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“El mensaje de Dios no excluye a nadie”

Por Fran Cano - Diciembre 31, 2017
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Antonio del Moral Pareja (Frailes, 1988) ha tenido crisis de fe como cualquier cristiano. Es proclive a ciertos cambios en la Iglesia que buena parte de la sociedad vería con buenos ojos. El sacristán de la Parroquia Santa Lucía Mártir de Frailes tiene el sacerdocio en el horizonte. Dice que sería un paso más en su forma de vivir la fe. Aún no lo ha dado, y no será por falta de inquietudes: Del Moral acumula años en la comunidad de su pueblo, es uno de los sacristanes más jóvenes de la provincia y siempre está dispuesto a ayudar al prójimo. Su idea de iglesia, claro, es inclusiva. La entrevista se da junto a la parroquia, en una habitación donde ha recibido el catecismo que ahora imparte.

—Navidad es de las fiestas más emblemáticas del cristianismo. Comparada con Semana Santa, ¿cree que la Navidad toca más el corazón de la gente?

—Sí, porque aquí lo que conmemoramos es el nacimiento de Cristo. La Semana Santa, en cambio, es su Pasión y muerte. Es distinto. Ahora hay más alegría: la gente lo vive con reuniones familiares, con villancicos. Vivimos momentos más alegres.

—¿Hay más afluencia en las parroquias durante estas fechas?

—Siempre en las solemnidades hay más asistencia, sí. En las fiestas grandes se nota ese incremiento, como ocurre en Navidad, la Semana Santa y las fiestas patronales.

 Del Moral:
Del Moral: "La Navidad es la fiesta más alegre del cristianismo".

—¿Cuáles son las grandes celebraciones en estas fechas?

—Ahora hemos vivido en la parroquia la misa del Gallo, en la noche del 24 de diciembre, y luego al día siguiente es la Navidad. En esta suele haber un pequeño teatro o se invita a participar de pastorcillos a los niños que cursan el catecismo. Es una celebración en la que suele cantar el coro los villancicos típicos del pueblo. Además, hacemos un portal de Belén los días previos, así como el adorno de la Iglesia. Todo lo vivimos solemnemente. Y tenemos por delante, aparte de las habituales, la misa de Año Nuevo.

—¿Y qué tal es esta?

—Es la primera del año y aprovechamos para dar las gracias al Señor justo por eso. Además hay solemnidad hacia la Virgen. Y la celebración sirve, como decía, para desear y pedir que el año nuevo sea bueno para todos.

“VIVIMOS TIEMPOS EN LOS QUE LA FE ESTÁ MAL VISTA”

—¿Cuál es su misa preferida?

—Me gusta mucho la Navidad, aunque también me atrae la Semana Santa, y digamos que estoy entre una y otra. Nuestra parroquia tiene junio, que es un mes muy festivo. Si tengo que elegir, diciembre es mi mes porque coincide con las fiestas de Santa Lucía. En lo que respecta a la Navidad, me quedo con la misa del Gallo, porque conmemoramos el nacimiento del Señor. Me llena mucho porque la he vivido desde niño, y ahora supone el proceso desde que ayudo en la organización, en la parroquia, hasta que se celebra.

—Han pasado más de 2.000 años desde el nacimiento de Cristo. ¿Cuál es el gran mensaje o la idea potente que traslada el cristianismo en esta época?

—El que debería trasladar es que el Señor viene para todos. El mensaje de Dios no excluye a nadie. La Iglesia para mí tiene que ser casa de acogida para todos. Es lo que intento. Debe serlo para todos: grandes, pequeños, creyentes, no creyentes… Todos. Por eso yo vivo mi fe así. Nosotros sí que tenemos la tarea de saber trasladar el mensaje de Cristo. Es lo más complicado.

—¿Es difícil?

—Sí. El primer obstáculo es trasladar ese mensaje. Hay quien piensa que solo compete a los sacerdotes, y yo creo que nos toca a todos los que somos cristianos. Otra dificultad es lograr que la gente lo acoja. No sé por qué, pero el mensaje de Cristo no es recibido por unos pocos que hacen más ruido que quienes sí lo quieren acoger. Vivimos tiempos en los que la fe se excluye o no está bien vista. Los cristianos debemos hacer hincapié en qué es Cristo y cuál es su mensaje.

 El sacristán frailero pone el acento en las diferentes formas de vivir la fe.
El sacristán frailero pone el acento en las diferentes formas de vivir la fe.

“¿UN SACRISTÁN JOVEN? YO CREO EN LO QUE HAGO”

—Háblenos de sus labores como sacristán.

