Quinientas páginas que ponen voz al 'pintor del silencio'

El libro que la artista jiennense Teresa Ortega dedicó al pintor Manuel Kayser cumple 20 años y sigue siendo el más completo estudio de su obra y su figura

De Manuel Kayser Zapata han escrito muchos y no se ha escrito poco, sino todo lo contrario, pero la palma se la lleva otra artista de aquí, Teresa Ortega, cuya magna publicación sobre la figura y la producción del singular pintor y profesor jaenés continúa luciendo la vitola del más completo estudio dedicado al Pintor del Silencio.

"Y ese silencio y soledad que emana de sus cuadros es, a mi modo de ver, el enigma y atractivo de toda la obra de Kayser, avalada, sin duda, por un a extraordinaria calidad técnica que por sí sola ya supone un valor en sí misma", escribe Ortega en el prólogo de un libro que, en 2025, cumple veinte años de existencia y de vigencia. 

Un texto en el que la propia autora (alumna ocasional del maestro) desvela los motivos que la llevaron a redactar la biografía humana y artística del singular creador jiennense: 

"Desde las primeras clases, Manuel Kayser se me reveló en toda su humanidad, y lo primero que me llamó la atención fue el trato cercano y cálido con el que trataba al alumnado, poco corriente en la docencia, dada más a establecer diferencias que cercanías entre el maestro y el discípulo".

La artista plástica continúa: "Me encontré también con el profesional que, con sabia actitud, supo abrir mi mirada y mis conocimientos a otra manera de contemplar y hacer la pintura. Y entendí que con esa actitud dignificaba no solo la docencia, sino el hecho de pintar".

Y apostilla: "De ahí que, sin darme cuenta, me viera envuelta en un interés especial por el docente, por la persona y por su pintura".

Quinientas páginas (editadas por la UNIA, la UJA y Caja Rural de Jaén) que, en definitiva, trazan un retrato vivo de quien es ya un clásico del arte de aquí, cuya creación (en palabras de Teresa Ortega), para ser comprendida, precisa "detenerse, observarla, escuchar sus silencios, empaparse de su soledad y perderse entre las texturas densas de paisajes de campiña, así como fundirse con la luz, el color y el lirismo atmosférico de sus bodegones".