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Los rostros de la desolación

Por Javier Esturillo - Marzo 07, 2017

Los jugadores del Real Jaén Víctor Andrés y Diego Bardanca relatan sus vivencias después de tres meses sin cobrar y sin solución a corto plazo

El Real Jaén es un balón desinflado. Durante los últimos años, se ha ido cayendo a pedazos, como el estadio en el que disputa sus partidos. Envuelto en un sinfín de problemas, especulaciones y ninguna solución a corto plazo, lleva tres meses sin pagar a sus trabajadores. Es un ejemplo de la deficiente gestión practicada por sus mandatarios. Ni siquiera su paso por Segunda División A, hace cuatro cursos, sirvió para aportar tranquilidad al club de fútbol más representativo de la provincia. Hoy en día, si nadie lo remedia, navega hacia la deriva, a pesar del grito de socorro lanzado por la afición.

Hay un fútbol que es fama, dinero y espectáculo, todo en uno. Es el de Cristiano Ronaldo y Messi. Pero también hay un fútbol terrenal, de puros currantes, que vive azotado por una crisis casi permanente: clubes que se declaran en quiebra, otros que desaparecen, jugadores que no cobran. Ese es el caso de Víctor Andrés (Soria, 1988) y Diego Bardanca (León, 1993). Ellos representan el lado más amargo de la historia de desencuentros, medias verdades y líos institucionales que lleva por nombre Real Jaén.

 Víctor Andrés y Diego Bardanca se preparan el desayuno en la cocina. Foto: Miguel A. Rodríguez Cárdenas
Víctor Andrés y Diego Bardanca se preparan el desayuno en la cocina. Foto: Miguel A. Rodríguez Cárdenas

Comparten un pequeño piso en la calle Fuente del Alamillo, en el barrio de Las Fuentezuelas. Están preparándose el desayuno: cereales con leche de almendra. Lo toman mientras ven un programa de fútbol en la televisión. Es inevitable hablar de la situación del club. "Es el pan nuestro de cada día", resume Diego Bardanca, a quien le tuvieron que reconstruir la zona superior de la boca después perder tres dientes a consecuencia de un brutal golpe, la temporada pasada, en el campo del Melilla.

A pesar de contar solo con 23 años, conoce muy bien este panorama. Desde que salió de juveniles, ha vivido un auténtico calvario en todos los equipos en los que ha estado. El Valladolid le dejó a deber cinco meses; el Recreativo, cuatro; el Eldense, tres, y el Real Jaén, juntando media campaña (llegó al club el pasado año en el mercado invernal) más lo que llevamos de esta, seis. En el Eldense fue hasta desahuciado del piso que compartía. "Veníamos de jugar la promoción de descenso contra el Avilés. Cuando llegue a la casa, habían cambiado la cerradura porque el club no había pagado el alquiler. Por suerte, me pude ir al piso de un compañero. Fue bastante duro". Aplica esa experiencia para mantener la calma y la cabeza fría. "Lo intentas llevar de la mejor manera posible, pero es muy complicado. En el vestuario solo se habla de los problemas institucionales y de cuándo se cobrará. No llegas a acostumbrarte", comenta con la mirada puesta en el suelo.

 Diego Bardanca, sentado en la cama de su cuarto. Foto: Miguel A. Rodríguez Cárdenas
Diego Bardanca, sentado en la cama de su cuarto. Foto: Miguel A. Rodríguez Cárdenas