—Un sacristán, a mi entender, es esa persona que ayuda al sacerdote en la parroquia, que está al quite de detalles concretos, como abrir y cerrar la iglesia y preparar la misa. A fin de cuentas, se trata de estar pendiente de los detalles que el sacerdote no puede hacer por falta de tiempo.

—¿Tiene más trabajo ahora?

—Estos días son muy ajetreados. En las misas viene mucha gente y la celebración supone más tiempo de preparación. Es cierto que hay más movimiento.

—En algunos municipios de Jaén ahora es normal ver escenas inhumanas: temporeros extranjeros durmiendo entre cartones en estaciones de autobuses. ¿Le preocupa que se normalicen esas escenas?

—Sí. La ayuda debe ser de todos. Que Cáritas haga una gran labor no me deja tranquilo. Es tarea de todos. Aquí, en Frailes, mandamos toda la ayuda que es posible no solo a las familias que atendemos en el pueblo, sino a municipios como Alcalá la Real. La situación que comenta es de pena y de vergüenza, sí. Ves a esa gente entre cartones en las estaciones de autobuses y piensas que solo han venido a buscarse la vida. Insisto en que es tarea de todos, y no solo de la iglesia.

—En Frailes por suerte nadie duerme en la calle.

—No, no. Aunque sí que hemos ayudado a algún temporero que ha necesitado alimentos o ropas que recogemos. Nuestra parroquia no es muy grande, pero intentamos ayudar en todo lo que es posible. Tanto el sacerdote como el grupo de Cáritas están disponibles cuando alguien precisa ayuda.

"Es complicado atraer a la juventud a misa", afirma.

—¿Ha tenido la oportunidad de hablar con algún temporero que haya pedido ayuda?

—Sí, una vez ayudé a un musulmán. Recuerdo que me vio en la parroquia y se produjo una situación graciosa: creo que él pensó que le íbamos a decir que no. Enseguida me argumentó que Cristo ayudaba a los pobres. Le dije que claro, que sin problemas le ayudaríamos a él también. Y así fue.

—Quizá sea usted de los sacristanes más jóvenes de la provincia.

—No sabría decirle.

—¿Le motiva ser un sacristán joven?

—Sí, yo estoy aquí porque, además de vivir mi fe, colaboro con la parroquia de mi pueblo y me siento satisfecho. Creo en lo que hago y no me importa dedicar mi tiempo. Es cierto que me gustaría que se implicará mucho más la gente joven, porque hace falta en las parroquias.

“AÚN NO HE DADO EL PASO DE INGRESAR EN EL SEMINARIO”

—Tradicionalmente a la juventud le cuesta más acercarse a la parroquia, y sin embargo es participativa en citas como los campamentos de verano y la Jornada Mundial de la Juntad. ¿Hay manera de conseguir la misma participación en las citas semanales?

—Ahí está la dificultad, sin duda. Desde la catequesis y desde los grupos jóvenes católicos se incentiva la vida parroquial como algo normal y cotidiano, que forma parte de la fe. Venir a misa no tiene que ser un rollo. Es lo que intento trasladar en la catequesis: descubrir a Cristo ahí, en la misa. Pero es una tarea difícil, supongo que será poco a poco. El muro es la misa. Los jóvenes siempre están más dispuestos cuando hacemos alguna peregrinación u otro acto exterior. Yo recuerdo de mi época de catecismo que había gente a la que ya le costaba venir a misa los domingos.

—¿Ha decidido ingresar en el seminario?

—Aún no, pero sí que pienso en dar un paso más allá en mi fe. Supondría prepararme durante siete años para el sacerdocio. El primer año es introductor, para medir si de verdad hay vocación. El segundo año sí que empieza la carrera, la formación espiritual.

—¿Qué espera encontrar en esa experiencia?

—Lo que me gustaría es llegar a formarme bien para llevar la palabra de Dios y saber acercarme a los enfermos y a los jóvenes. Tengo que saber transmitir lo que me enseñen. Intentar llevar a la gente hacia Cristo.

 El sacerdocio, una opción que valora.
El sacerdocio, una opción que valora.

—Se nota que le ilusiona.

—Sí, porque vivo mi fe y sería un paso más.

—¿Y por qué duda aún en darlo?

— Porque soy —se ríe— una persona muy indecisa y con muchos miedos. Me cuesta dar los pasos, tengo que pensármelo mucho.

—¿Qué opina su entorno?

—Respetan la idea y me apoyan en mi decisión. Sea la que sea.

Vídeo y fotografías: Antonio Anguita.

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