El matrimonio de Santiago-Pontones que no puede volver a su aldea
La nieta de Juan García y Remedios Martínez, vecinos de Los Galdones, pide desde hace décadas "un acceso digno" a la vivienda de sus abuelos
El vídeo de Juan García —vecino de Los Galdones (Santiago-Pontones) de 95 años— transportado en una carretilla para llegar a su vivienda refleja la situación (personal y social) de un matrimonio que ya no puede entrar a su casa debido al estado del Gran Recorrido 247. "Necesitamos un acceso digno en el camino y llevamos pidiéndolo desde hace más de 20 años", expresa en declaraciones a este periódico Iris García, nieta del matrimonio, y señala que las siguientes generaciones sufrirán la carencia si no llega una solución: "Mis tíos, sin ir más lejos, ya están jubilados. No queremos que lo de la carretilla sea recurrente".
Los problemas de movilidad de Juan García, que sufrió un accidente con 45 años, han condicionado la situación la familia, que pasó de comunicar el problema oralmente al Ayuntamiento de Santiago-Pontones a registrar instancias. Una de ellas, a la que ha tenido acceso Lacontradejaén, data de 2018. "También lo hemos hecho saber al Defensor del Pueblo y la última comunicación con el Ayuntamiento fue hace un mes", precisa Iris García.
"Sólo pedimos un acceso para que mi abuelo pueda llegar en coche y no haya que transportarlo en una carretilla. Ya no es posible movilizarlo ni en silla de ruedas", abunda la nieta, quien demanda a las administraciones competentes "más voluntad" en un camino pedregoso donde a menudo transita el ganado. "Nos dicen que es un paraje natural, pero otras aldeas sí tienen su acceso en condiciones; nos basta con que pueda pasar un coche", añade.
"ESTÁN METIDOS EN UN PISO EN CASTELLÓN Y AÑORAN SU CORTIJO"
Ahora, Juan García y Remedios Martínez (85 años) están en un piso en Castellón, adonde emigraron en busca de mejores condiciones laborales. Él trabajó en una fábrica de azulejos hasta que se jubiló por el accidente y los cuatro hijos que tuvieron se criaron en Los Galdones.
Ya no vive nadie en la aldea. La situación de Juan García ha propiciado que vuelvan a Castellón, si bien este verano han podido pasar unos días bajo supervisión familiar, que es la única manera de que no estén en peligro. "Están metidos en un piso, y es una lástima. Añoran su cortijo: han estado al aire libre toda la vida", explica la nieta.
El matrimonio participó en las repoblaciones de árboles en La Toba y en los alrededores de Santiago-Pontones. "Ojalá nos hagan caso y ellos pueden todavía disfrutar de Los Galdones", concluye Iris García.
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