Hijo de un minero leonés, la vida de este futbolista nómada le ha hecho madurar a pasos agigantados. Lleva una vida sencilla, muy alejada del estereotipo que tiene la gente del futbolista. No hay brillo, ni lujos, ni coches de alta gama, ni fiestas. Tanto él como Víctor Andrés, desayunan, comen y cenan en casa. Son lo más parecido a dos universitarios. Eso sí, muy bien avenidos. "Conectamos desde el principio y la verdad es que la convivencia es perfecta", asegura Bardanca. Quizá esa complicidad, esa química que desprenden y el hecho de tenerse el uno y el otro les permite sobrellevar la situación, sobre todo cuando se vive a cientos de kilómetros de la familia, los amigos y la pareja. "Quizás eso es lo más duro, la distancia que nos separa de ellos. Mi novia suele bajar una vez al mes, pero a la familia y a los amigos los veo mucho menos. Los padres te preguntan, pero ven que estás bien y, al menos, eso les tranquiliza", remata Víctor Andrés, un mediocentro con mucha clase formado en la cantera del Numancia y con una importante trayectoria en Segunda División A y en Segunda B. Su única experiencia negativa fue en la desaparecida Unión Deportiva Salamanca, donde estuvo también unos meses sin cobrar, por lo demás le han ido bien las cosas. Eso le ha permitido ahorrar lo suficiente para no notar en exceso los impagos. "Llevo un tiempo en esto y me lo puedo permitir, tengo la suerte de no necesitar dinero ya. Hasta final de temporada me voy a poder apañar", afirma el soriano.

 Víctor Andrés hace la cama antes de desayunar. Foto: Miguel A. Rodríguez Cárdenas
Víctor Andrés hace la cama antes de desayunar. Foto: Miguel A. Rodríguez Cárdenas

La Segunda B, "el pozo", como la llaman algunos, es el mejor espejo de este fútbol modesto con vocación profesional pero reglas de aficionado. Así lo ven ambos. "La gente se cree que ganamos mucho, pero no somo más que unos jornaleros o unos obreros de la pelota", replica Víctor Andrés mientras recuerda que en la plantilla del Real Jaén hay padres de familia que lo están pasando realmente mal. La última nómina que percibieron fue en noviembre; desde entonces solo han recibido promesas, pero ninguna solución. "Estamos cansados de mentiras. Lo único que queremos es transparencia y que sean lo más claros posibles", reclama Diego Bardanca.

SITUACIÓN DEPORTIVA

A los graves problemas económicos, se suma una no menos alarmante, la posible caída a los infiernos de la Tercera División. El Real Jaén está en puestos de descenso y su futuro en la División de Bronce pende de un hilo. Sin tratar de justificarse, Víctor Andrés cree que ambas cosas van ligadas. "Toda la semana hablas de lo mismo y no estás todo lo centrado que deberías en lo realmente importante, que es la pelota. Cuando sales al campo, intentas aislarte, pero lo cierto es que ya estás con un gol en contra", sintetiza. Acto seguido, el central leonés rompe una lanza en favor del entrenador, Ramón Tejada. "Se está siendo injusto con él. No es el culpable de todos los males del Real Jaén", lamenta. Víctor Andrés considera que ahora es el momento de estar unidos y remar todos en la misma dirección. "Es que no queda otra. Tenemos que salvar esto como sea y tiene que ser entre todos", reclama.

CRISIS INSTITUCIONAL

Mientras Víctor Andrés y Diego Bardanca dan el último bocado antes de irse a entrenar con el resto del equipo, el club sigue sumido en su particular crisis institucional. La última hora, según informa Ser Deportivos de Radio Jaén, es que el acuerdo entre Inaltia y la Asociación de Pequeños Accionistas del Real Jaén se ha roto. La causa principal es que el colectivo también quiere que se les ceda el 12% de las acciones en propiedad de Sergio Hitos, algo que el menor de la familia se ha negado, con lo que el pacto se ha anulado.

Este convenio se acordó la pasada noche después del órdago lanzado por Juan Miguel Hitos en el programa Ser Deportivos Jaén, en el que aseguró: "Si la Asociación de Pequeños Accionistas no se quedan con las acciones cabe la posibilidad de convocar al consejo de administración y que se opte por la disolución de la sociedad y por consiguiente la desaparición del Real Jaén", explicó. De esto modo, para Víctor Andrés, Diego Bardanca y el resto de trabajadores del club blanco continúa el calvario.

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