Ministro de letras televisivo

El nombramiento de Màxim Huerta como ministro de Cultura y Deportes invita a leer los libros del escritor y repasar los formatos que hizo en la pequeña pantalla

Ya lo conté por aquí una vez, pero ahora llega la versión extendida: Me tocó llevar Cultura de improvisto un fin de semana en el periódico. Era la primera vez. Casi todo era muy improvisado, de manera que tampoco le di tanta importancia al cambio de área anticipado treinta segundos después de soltar la mochila en mi mesa. En la agenda tenía tres actos sobre temas culturales que se sucedían, y había que volver con premura a Redacción para escribir una página entera, sin apenas publicidad. La estrategia pasaba por acudir a esos actos como un testigo fugaz, tomar notas y resumir todo en no más de seis o siete párrafos. —Metesaca rápido —me recomendó un compañero. Lo tomé casi literalmente. Uno de los actos previstos era la presentación del entonces último libro de Màxim Huerta, que vino a Jaén arropado por un colectivo literario. Lo vi entrar y enseguida constaté cómo el personaje televisivo del programa AR daba paso a un hombre que explicaba en público la clase de escritor que era, el interés que tenía en descubrir en sus ficciones el universo de las mujeres. Huerta empezó a debatir con el presidente del colectivo literario y ambos hicieron un recorrido por algunas de sus novelas. Yo tomé nota pensando en el tiempo, en volver para escribir la página maldita. Así que me enredé y en la noticia fusioné tramas de dos novelas autónomas del hoy ministro de Cultura y Deportes. Un poco más y le invento una trilogía. Cuando salió publicada y compartida la nota en redes, Huerta advirtió el error y me exculpó en público: —Parece que el chaval se ha hecho un lío. Bueno, en realidad la página entera que escribí fue un quilombo, un atropello al periodismo.  *** El nombramiento del periodista y escritor ha sido quizá el más comentado de la nueva administración Sánchez, hasta ahora respetada con el silencio sepulcral de la prensa conservadora; la socialdemócrata, cambio incluido en la dirección de su diario insignia, también ha cambiado el tono editorial. Al nuevo ministro de Cultura y Deportes se le recuerdan los tuits que publicó cuando no tenía salario público. Desde que ejerce en el cargo, ha modulado su escaso interés por el deporte, al tiempo que ha reivindicado la cultura de España, con retuits a colegas escritoras como Rosa Montero. No ha renegado ni tiene por qué hacerlo de su pasado en televisión, aunque también se ha rescatado una entrevista en la que aseguró que la basura reinaba más en internet que en la caja tonta. Querido ministro, desde aquí vamos a intentar llevarte la contra(ria). Solo en eso, claro.