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Un evocador rincón jaenero: la casa de doña Lola Torres

Por Javier Cano - Diciembre 31, 2023
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Un evocador rincón jaenero: la casa de doña Lola Torres
La vieja portada es lo que único que se conserva de la casa en la que vivió la insigne folclorista. Foto: Javier Cano.

El inmueble, muy remodelado, conserva todavía la vieja portada que tantas veces cruzó la insigne autora del Cancionero Popular de Jaén

La de veces, pero la de veces que entre aquellas jambas de piedra (típicas de la edilicia dieciochesca jiennense) pasó la figura, enlutada y levísima, de doña Dolores Torres y Rodríguez de Gálvez.

Una ilustre de aquí que, franciscanamente, despojó de sonoridades nobiliarias su nombre y apellidos para entrar en la posteridad con la humildísima gracia a la que respondió siempre: Lola Torres

Nazarena calle del Cañuelo de Jesús esquina con la no menos legendaria del Pozo, donde estuvo aquella maravillosa casona constelada de patios en la que un jueves 18 de abril de 1901 vio la luz primera la inolvidable folclorista, como la evocaba Pilar Sicilia para Lacontradejaén: 

"Era un primor. Tenía un carácter tan dulce, era tan agradable... La gente joven se volvía loca por entrar en su casa, que era un rosario de gente joven que estaba con ella". 

 Lola Torres, rodeada de un grupo de alumnas. Foto cedida por Pilar Sicilia.
Lola Torres, rodeada de un grupo de alumnas. Foto cedida por Pilar Sicilia.

Ese caserón familiar presidido por su padre, el murciano Serafín de Torres Hoyos (viudo de su primera esposa, María de la Estrella Cancio Uribe) y la hermana del marqués de Mondéjar, María del Carmen Rodríguez de Gálvez y Bonilla, a la que llegó cuando el matrimonio contaba ya con tres hijos (dos de ellos, curiosamente, de igual nombre pero distinto sexo, Serafín y Serafina) y cuyas terrazas ofrecían una cotidiana desembocadura a la belleza de la Senda de los Huertos.

De ese predio salió y volvió todos y cada uno de los días de su existencia hasta que se la llevó la muerte un 31 de mayo de 1968, hace ahora medio siglo y medio.

"La última casa de la calle Cañuelo de Jesús tiene un rancio sabor, un aire especial. Sobre su sencilla portada de piedra hay un balcón de forja antigua y al lado, una reja saliente con macetas muy cuidadas que son elogio del barrio", la describía Rafael Ortega Sagrista en las páginas de Dibujando en Jaén, la obra dual que firmó junto con el arquitecto Luis Berges Roldán.

Poco queda de lo que fue, y tuvo que ser mucho para que en su solar se levanten hoy metros y metros cuadrados de viviendas, aparcamientos y almacenes desde que, en 2003, la zona sufriese una revolución urbanística de calado. 

Un año antes, como recoge el Anuario Arqueológico de Andalucía, las preceptivas catas arqueológicas dejaron claro que el suelo de aquel predio no escondía sorpresas de relumbrón pero, puestos a tirar de poesía, los amantes de lo psicofónico no darían abasto tras una jornada de grabaciones en lo que fue la vivienda habitual de la autora del Cancionero Popular de Jaén, esa magna obra...

¿Que por qué? La respuesta está en las palabras de don Rafael, que tan bien conoció a doña Lola: "Mientras las chiquillas juegan en la acera al colache y los niños a la pídola, por el balcón entreabierto se escucha un piano, un solfeo, o un coro que ensaya. Es que allí vive, ha vivido muchos años, una profesora de música". Ese "allí", junto al número 14.

 Así vio el arquitecto Luis Berges Roldán la casa de doña Lola Torres en 1973, y así la dibujó. Foto del libro Dibujando en Jaén.
Así vio el arquitecto Luis Berges Roldán la casa de doña Lola Torres en 1973, y así la dibujó. Foto del libro Dibujando en Jaén.

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