"La gente no se quiere comprometer"
Anda Pepi Alcántara (Jaén, 1964) dubitativa: le encanta ser parte del tejido vecinal, pero el cuerpo y la cabeza le piden dar un paso al costado. Hay desilusión en esta mujer de Belén y San Roque. A finales de mayo, comienzos de junio, deberá decidirse: ¿seguirá otros cuatro años al frente de 'Guadalquivir'? La entrevistamos en la sede de la asociación. Alcántara es una de las voces de la calle a tener en cuenta: conecta con los políticos, y desde esa conexión articula oposición ciudadana. No es fácil.
–Antes de ser presidenta, usted ya era una referente en el barrio de Belén y San Roque. Dar el paso era lo lógico, ¿no?
—Sí. Era la consecuencia lógica, porque la presidenta anterior llevaba siete años. Estaba cansada. Tenía también problemas privados que le impedían seguir. Hubo elecciones. Y solo me presenté yo.
—¿Qué objetivos se marcó cuando se convirtió en la máxima representante de 'Guadalquivir'?
—Bastantes. El primero fue que tanto el barrio como la asociación se conociesen en Jaén. La gente nos pasaba por alto, y había vecinos de Jaén que no sabían qué era Belén y San Roque. Creo que ese objetivo lo estoy consiguiendo.
—¿Había algo de la anterior etapa que estaba convencida de cambiar en cuanto pudiese?
—Quería darle al barrio el valor que tiene realmente. Aquí vive gente muy buena; convivimos dos culturas: payos y gitanos. Contábamos con el estigma de que este era el barrio de los gitanos. Y no es así: aquí viven unos gitanos buenísimos, son vecinos normales: van a entierros, te ayudan si hace falta.
Yo quería eliminar ese estigma. Este es un barrio de gente trabajadora, de clase media. Quería que nadie temiese por venir a Belén y San Roque. Por otro lado, me propuse motivar a la gente con fiestas y actividades diferentes.
—Belén y San Roque es un barrio con poder adquisitivo. ¿Es más natural ser parte del movimiento vecinal en las zonas con más necesidades?
—Hay de todo. Por ejemplo, Juan Torres sí es presidente y vive en una zona deprimida (San Vicente de Paúl). Pero en 'Bulevar Noreste' está Teresa Murillo, y la zona es muy buena. La Alcantarilla es otro barrio de clase media. Aquí, en el mío, viven maestros, funcionarios, médicos y autónomos, como yo.
—¿Su familia quería que fuera presidenta?
—Me apoyaron muchísimo. Y aún lo hacen. Aunque hay pocos socios. Esa es la cruz nuestra, tenemos solo 160 socios. La gente no se quiere comprometer. Todo el mundo está contento con las actividades y tal, pero mi junta directiva es muy pequeña. Es el problema que tengo. Y por eso no me voy a presentar a la reelección en mayo o junio.
—En este tiempo, ¿las alegrías superan a las decepciones?
—Sí. La asociación me encanta. Si yo no me vuelvo a presentar, que es lo más seguro, es por descargar de trabajo a mi marido y a mis hijos, que me ayudan. Mis compañeras son estupendas, pero al ser mayores no puedo exigirles más. La idea de no presentarme es una manera de presionar para que alguien se anime. Si la junta directiva estuviese formada, en lugar de por cinco mujeres, por diez o doce personas con ganas de trabajar, yo no lo dejaría. Ahora no puedo compaginarlo todo: trabajo, mi casa y hacer cosas. Soy de las que piensa que si te metes en una asociación, es para trabajar. Y yo no paro de inventarme cosas: tenemos 12 cursos de la Universidad Popular; otro de defensa personal subvencionado por la Junta; en septiembre hacemos uno intensivo de sevillanas.
—En ese grupo de cinco mujeres de la junta, ¿quién es su favorita?
—Ninguna y todas. Porque no puedo cargarle esto a nadie.
CONEXIÓN CON EL EQUIPO DE GOBIERNO
—No han sido pocas veces las que se ha quejado de asuntos como el estado de algunas calles. Es una protesta común de la mayoría de las asociaciones. ¿El problema obedece a una cuestión de falta de mantenimiento por parte de la administración local o al desinterés ciudadano?
—Es un poco de cada factor. En primer lugar, por falta de mantenimiento. Ahora no hay dinero en el Ayuntamiento, pero cuando había se podían haber hecho muchas cosas. Así evitaríamos la situación que tenemos. Por otro lado, la falta de participación vecinal en las asociaciones da pie a una cosa: si tú no pides, ellos (los políticos) no van venir a darte nada. Si eres cansino, terminan por arreglarte la calle. Pero ya digo: si a los vecinos nos importa un comino nuestro barrio, y eso es lo que más me duele de ser presidenta, pues no hay nada que hacer.
–Usted conoce a José Enrique Fernández de Moya desde hace años. ¿Qué tal se portó con su barrio cuando fue alcalde?
—Bien, lo hizo bien.
—¿Por ejemplo?
—Se arreglaron bastantes calles y algunos accesos. Los acerados de las cuestas de Belén y la de la Virgen se adaptaron a las personas con movilidad reducida. También se pusieron farolas. Las cosas que le pedí, procuró hacerlas. Luego ya se fue y nos dejó abandonados. A Jaén. Y eso me decepcionó mucho.
