La hipnosis
El regreso de Hipnotízame recuerda a otros programas en los que la hipnosis tenía una pretensión más trascendental, como el extinto Flash Back
Parece Tu cara me suena. Porque estan concursantes del programa, como la jiennense Roko, y también lo conduce Manuel Fuentes, que empieza a ser un conductor omnipresente a la manera de otros compañeros en otras cadenas, como Juan y Medio y Jorge Javier Vázquez. El programa se llama Hipnotízame y ha vuelto a Antena 3 de la mano del mago Jandro. Se reestrenó con un nada despreciable 12,9 por ciento de share, según pública Fórmula TV, y está pensado para que la gente se ría. El fin último de la estrella hipnotizada es que el público disfrute de ver a un personaje famoso rendido al guión de Jandro. Así fue que Roko veía un conejo donde había una rata. Cuando despertó, como era de esperar, la rata estaba ahí, casi en sus morros. La fórmula de Hipnotízame no es novedosa. Tenemos otros ejemplos de encantamiento de famosos y hasta del público. En TVE se exprimió aquello de dormir en directo a gente del plató con la frase dormi, dormi, dormi que repetía un señor italiano mientras le ponía la mano en la frente al sujeto de la hipnosis. La subordinación completa a los deseos de otro engancha al público. Imaginemos por qué. En la niñez me impresionó Flash Back, emitido por Canal Sur. Todo el que acudía al programa se sometía a la hipnosis para hurgar en el pasado y buscar respuestas. En el programa compartían plató el parapsicólogo encargado de anestesiar a los invitados anónimos y un psicólogo que se afanaba por ofrecer una explicación científica y rigurosa de lo que pasaba por la mente de los hipnotizados. Más de una se vez se quedó sin respuestas; la ciencia no las tiene todas. Flash Back me puso delante de la tele alguna vez con mi abuelo, y me acuerdo que aquella gente con los ojos cerrados respondiendo preguntas del parapsicólogo mientras dormitaba en la silla perturbaba al padre de mi padre. —Quita eso —me dijo alguna vez, y sé que tanto le atraía como le disgustaba el formato. El programa pretendía ser serio con todos los interrogantes de credibilidad que plantea una hipnosis televisada. Si en la tele siempre hay guión, cuánto se puede preparar —he borrado maquillar— un encantamiento de ese tipo. Puestos a elegir entre la hipnosis en aras del humor y la que proponía Flash Back, me quedo con esta última. Inquieta más.
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