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"La venta de periódicos ha bajado muchísimo"

Por Fran Cano - Mayo 17, 2020
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José Antonio Pérez Linares (Alcalá, 1976) es un autónomo del ámbito del quiosco que primero fue albañil. La reconversión resultó dura, pero ya está más que aclimatado a los libros, a los diarios y revistas impresas y al resto de objetos que componen Librería La Mota, en Alcalá, justo enfrente de la estación de autobuses. La mascarilla no impide que el empresario hable con contundencia: le preocupa la economía y cómo será el consumo a partir de ahora. La venta de prensa de papel en su establecimiento, afirma, ha caído en la crisis sanitaria como nunca antes.

Antes del inicio de la entrevista con Lacontradejaén en la librería, hasta tres clientes entran para comprar. Todas las operaciones dentro están realizadas con sensatez y precaución tanto por parte del empresario como de los compradores. "Sentido común", reivindica José Antonio Pérez. Es el primer día de la fase uno y la tarde en Alcalá está agitada: es difícil precisar exactamente en qué punto anda el confinamiento en el imaginario colectivo. 

—¿Cómo ha ido el primer día de la fase uno?

—Fatal. Ya el primer día tras el Estado de alarma fue malo: la poca gente que venía estaba asustada. Hoy, en el comienzo de la fase uno, también mal, porque hay gente para arriba y para abajo, pero lo que es comprar, poca cosa. Usted ha visto al cliente que ha entrado hace un instante. Venía como perdido.

—¿Cree que ahora va a trabajar con más comodidad o no cambia mucho?

—Yo creo que igual. Hemos estado abiertos desde el inicio del confinamiento, porque somos quiosco y vendemos prensa. Lo que hemos hecho por el bien de todos es abrir sólo por la mañana. Desde el lunes pasado empecé a abrir por la tarde, tal y como ha hecho mi mujer en Librería Papelería Da Vinci.

—¿Ha vendido más prensa desde que empezó el Estado de alarma?

—Menos, bastante menos. Y es en todo tipo de artículos, desde libros al resto de lo que vendemos en la papelería.

—¿Miedo?

—Creo que sí. Dinero, más o menos, la gente tiene el mismo, con las excepciones de quien regenta un negocio y se ha visto obligado a cerrar por la crisis del coronavirus. Pero aquí, en Alcalá, las fábricas han seguido trabajando. Igual que los trabajadores del campo. Y son los dos sectores con más trabajo de la comarca. Dinero creo que hay más o menos el mismo, como decía. Quienes han cerrado han tenido ayudas para al menos mantenerse, como, por ejemplo, la prestación para los autónomos. Mi sensación es que hay miedo.

—¿Y cree que ahora la gente quiere informarse más o hay saturación informativa?

—Me parece que la gente está saturada de información. Como sabe, los clientes de prensa aquí son sobre todo personas mayores. Los que prefieren todavía el papel. Y han bajado las ventas muchísimo. Esta mañana he vendido dos periódicos, cuando el promedio diario en mi establecimiento es de quince o veinte. Luego están los domingos, que son muy buenos gracias a los semanales. Hay días que he vendido un periódico. Una de las causas de la bajada en las ventas es que los bares han estado cerrados, y son uno de los principales compradores de prensa.

"LA CLASE MEDIA SIEMPRE CARGA CON LA CRISIS"

—¿Cuáles son sus preocupaciones como empresario?

—Mi principal preocupación es cómo va a reaccionar la gente: si va a seguir como antes de la crisis o va a cambiar la manera de consumir y de hacer la vida en general.

—Usted y su esposa tienen dos librerías en Alcalá. Ahora se habla de recuperación. La clave es comprar en casa, ¿no?

—Claro. Es importantísimo. Las tiendas de barrios deben prevalecer ahora. Es el momento de que nuestros vecinos nos apoyen y que en vez de comprar en Amazon, que es igual o más caro, apuesten por nosotros. Además aquí ves el artículo en directo, lo puedes tocar y si hay problema, enseguida lo descambias.

—¿Será más difícil recuperarse en provincias más lastradas por el desempleo como Jaén?

—No creo. Diría que al revés. En los pueblos de la provincia estas crisis las notamos menos. Si se nota es más por el miedo que la gente percibe. Aquí en los pueblos seguimos prácticamente igual que hace tres meses. No ha variado tanto, sólo que hemos tenido que estar en casa este tiempo. Pero a partir de ahora todo está igual: la mayoría conserva el trabajo.

—¿Es el momento de ayudar con subvenciones o de bajar impuestos?

—De las dos cosas —ríe a carcajadas—. Las prestaciones deben darse a quien le haga falta de verdad y no a las grandes empresas, como otras veces se ha hecho. Las pymes siempre soportamos el esfuerzo en este tipo de recesiones, y somos las que de verdad notamos el receso. La clase media, a fin de cuentas.

"EMPECÉ EN LA OBRA CON 17 AÑOS Y ME JUBILÉ CON 35 POR MOTIVO DE SALUD"

—¿Echa de menos la construcción?

—Por parte sí y por parte no. La echo de menos porque me salí obligado por un problema de salud en la espalda. No pude decidir yo el final, sino que fue por causa mayor. Y por otro lado no lo añoro, porque era un trabajo muy duro. Empecé con 17 años y me jubilé a los 35.

—¿Cómo llevó el cambio de la obra al mundo de los libros y de la prensa?

—Muy mal. Al principio tuve depresión. Fue con 34 ó 35 años cuando me notaba mal, siendo aún muy joven. Trabajos que hacía normalmente sin problemas, como el coger una garrafa de agua de cinco litros, se volvieron de repente imposibles. Me afectó mucho.

—¿Lee más desde entonces o siempre le había gustado?

—Yo ya leía antes. Lo curioso es que ahora no tengo tiempo. Antes en la obra, a las siete de la tarde llegaba de trabajar, me duchaba y ya estaba en el sofá. Ahora hay días que salgo de aquí a las nueve de la noche. Cuando llego, me ducho y ceno son las diez. La hora de acostarse.

—Volviendo, ya para acabar, al confinamiento. El alcalde de Alcalá ha pedido no bajar la guardia. ¿Hace falta que lo diga?

—Sí, sí. Es un mensaje acertado. No podemos bajar la guardia, porque el virus sigue estando ahí y hay que tomar todas las medidas. Tenemos que ser coherentes y responsables.

—¿Tiene hijos?

—Sí, dos niñas.

—¿Han llevado bien el confinamiento?

—Bien, bien. Están canela. Se han acostumbrado. A la pequeña, que es más callejera, le ha costado más trabajo. Pero nos han dejado sorprendidos a mí y a mi mujer. Pensábamos que lo iban a pasar peor, porque es un cambio muy brusco.

—Además con el tema del colegio y las clases telemáticas.

—Efectivamente. Mi hija pequeña tiene 15 años. Decirle que no podía salir fuera era extraño. Imagínese con esa edad estar todo el día en casa.

—¿Quiere mandar un mensaje a sus vecinos y al resto de jiennenses?

—Tenemos que ser prudentes. Y hace falta mucho sentido común.

Vídeo y fotografías: Fran Cano.

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