—¿Mantiene el contacto con Fernández de Moya?
—No. Si algún día me lo encuentro por la calle, lo saludo, pero nada más.
—Nunca ha escondido su simpatía por el PP.
—No, pero después de estos cuatro años mi opinión ha cambiado.
—Cuando ha tenido que dar un toque al Ayuntamiento, ¿le ha beneficiado o le ha perjudicado?
—Ni una ni otra, porque nunca he estado afiliado a un partido político. Ni siquiera la gente del Ayuntamiento sabía que a mí me gustaba más el PP. Pero ya le digo: cuatro años después, ni los buenos son tan buenos ni los malos son tan malos. La cosa está igualada hacia abajo.
—¿Qué relación tiene con el actual equipo de Gobierno?
—Tengo buena relación con todos los grupos políticos. Voy a cualquier sitio, y me atienden bien. Considero que soy una persona con talante, que no ofende a nadie.
—¿Quién es, a su juicio, el concejal más eficaz?
—(Silencio)... No sé qué decir. ¿Lo dejamos en tablas?
—¿Ninguno?
—Le tengo mucho aprecio a Manuel Heras, pero luego cuando hablo con mis compañeros de 'OCO' me dicen que la cosa no es como yo creo (risas).
MOVIMIENTO VECINAL
—El día que María Cantos dé un paso al costado, ¿a quién ve de líder de 'OCO'?
—A Paco Gómez Martos, el presidente de 'Sagrado Corazón de Jesú', en Santa Isabel.
—¿Por qué?
—Es una persona bastante inteligente, con andadura y con contactos. Está muy bien preparado. Me gusta.
—¿Es partidaria de la unificación vecinal?
—La veo positivo, pero posible creo que no. Aquí pasa como en todos sitios: vamos a ver quién saca más el cuello, quién destaca un poco más. Lo cierto es que no veo a ninguno de los otros presidentes de las federaciones tan trabajadores como María Cantos.
—¿Ve a alguien de 'OCO' dando el salto a la política local?
—Claro, veo a María Cantos. Es punto y aparte. Vale muchísimo. Aparte de que es muy trabajadora, me identifico mucho con ella. Si yo tuviera la edad de María... La veo muy parecida a mí. Pero, claro, soy diez años mayor y no estoy tan preparada.
—Termine la frase: "Si yo tuviera la edad de María Cantos.."
—Pues me iría con ella.
—¿Al PSOE o a Podemos?
—No sé, mejor tiraría por un camino independiente.
—De las infraestructuras inacabadas o sin uso, como el parque acuático de Valdeastilla o el tranvía, ¿cual le da más rabia?
—Lo que ha motivado mi decepción con el PP es el parque de Valdeastilla. No entiendo que algo terminado lo dejen abandonado y sea un vertedero.
—Últimamente hay reivindicaciones que muestran el cabreo de los jiennenses: el estado de las Faldas del Castillo y la defensa de La Cantera, por ejemplo. ¿Surtirán efecto las movilizaciones?
—El asunto de La Cantera no lo entiendo. No sé hasta qué punto eso de que la cierren sea bueno o malo. A lo mejor habría que pensar en cambiar la forma de administrarla.
—En general, que la gente salga más a la calle, ¿le da alegría?
—Me da mucha alegría, porque es muy triste que estés en una plaza y que los vecinos de tu barrio se asomen al balcón para ver cómo el fotógrafo te hace la foto a ti. Te miran como si fueses un bicho raro. Es muy fuerte. La gente es muy pasota o muy tonta.
—El paro en la provincia implica, en muchos casos, la salida de jóvenes muy preparados. ¿Qué medias políticas hacen falta para que se queden?
—Crear empleo es lo más importante, pero mi impresión es que los políticos no están por la labor. A los de Jaén solo les preocupa echarse cosas en cara, y que pasen los cuatro años para dejarle el muerto a quien venga.
—De autónomos a autónoma con solera. ¿Qué consejo le das a los emprendedores?
—Llevo ya quince años de autónoma. ¿Consejo? Trabajar mucho. Trabajo desde hace 36 años: hice administrativo, terminé y hasta hoy. Cuando te haces autónomo, si la época es buena, como fue mi caso, se gana dinero. Hoy por hoy, los autónomos somos las personas peor valoradas. Yo llevo la contabilidad en mi empresa, y la mayoría de las cosas no te dejan que las degraves.
–Aun así, ¿recomiendas el autoempleo?
—¿Es que si no hay otro remedio? Mi hija estuvo cuatro años de autónoma y ha tenido que cerrar. Trabaja ahora en una tienda. De autónoma solo cubría gastos. Mi hijo está en Valencia, es profesor de Filología, tiene posgrado, dos años de alemán y trabaja en una academia a seis euros la hora. No creo que sea futuro para una persona joven. En nuestra época lo tuvimos muchísimo más fácil sin estar tan preparados.
—No sé si quiere añadir algo más.
—Sí, creo que las personas que se jubilan y están bien son las que deberían ingresar en las asociaciones vecinales y en los colectivos culturales para ayudar. Me gustaría que se animaran.
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