El taxi de Jaén sale a la calle para decir basta a la violencia

El paro parcial y la marcha lenta celebrados este martes evidencian la unidad del sector tras la agresión sufrida por un conductor durante un servicio nocturno
La lluvia fina y el frío no impidieron que el sector del taxi de Jaén respondiera con contundencia. Este martes, decenas de vehículos recorrieron lentamente las calles de la capital en una protesta para visibilizar el malestar de un colectivo cansado de trabajar bajo tensión y mostrar un respaldo unánime al compañero que fue agredido mientras cumplía con su servicio.
La movilización, convocada por la Gremial Provincial de Autotaxis de Jaén y Radio Taxi Jaén, combinó un paro parcial entre las once de la mañana y la una de la tarde con una marcha lenta que partió desde la calle Catalina Mir Real. Los taxis, alineados y avanzando a paso reducido, dibujaron una estampa poco habitual en una ciudad que, durante dos horas, notó la ausencia de un servicio esencial.
Detrás de esa imagen estaba la indignación acumulada tras la agresión ocurrida en la madrugada del pasado domingo. Eran alrededor de la una y media de la mañana, una franja especialmente complicada en fines de semana y más aún en plena Navidad. El conductor, al volante de un vehículo adaptado, se dirigía a la parada de la calle Virgen de la Capilla después de recibir una llamada para recoger a una persona con movilidad reducida. Un servicio más en una noche intensa que terminó convirtiéndose en una experiencia violenta.
Según el relato del presidente de la Gremial, Luis Carlos García, al llegar a la parada varios individuos le preguntaron a quién iba a recoger. La respuesta, clara y correcta, no calmó los ánimos. Los insultos dieron paso a la agresividad y algunos llegaron a agarrarse al retrovisor del taxi con la intención de arrancarlo. El conductor se bajó para evitar daños mayores y fue entonces cuando varias personas se abalanzaron sobre él, causándole heridas visibles en la cabeza y en un ojo.
El taxista logró activar el botón del pánico y, en cuestión de minutos, otros compañeros acudieron en su ayuda. La policía también se desplazó rápidamente, identificó a los implicados y permitió que el conductor pudiera completar el servicio para el cliente con movilidad reducida. Después llegarían la atención en Urgencias y la denuncia formal en comisaría.
Para muchos taxistas, lo ocurrido no es un hecho aislado, sino el episodio más grave de una dinámica que se repite con demasiada frecuencia en noches de alta demanda. Increpaciones, presión y falta de respeto forman parte, denuncian, de su día a día.
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