"Somos el puente de comunicación entre las comunidades sorda y oyente"
Laura Toro Barrio (Alcalá la Real, 1997) es mediadora comunicativa y en esta entrevista explica en qué consiste una tarea destinada a que las personas con más dificultades sientan que el mundo y la vida también les pertenecen. La joven habla con orgullo de su etapa de prácticas en la asociación Luna de Jaén, donde ocurrió eso que no siempre ocurre: todo funciona a la perfección. Quiere volver.
La entrevista con Laura Toro es el miércoles 29 de diciembre al mediodía en el Paseo de Los Álamos de Alcalá la Real. El día, sin frío, es agradable, hay familias que van y vienen y niños que disfrutan de las atracciones junto a Capuchinos. Es agradable escuchar a una veinteañera —la cadencia en la voz, la forma de gesticular— hablar con tanta pasión del oficio que ha elegido.
—¿Cómo lleva las fiestas de Navidad?
—Nochebuena la pasé con mis padres y mi pareja. Decidimos prevenir ante la nueva ola de casos de coronavirus. Tampoco estamos ampliando el círculo, pero siempre hay ese riesgo.
—¿Le preocupa el aumento del número de los contagios o está tranquila?
—Estoy tranquila, porque no es como al principio, cuando era algo desconocido incluso para los expertos, que no tenían clara la causa del problema. Según dicen los medios, esta cepa es más contagiosa, pero no afecta tanto al sistema respiratorio y los casos son más leves.
—Usted es mediadora comunicativa. ¿En qué consiste su trabajo?
—Mediación comunicativa implica que somos mediadores y ejercemos como puente de comunicación entre las comunidades sorda y oyente, porque trabajamos tanto el sistema de lenguaje de signos como el dactilológico en palma. Éste consiste en hacer una configuración en la palma de la mano de la persona sordociega, letra por letra, y con ese sistema adquiere la información que por otros sentidos no la percibe. Realmente, el tacto son sus ojos.
Por otro lado, tratamos con trastornos del habla y del lenguaje, como puede ser el TEA, la dislalia y la dislexia, entre otros. En fin, abarcamos muchos casos y creo que hacemos un trabajo muy importante.
—¿Por qué eligió este área tan especifica?
—Es curioso. Realmente acabé aquí de casualidad. Mi primera opción era Integración Social, porque me apasiona implicarme en el ámbito social y saber cómo funciona todo. Por casualidades de la vida, en Integración Social las plazas estaban agotadas y mi segunda opción era Mediación Comunicativa.
—¿Y qué hace falta para hacerlo bien en su trabajo?
—Yo creo que hay que nacer con esas características: la empatía y el compromiso. Se pueden trabajar, sí. Pero para mí son 'congénitas', forman parte de ti. Son intrínsecas. Para hacerlo bien hay que implicarse con los usuarios, porque tenemos trabajo gracias a esas personas.
—Es vocacional.
—Muy vocacional. Si no tienes esa curiosidad, ese compromiso por mejorar y adaptar la sociedad a estas personas, no servirás para este trabajo. Aun cuando se han dado avances, nuestra labor es importante. Como decía antes, somos el puente de comunicación entre las comunidades oyente y sorda, y además nos adaptamos a personas que no pueden comunicarse con el lenguaje oral o escrito. Les damos herramientas y sistemas para que tengan una vida lo más autónoma posible y estén empoderadas.
"ES GENIAL QUE TE DIGAN: 'ME HAS HECHO LA VIDA MÁS FÁCIL'"
—¿Con qué se queda de su experiencia de prácticas en 'Luna'?
—Me quedo con los últimos días, cuando las usuarias me decían: 'No quiero que te vayas. Me has hecho la vida más fácil, me has aportado mucho y he aprendido mucho contigo. Es una pena que te vayas'. Realmente cuando una usuaria te dice eso es porque estás haciendo bien tu trabajo. De una forma u otra has dejado huella y te dejan huella a ti.
—¿Le marcó algún caso en particular? ¿Qué situaciones encontró?
—Una de ellas fue encontrarme personas maravillosas como compañeras. No podía imaginar que en tres meses haría un vínculo tan fuerte con personas tan iguales a mí y con las mismas preocupaciones por el mundo. Con las usuarias siempre quieres tener el margen entre lo profesional y lo personal, pero acabas vinculándote con ellas, porque trabajas su entorno y su vida.
—Volvamos más atrás. ¿Cómo fue cursar el ciclo en el IES Santa Catalina de Alejandría?
—Destaco la labor de los docentes. He tenido mucha suerte, porque me he encontrado con profesores que están ahí por vocación y te transmiten el ímpetu por aprender y por abrirte la mente. Te acercan mundos que desconocías. Para mí ha sido un descubrimiento brutal a nivel de valores y de mente.
"HAY QUE ABRIR EL MUNDO A LAS PERSONAS QUE NO LO TIENEN FÁCIL"
—Vive en Jaén. ¿Qué destaca de la ciudad?
—Yo estoy muy cómoda viviendo en la capital. No es el nivel de vida que hay en Granada, donde la fama de fiesta y de ambiente universitario es muy conocida. Jaén también tiene ese ambiente. A mí no me gusta salir mucho de fiesta, y el nivel de vida en Jaén me gusta porque es como un pueblo, pero grande.
—¿Le gustaría seguir trabajando en la provincia?
—No estoy cerrada a salir de Andalucía, pero me encantaría volver a trabajar en 'Luna' y retomar el proyecto que empecé en las prácticas. Me impliqué bastante, tanto con la parte teórica como con la práctica, y creo que le haría muy bien a los usuarios.
—Me dijo antes de la entrevista que ha formado parte de Etnosur en algunas ediciones. ¿Volveremos a verlo en su máximo esplendor en 2022?
—Creo que no, al nivel de antes de la pandemia, no. Pero sí habrá menos restricciones que en 2021. Ojalá. Porque Etnosur aporta mucho a Alcalá la Real. Yo lo vivo aunque forme parte de la organización. Es una experiencia multisensorial. La idea de descubrir nueva música y de disfrutar el ambiente es especial. Se vive.
—Si quiere, puede acabar la entrevista con deseo para el año nuevo.
—Mi deseo en 2022 es que avancemos porque tenemos las herramientas y la obligación como sociedad. Como mediadora comunicativa, considero que debemos sensibilizarnos más, no ser tan egoístas y abrir mundo a las personas que no lo tienen tan fácil.
Fotos y vídeo: Fran Cano.
Únete a nuestro boletín