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“Al final del maltrato hay esperanza”

Por Fran Cano - Junio 05, 2017
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“Al final del maltrato hay esperanza”
Manuel Molina Glez: "Al final del maltrato hay esperanza".

Manuel Molina Glez presentará el jueves Abril volverás en la Biblioteca Provincial

Vuelve a la escena literaria Manuel Molina Glez (Priego de Córdoba, 1966) con un poemario que hace hablar —recitar— a mujeres maltratadas. El título es Volverás abril, y está integrado por 42 creaciones que siguen el estilo sernyu, poesía japonesa corta. El profesor y articulista —colaborador de Lacontradejaén— nos cuenta qué hay detrás y delante de su obra, que incluye Manuel para subcampeones y Haikus del olivar.

—¿Llegó al poemario a partir de una idea o fue casual?

—Es el segundo libro que he escrito con un formato de escritura japonesa, tras el haikud. Éste es otro tipo parecido, pero se llama sernyu. El yo poético sí aparece con claridad, a diferencia de lo que ocurre en el haikus. En cambio, la medida y la distribución de la métrica sí coinciden. He hecho un ejercicio de reflexión sobre una lacra, el maltrato. Me he permitido en una voz poética femenina. Creo que al final de algo tan turbio hay esperanza.

—¿Cuánto tiempo le ha llevado?

–Escribo muy lento. Un libro de poesía me lleva un año. Éste tiene 42. Mi modo de hacer es escribir mucho sobre el tema y luego seleccionar los poemas.

—¿Por qué el título?

—Quería uno que llamara la atención. Abril está relacionado con la primavera y la regeneración; volverás es por la idea de ser persona de nuevo y sentirse regenerado de algo que te deja hundido. La suma de los dos términos vértebra la idea. Quería generar esperanza a partir de un tema tan delicado. En algunos pueblos ha servido para que mujeres maltratadas lo hayan leído público: ha sido su forma de decírselo a la sociedad.

—¿Qué le empujó a escribir este trabajo?

—Conocer muy de cerca esta desgracia, tanto en mi entorno personal como profesional. Como poeta puedes escribir de realidades idealizadas, pero también tienes la obligación de poner la mirada, la lupa, en problemas sociales.

—¿Cuándo publicó el anterior poemario, Haikud del olivar?

—Hace cinco años. Ha llegado a la cuarta edición. Se ha vendido mucho teniendo en cuenta que es un género minoritario. Es trilingüe, y es un libro que permanece. Los de poesía perduran en el tiempo, a diferencia de la narrativa. Tengo esa sensación.

—Lleva ocho libros. ¿Qué tiene éste de distinto al resto?

—A mi juicio, es el más social que he escrito. La implicación ideológica es más latente, con más carga social. Es más crudo y hay algo más de trasfondo: todos los poemas parten de un hecho real. Luego, lo poetizo.

—¿Se siente más cómodo en la poesía que en la narrativa?

—Últimamente sí. Casi todo lo que escribo es poesía. Me inicié con relatos, con Manual de subcampeones. He cosechado premios en prosa, pero ahora me he decantado por poesía.

—¿Qué escritores de Jaén le gustan?

—Soy devoto de Antonio Muñoz Molina, porque combina la escritura de ficción con la columna periodística. Me siento muy identificado con él.

—¿Sabe ya de qué será su siguiente trabajo?

—Hay varias posibilidades. Tengo otro poemario acabado, que es mi recorrido a lo largo de estos años. Terminaré el asunto de la poesía japonesa con una tercera entrega.

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