Lo de Cataluña y eso
A mí lo de Cataluña y eso es que no me decía nada, os lo juro por mi Pilongo. Pero nada. Lo de Cataluña y eso era para mí como David Bowie, como las macetas, como los culos de las estríperes, como la poesía, como la sonrisa de un niño. Me daba igual a mí lo de Cataluña y eso. No me motivaba. ¿Te vas? Pues vete. ¿Te quedas? Pues quédate. ¿No sabes si irte o quedarte? Pues haz lo que quieras, o lo que no quieras, o no hagas nada, o hazlo todo, o yo qué sé, no me marees. Ante lo de Cataluña y eso —qué lamentable— yo parecía uno de esos tíos bracilargos y arrepentidos de vivir e incapaces de tirarse por la ventana: indolentes y llenos de sofá y de hombros encogidos y de vacia seca en el vientre. Ay. Supongo que yo carezco o carecía del órgano encargado de que estas cosas del independentismo o la unidad de España duelan o plazcan. A saber qué órgano será ese, pero desde luego yo no lo tengo. O no lo tenía. Porque, ahora que en Cataluña y eso se han puesto payasos y mentirosos y torpes y chulos y cagones y traidores y llorones, ahora sí, ahora lo de Cataluña y eso sí me dice cosas. No me da igual lo de Cataluña y eso. Me motiva. Ahora para mí lo de Cataluña y eso es como Manzanita, como las navajas, como las orejas que asoman por el pelo, como la narrativa, como un niño ausente. ¿Adónde te vas, Cataluña y eso? ¿Por qué te quedas, Cataluña y eso? ¿No sabes si irte o quedarte, Cataluña y eso? Cómeme los huevos, Cataluña y eso, verás qué risa. Porque ahora sí, dios mío de mi vida y de mi corazón, sentrañitas paganas, ahora sí. Para mí, ahora, por ejemplo, Puigdemont y Junqueras han dejado de ser esos dos señores que se querían ir y hablaban raro y mucho, mucho y raro. Ahora, para mí, Puigdemont y Junqueras son Don Cojonitos y El Frailón. Sí señor, ya los tengo personificados: Don Cojonitos y El Frailón son para mí Puigdemont y Junqueras ahora, ¿pasa algo? ¿A que te meto? Y hete aquí que la cosa de Cataluña y eso se ha puesto muy buena, o sea muy sucia y muy embustera, porque El Frailón está en el trullo y Don Cojonitos está en Europa, en un hotel de Europa, haciendo sus cosas de presidente cesado, de presidente capado, mientras que en Cataluña una tal Marta, la Martica, que tiene cara de dejar las llaves en un bol cuando llega a casa, pero sin clink, sin clink, su bol no hace clink cuando caen las llaves, dice que iba a haber muertos en Las Ramblas y que por eso se ha parado todo y hasta reniegan del procés, y esto es para partirse el culo de risa, que es a lo que vamos, a reírnos, ya sea comiéndonos los huevos mutuamente o viendo esto de Cataluña (y eso) como lo que es. Una charlotada porno. La ideología y el sentimiento territorial rebozados en cacorra. Te azuzo al pueblo, te azuzo al pueblo, te azuzo a la mentecatada. Una nueva jugada del ego, del partido, como hacen todos los políticos, todos, absolutamente todos, Echenique y Arrimadas también. Jo que no. Los catalanes independentistas se lo tienen que estar partiendo, seguro, el culo, digo, de risa. Salid a la calle, votad en el asfalto, recibid palitrocazos y aguantad, que nosotros nos vamos y decimos que la cosa no iba en serio del todo. ¡Ah, y pagadnos las fianzas! Y jajá y jajá y jajá y así todo el santo día estarán los ciudadanos que se creyeron lo de irse. El Frailón languidece en su celda de frailón, de frailonazo, y seguramente piensa que la cosa está torcieja y después suspira, cómo suspira el frailón. No hablará mucho con sus compañeros de cárcel, claro, no querrá caer en la vergüenza de que alguno pida también el traslado, por pestiñazo. ¡Quitadme al Frailón, que muy tostonico, que es muy tostonico el Frailón y además me mira chungo! Porque El Frailón mira chungo, qué chungo y pacífico a la vez mira el Frailón, mientras que Don Cojonitos, en Europa, de negro, mira como una alimaña a la que le han chillado por mearse en los pastelitos que ha traído la tieta Montserrat. Mi Pilongo es mi gato y lo quiero mucho, y él a mí.
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