"Jaén es la provincia menos conocida y la más rica para el turista"
María Eugenia Gil Barroso (Málaga, 1980) es la coordinadora en Alcalá la Real de la Fundación Ciudades Medias del Centro de Andalucía. Llegó al municipio hace diez años y desde entonces trabaja en aras de profesionalizar el sector, al tiempo que se ocupa de la gestión de los monumentos. Admite que le sorprende la capacidad de respuesta del público en los festivales que se celebran en la provincia. "Jaén es la gran desconocida de Andalucía y la más rica", asegura.
Hay en el discurso de Gil Barroso la sensación de que el año 2022 puede ser un punto de inflexión positivo para la industria, pese a obstáculos como la inflación y el impacto de la invasión rusa en Ucrania. Está convencida de que los destinos de interior salen reforzados tras los peores meses de la pandemia. Lo analiza y repasa su trayectoria desde su despacho en en Casa Pineda, en Alcalá la Real.
—El mensaje de 'TurJaén' para 2022 apela al regreso de registros mejores incluso que antes de la pandemia. ¿Es tan optimista?
—Es difícil aventurarse. Sí es cierto que los datos que nos ha ofrecido el primer cuatrimestre son de un crecimiento muy bueno en comparación con los años 2020 y 2021, marcados por la pandemia. Y hemos superado los datos de 2019. Hasta mediados de mayo, los registros que tenemos son muy positivos.
—¿Cómo está siendo para el sector volver a reactivarse y dejar atrás los momentos más difíciles del confinamiento?
—Ha sido muy ilusionante. Los cierres perimetrales afectaron a nivel de visitas, como en todos los destinos, pero en nuestro caso mucha gente de la provincia se ha acercado a visitarnos. E incluso vecinos de Alcalá la Real han conocido sus propios recursos turísticos. En el turismo de interior no hubo un parón del turismo tan destacable como el que sí tuvo el de costa.
Nosotros nos hemos mantenido en niveles constantes de turistas. Es verdad que se ha concentrado en los fines de semana y en los días festivos, pero parece ser que los destinos de interior han salido reforzados en la crisis sanitaria.
—¿Y cómo está el ánimo entre los profesionales?
—Los veo muy animados. Están recuperando el 'tono muscular', porque todo el mundo ha vuelto a conectarse y se generan nuevas expectativas. Ahora hay agencias que vuelven a programar y clientes que piden presupuestos. Todo el mundo está trabajando con ilusión y seguro que dará frutos de aquí en adelante. Desde mi posición veo que se ha recuperado el turista individual, el familiar y el de grupo, si bien las grandes agencias que movían un volumen superior de visitantes no están todavía al nivel anterior a la pandemia. Sí sé que están trabajando mucho para las próximas temporadas.
—¿Crees que más que nunca hace falta que administraciones y empresas privadas vayan de la mano?
—Por supuesto. Porque la empresa privada no puede con sus propios medios en épocas difíciles. Y a la administración pública le viene bien la capacidad de reacción y de trabajo que tiene el empresario. Se complementan muy bien y en Alcalá la Real funciona. De hecho, una de las patas de gestión turística en el municipio es la Asociación Alcalá la Real Destino de Calidad.
"LA MOTA ES NUESTRO IMÁN, PERO CADA VEZ HAY MÁS TURISTAS QUE VIVEN EXPERIENCIAS"
—¿Cuál es exactamente su trabajo en 'Ciudades Medias'?
—Mi trabajo es la gestión turística de los recursos monumentales de Alcalá la Real, y me ocupo también de la planificación en colaboración con el Área de Turismo del Ayuntamiento de Alcalá. Al ser Alcalá la Real una de las 'Ciudades Medias' del Centro de Andalucía y trabajar en red con el resto de municipios, trabajo en la gestión del destino Ciudades Medias, junto con el resto de coordinadores de Antequera, Écija, Estepa, Loja, Lucena y Puente Genil. En definitiva, tengo dos líneas de trabajo, pero siempre buscando ampliar el flujo de turistas, la profesionalización del sector y el desarrollo local.
—En las últimas Jornadas de Calidad Turística se puso el acento en la necesidad de que La Mota no sea el único reclamo de Alcalá la Real. ¿Qué hay que hacer para conseguirlo?
