La verdad de Curro Jiménez y la crisis de 2008, por Miguel Laguna

El escritor iliturgitano publica un libro doble en el que aborda la figura del célebre bandolero, de una parte, y las consecuencias de la crisis de 2008, de otra
Cada verano, las aventuras del más apuesto bandolero andaluz, Curro Jiménez, regresan a la pequeña pantalla, frente a la que lo espera una multitud de incondicionales que aunque se sepan cada capítulo de memoria, no se cansan de verlos. Todo lo contrario.
Una serie mítica que el escritor sevillano de nacimiento pero iliturgitano de adopción Miguel Laguna (Écija, 1943) conoce a la perfección, valora y hasta aplaude mientras deja claro (eso sí) que su argumento poco tiene que ver con la verdadera figura y aventura vital de Andrés Muñoz González, el barquero de Cantillana, en quien los autores de la legendaria obra televisiva protagonizada por Sancho Gracia se inspiraron:
"Hace diez años me llamó la atencion este bandolero; lo de la serie fue un bodrio, la tele hizo su trabajo, una serie entretenida, amena, la única que se permitió escribir algo sobre el bandolerismo, hay muy pocas películas de ese tema", aclara Laguna, y apostilla:
"Curro Jiménez, como tal, era ficticio totalente, y dicho sea de paso el llamado barquero de Cantillana nunca fue barquero, lo fueron su abuelo y su padre. Pero algunos escritores lo presentan como un criminal muy grande y la televisión se lo llevó al romanticismo, ahí hay un cacao muy grande".
Con estos mimbres, y consciente de que su nuevo libro (el décimo ya de su bibliografía particular) hará rodar por el suelo a quien es un mito para muchos, Miguel Laguna apuesta por el rigor, por los datos:
"Conocí a Curro Jiménez antes de la serie y empecé a leer libros de varios autores, todos un poquito folletinescos; estuve investigando por mi cuenta en todo el Aljarafe sevillano, pero de vox populi no me cuadraba casi nada de lo que me contaban de este bandolero con lo publicado y lo de la tele, así que me metí de lleno, investigué artículos del antropólogo Antonio García y de un tal José Santos, licenciado en Filosofía y Letras, que pegan un cambio total a esta historia".
Así descubrió que entre el personaje que clavó el actor madrileño y la realidad había un abismo, que trata de salvar con su libro, disponible ya en diferentes librerías de Andújar.
AGOBIADOS POR LA CRISIS
Voraz lector de toda la vida y aficionado a la escritura desde que tiene memoria, Miguel Laguna decidió que en esta su décima obra cabía mucho más que las andanzas de Jiménez y, en una segunda parte, apostó por llevarse a sus terrenos creativos un asunto tan controvertido como la crisis de 2008.
"Real como la vida misma, habla de la crisis que vivimos todos, en dos partes: una sarcástica y cómica y otra más seria, ya metida en política", comenta.
Así, el escritor se adentra en la historia de cuatro jóvenes "que no son buenos ni malos estudiantes, sino que se dan cuenta de que un albañil gana prácticamente más que el ingeniero que dirige la obra". ¿Les suena el argumento?
"Ellos dejan los estudios y se van de albañiles, como hicieron miles de jóvenes españoles. Les pilla la burbuja y de ser meros estudiantes pasan a ganar tres mil y pico euros al mes, pero claro, luego llegan las vacas flacas, la burbuja se desinfla y no hay trabajo", continúa el autor.
¿Que como resuelve Laguna la trama? Lean, lean: "Deciden marcharse a otros países de Europa. Así que hago un periplo de ellos por los distintos países europeos, resaltando que tampoco allí atan los perros con longaniza, que hay ventajas que no se dan en nuestro país pero que tampoco es para tanto; así que deciden volver a España".
Lo que sigue es, cuando menos, inquietante: "Uno de ellos, que terminó la carrera de Derecho, se da cuenta de que no hay trabajo y decide formar un partido político, tener un sueldo fijo sacando dos o tres concejales que puedan "hacer de bisagra". Más de actualidad, imposible.
Un libro interesante el de este escritor autodidacta que a punto de cumplir los ochenta destila vitalidad, frescura y eso que nadie debería perder por más años que pesen en su DNI: espíritu crítico.
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