco Navarrete (Villacarrillo, 1937-Jaén, 2017) y el buen ojo de don Francisco González Quero (pionero de la radiofonía en la capital del Santo Reino), a Radio Jaén. 

"En Radio Jaén he desarrollado la mayor parte de mi vida profesional realizando gran cantidad de programas, de todo tipo, desde aquellos concursos de saetas en el Estudio 5, hasta la retrasmisión de las procesiones de Semana Santa, especialmente la de Nuestro Padre Jesús. En cuanto a los programas diarios hay uno que estuvo largo tiempo en antena, como fue Radiomodistas. Este era un programa dedicado especialmente a las mujeres y en el que se recibían centenares de cartas y cada mañana gran cantidad de llamadas telefónicas de la capital y la provincia", rememoraba el locutor. 

En plena Transición, en la grabadora (de las de entonces) de Morales depositaron sus respuestas personalidades como Adolfo Suárez, Landelino Lavilla, Felipe González, Alfonso Guerra, Santiago Carrillo, Blas Piñar o Fraga. "Todos empezamos a usar palabras nuevas, como secretario general, máximo órgano entre congresos, federal, confederal, y no sé cuántas cosas más que transmitimos al pueblo".

Un oficio que le procuró eso que, para Shakespeare, no hay pecado en seguir, para lo que cada uno está llamado, y que colmó sus aspiraciones hasta el punto de sentenciar, rotundo: "He tenido la suerte de trabajar siempre en mi auténtica vocación, la radio. Por todo ello doy gracias a Dios, al haberme permitido tener esta profesión tan bonita y
apasionante".

 Con el líder socialista Felipe González. Foto cedida por Elena Morales.
Con el líder socialista Felipe González. Foto cedida por Elena Morales.

LOS ÚLTIMOS AÑOS

Con todo ya hecho, sumido en una bien ganada jubilación y rodeado de su familia, sin embargo la inquietud siguió siendo uno de los principales rasgos de Morales Pérez hasta el momento de abandonar, involuntariamente, la vida. 

Así, le dio tiempo de escribir y publicar un amplio y detallado trabajo, La radio en Jaén: una aproximación histórica, todo un referente para el conocimiento de este medio en la tierra del ronquío. 

"Con el trabajo que tienes en tus manos he pretendido acercarme a la historia de la radio en nuestra provincia. Estoy seguro que han quedado muchas cosas, pero también sé que este es el camino por el que otros han de continuar. El trabajo está hecho con el mayor respeto y cariño a la profesión y a todos mis compañeros, así como a ti, que ahora me dedicas tu tiempo. Perdona mis errores, mis omisiones y, en lo posible... disfrútalo", escribió, generosa y humildemente, en sus primeras páginas. 

Y no fue el único proyecto bibliográfico, aunque sí el que pudo llevar a buen puerto. "Estaba escribiendo otro sobre los íberos, y uno de Santa Elena, ¡su Santa Elena!, que se quedaron sin terminar", explica su hija Elena a Lacontradejaén. 

Padre "recto pero dialogante" y "un abuelo estupendo", según Morales Martín, "estaba empeñado en que alguno de sus hijos hiciera lo mismo que él, pero para eso hay que nacer". O sea, que con él se rompió el molde en la familia. 

Le dio tiempo, también, a licenciarse en Geografía e Historia por la UNED, a dar rienda suelta a su pasión cofrade en los pregones que pronunció, como el de la Madrugada de El Abuelo, o el de La Estrella, cofradía de la que fue cronista, y a volver con frecuencia a su pueblo, donde conservaba una casa: "Estaba muy orgulloso de ser de allí", apostilla su hija. 

En mayo de 2005, tras una semana escasa de hospitalización a causa de un tumor digestivo, replegó su majestuosa y jaenerísima voz antes de recibir sepultura en el cementerio de San Fernando de Jaén (el 'Nuevo' de toda la vida).

Si en la eternidad hay acentos, el mar de olivos tiene allí el mejor de los altavoces, la garganta de olivo y caricia con la que habló al mundo Indalecio Morales Pérez. 

 Foto de familia de los Morales Martín. Foto cedida por Elena Morales.
Foto de familia de los Morales Martín. Foto cedida por Elena Morales.

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