"Venecia' no es una guía sino un paseo por su historia y su futuro"
Pocas cosas (casi ninguna) relacionan el mar de olivos con la perla del Adriático. Casi dos mil kilómetros de distancia que dos jiennenses, Pedro Galera y Valle Galera de Ulierte, aproximan a través de sus miradas particulares, hechas texto e ilustración en Venecia, dentro de la singular colección de Tintablanca. Mucho más que una guía, que sus autores desgranan al alimón para los lectores de Lacontradejaén. ¡Viajen con ellos "si quieren gozar"!
—¿Qué tal eso de ampliar la relación familiar, de padre e hija, y llevarla también al trabajo? ¿Repetirán, o han salido resoplando?
—VG: Ya habíamos hecho otro libro con Tintablanca, La Alhambra vivida, pero en esta ocasión la experiencia ha sido más intensa, nos hemos acercado el uno al otro pero cada uno desde nuestros lenguajes.
—PG: Muy bien, muy bien, yo estoy encantado y sé que a Valle le hacía mucha ilusión este trabajo conjunto, compartir ideas. Hay una estrechísima relación entre lo escrito y lo dibujado.
—De Venecia dicen que se ha escrito y se ha pintado todo o casi todo. ¿Qué aporta esta visión de los Galera de Jaén a los lectores? ¿Qué hay de nuevo, de original, en este libro?
—VG: A mí me preocupaba mucho cómo representar Venecia, que está muy trillada ya, sin caer en los tópicos y, a la vez, aportar algo nuevo, y se me ocurrió introducir muchas obras de otras personas que había ido realizándose a lo largo de la historia de Venecia. De alguna manera, cada forma distinta de dibujar plantea la forma de pensar de una época.
—PG: Es un libro de viajes, y como todo libro de viajes no es exactamente una guía. Se estructura en diez capítulos, diez puntos de vista en los que me voy fijando en las cosas que me parecen importantes o llaman más la atención.
—¿La Venecia monumental, la histórica, la íntima...?
—PG: Todo, todo lo que es Venecia. La Venecia del agua, la Venecia de la conexión de Oriente y Occidente, la Venecia que es un laberinto, la Venecia vista desde arriba, la Venecia pictórica, de color, y la Venecia de postal también.
—Esta es para usted, Valle: en el apartado plástico, ¿de qué manera toma cuerpo ese trabajo de investigación que comentaba en torno a la Venecia retratada por los artistas de siglos anteriores?
—VG: Por ejemplo, al final del libro hay unas ilustraciones en las que aparece el Gran Canal visto desde el nivel del mar, y luego aparece en pequeño como una postal, con la misma visión de un cuadro de Canaletto, que fue quien desarrolló mucho la idea de la veduta (una mirada turística de la que acabaría surgiendo la idea de la postal). Eso lo reinterpreto yo de esta forma. O el tema de la perspectiva de Tintoretto, que también aparece en algún dibujo; refuerzo esa perspetiva en la que el ser humano es el centro de la forma de mirar, pero introduzco también la visión bizantina dentro de San Marcos, donde pintura y arquitectura se funden.
—¿Había pintado usted la ciudad antes de realizar estas ilustraciones o este libro es su bautismo en los canales?
—VG: No la había tratado antes, no. De hecho, la pintura no es una técnica que yo haya trabajado tanto, me he dedicado más a la fotografía.
—¿Por qué Venecia y no otra ciudad? ¿Ha sido elección propia o sugerencia editorial?
—PG: La editorial tiene su línea, va publicando ciudades del mundo y nos ofrecieron Venecia. Aparte de lo que yo conocía ya de la ciudad, con motivo del libro hicimos un viaje especial Valle, el editor y yo, el año pasado.
—¿La encontraron muy cambiada? Esa amenaza constante del agua sobre la Serenísima no deja de crecer. ¿Aparece también reflejada en el libro esta preocupante circunstancia?
—PG: Sí, también aparece, es inevitable. El tema del agua, la acqua alta como dicen ellos, ha existido siempre pero en estos últimos años la verdad es que se ha hecho acuciante.
—Una ciudad en vilo: eso, ya de por sí, es motivo suficiente para visitar Venecia, para llevársela en la memoria de los ojos antes de que se la trague el Adriático. ¿Anima usted a los jiennenses a visitarla más pronto que tarde?
—PG: Primero, porque Venecia sigue siendo tan singular, tan peculiar como lo fue en su momento, al ser descubierta por el visitante medieval, y tiene la sorpresa de ser una ciudad sobre palafitos, sobre una estructura de madera flotante en el agua. Después tiene esa cosa de la decadencia, de una muerte anunciada constantemente.
—Un paraíso, según la definió Roberto Bolaño en una entrevista de 2012, pero un paraíso de contrastes...
—PG: Una ciudad muy vital, con esa explosión de color, de alegría, con el Carnaval, con la fiesta, que la hay prácticamente todos los meses del año. Pero tiene también esa pátina melancólica que anuncia la muerte y que ha sido el referente poético más fuerte de Venecia: se ha escrito más (desde el punto de vista literario) sobre la muerte de Venecia que sobre la vida de Venecia. Eso incita a decir: "Vamos a despedirnos de ella".
—¿Y por qué es recomendable que visiten la patria de Vivaldi con este libro bajo el brazo?
—PG: El libro es un acercamiento, una aproximación a la ciudad pero no como una guía convencional, sino como un paseo motivado por una reflexión sobre la historia, el pasado, el presente y el futuro de la ciudad.
En esa visita del año pasado a Venecia que los entrevistados apuntan líneas arriba no pudo estar Luz de Ulierte [esposa de Pedro Galera y madre de Valle], por motivos de salud. Su muerte, la víspera del día de Reyes, trajo consigo la pérdida de una de las más lúcidas historiadoras del arte contemporáneas, con especial apego al repertorio monumental jiennense. Precisamente esta próxima semana será homenajeada en la capital con la creación de un mural en un lienzo lateral del IES San Juan Bosco, en pleno centro de Jaén.
—¿Cómo han recibido la noticia de ese tributo artístico y urbano que visibilizará el recuerdo constante de la autora de El retablo en Jaén, entre otras muchas obras?
—VG: Es muy bonito. Ella empezó a desarrollar su carrera en Jaén, luego estuvo en Granada pero al final la terminó nuevamente aquí. Además el homenaje está enmarcado dentro de un ciclo de ciencia, y me gusta que se la reconozca como una científica dentro de la historia del arte. También porque fue pionera, aunque a veces quede un poco en el olvido.
—Una "pionera absoluta", que diría Rosa Montero.
—Fue la primera mujer secretaria del Colegio Universitario, en el año 85, en una época en la que, si se miran los créditos, todos son hombres. Y no solo aquí, también en Granada. De alguna manera hizo que cambiara este mundo. Me alegra que ella pueda servir de inspiración para la gente de ese instituto.
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