La demolición de la antigua estación de trenes de Marmolejo sorprende al Ayuntamiento
"Es un mazazo terrible", lamenta Rafael Valdivia, concejal de Patrimonio, quien remarca que cualquier obra exige licencia municipal
"Ha sido una desgracia". Habla Rafael Valdivia, concejal de Patrimonio, tras enterarse de que la antigua estación de trenes de Marmolejo ha sido derruida. Ocurrió ayer, y la demolición, realizada por una empresa en un terreno privado, ha pillado por sorpresa al equipo de Gobierno. "Nadie ha pedido en el Ayuntamiento licencia municipal para esa obra", lamenta Valdivia en declaraciones a este medio.
Fue en torno a las cinco de la tarde cuando el concejal recibió una fotografía en su teléfono móvil: el edificio que antaño fue una estación de trenes estaba hecho escombros. Enseguida, el Ayuntamiento mandó a la Policía Local hasta la zona, ubicada a unos cuatro kilómetros del casco urbano, para requerir la documentación pertinente a la empresa. "La responsabilidad, en cualquier caso, es del organismo contratante por no pedir la licencia al Ayuntamiento, un trámite obligatorio por más que la propiedad sea privada", remarca Valdivia.
El caso está siendo investigado, y el equipo de Gobierno ya ha abierto expediente, pues ha activado a la asesoría jurídica necesaria para determinar qué ha ocurrido. "Si nos hubiesen pedido la licencia, nos hubiéramos negado alegando relevancia histórica. Esto va en contra de nuestra política de patrimonio", agrega.
"YA NO PODEMOS RECUPERAR UN EDIFICIO HISTÓRICO"
La pérdida para el municipio ya es irreparable justo cuando el Ayuntamiento prepara un catálogo de patrimonio histórico. El edificio estaba por cumplir siglo y medio desde que se abrió —acumula décadas sin uso. La intención del Ayuntamiento era ponerlo en valor como una sala de usos múltiple con fotografías antiguas que narrasen la historia reciente del municipio.
El edificio estaba muy deteriorado. Los planes del equipo de Gobierno pasaban por recuperarlo, con la ayuda de Adif, e incluirlo en el catálogo patrimonial. "Era una estación a la que teníamos mucho cariño, porque venían miles de agüistas para disfrutar del balneario. Es un mazazo perderla", concluye.
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