—A raíz de la pandemia este objetivo es incluso más posible. Es cierto que La Mota es el imán de atracción que posibilita que Alcalá la Real esté en el mapa turístico y en el circuito de los grandes turoperadores. Y es innegable que gracias a la Fortaleza Alcalá la Real es un foco de turismo patrimonial y cultural importante. Si a eso le unes la profesionalización del sector a través de 'Ciudades Medias' y de las herramientas que brinda el Ayuntamiento, el resultado es aún mejor.
Se está trabajando en diversificar el turismo a través de la rama cultural y gastronómica, que se está haciendo con la Asociación Alcalá la Real Destino de Calidad. El producto agroalimentario de la zona es fuerte y genera atracción. Además, tenemos el turismo rural, habilitado por los alojamientos en las diferentes aldeas, y el de naturaleza y senderismo, potenciado por la Senda Ciclable de las Aldeas. Cada vez hay más turistas y cada vez se usan más las rutas. Se palpa y se ve incluso desde el centro de la ciudad.
—¿La gastronomía es tan diferencial como a menudo se dice para visitar un destino?
—La gastronomía marca la diferencia y genera un buen o mal recuerdo del viaje. El turismo gastronómico es en sí mismo un motor turístico. Supone una excusa, y es verdad que los destinos turísticos no son sólo sus recursos patrimoniales, sino sus experiencias y oferta complementaria. Un destino turístico sin experiencias, por mucho monumentalidad que ofrezca, se queda en nada. Porque cada vez más el turista es más experiencial y experimental.
"SOY UNA ENAMORADA DEL CENTRO DE EUROPA"
—¿Tenía claro que iba a estudiar Turismo?
—Mi vocación era estudiar Historia. Lo de Turismo se dio prácticamente en mi último curso. No quería ser profesora y 'me encontró' una carrera que en Málaga llevaba pocos años. Tenía un tinte multidisciplinar que me interesaba, porque yo ya tenía incorporados los idiomas inglés y alemán. Siendo de Málaga, sabía que Turismo tendría salida laboral. Yo tenía claro que quería empezar a trabajar desde muy joven. En la época en la que yo terminé la carrera, entre 2000 y 2002, encontrabas trabajo muy rápido.
—¿Ha viajado lo suficiente?
—He viajado mucho por placer y por trabajo. He tenido trabajos que han propiciado que viaje cada dos semanas. Estuve en una empresa en la que íbamos una semana sí y otra no al origen. En aquella época viaje mucho. Y a nivel personal, también, desde que era pequeña ya mis padres me mandaban fuera por intercambios. Por mi cuenta he viajado mucho al extranjero.
—¿Y qué lugares recomienda?
—Yo soy una enamorada de Alemania. Lo primero es conocer España, porque tenemos una gran riqueza. A mí me fascina el centro de Europa.
—Es malagueña, ¿extraña el mar?
—Llevo ya diez años viviendo en Alcalá la Real. En el inicio recuerdo que salía a caminar por el carril bici y buscaba el mar con la mirada. Lo echaba de menos, sí. Ya ha pasado una década, mi vida ha cambiado y regreso a Málaga cuando quiero. Me he acostumbrado a estar aquí. Tengo dos hijas y no es lo mismo criarlas aquí que en una gran ciudad. Aquí están más cómodas.
—Llegan los meses de los festivales y de la cultural al aire libre. ¿Qué espera en Alcalá la Real y en Jaén?
—Cuando llegué aquí me sorprendió la oferta cultural que tiene Alcalá tanto en invierno como en verano, que es brutal. También me sorprende año tras año la respuesta positiva de los festivales, ya sean de gran formato, como Etnosur, o de propuestas más reducidas. Siempre ha público dispuesto a asistir, y eso me ha sorprendido gratamente.
Me parece fenomenal los festivales que se hacen en Jaén para desestacionalizar el turismo. Además están súper consolidados y enriquecen a los destinos. Propician que Jaén sea más conocida. Desde luego es la gran desconocida de Andalucía a pesar de ser, en mi opinión, la más rica, no sólo a nivel cultural, sino natural. Cuando no eres de aquí, no lo sabes. Y cuando llegas y lo conoces, tomas conciencia de lo rica que es la provincia.
—¿Quiere añadir algo más?
—Destaco el gran esfuerzo de ayuntamientos como el de Alcalá la Real por mantener y profesionalizar la industria del turismo. Es una labor importantísima y necesaria. La gestión pública es precisa en estos sitios porque es la única manera de mantener en el tiempo el turismo y de rentabilizar el esfuerzo económico que se hace por los monumentos.
Fotografías y vídeo: Fran Cano.
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