Mira la foto
Puedes encaramarte a un olivo para sacar una fotografía como la que encabeza este artículo. Puedes hacerlo y de hecho, lo has hecho. Ustedes pensarán: a un olivo, a un olivo no te has subido, artista. Es más, me dirán que soy un fantaseador porque no existen olivos tan altos (aunque, miren, antes de entrar en Castillo de Locubín hay un olivo que mide por lo menos 15 metros o así). Habrán pensado, además, que ahí, en ese sitio de la calle Roldán y Marín, no hay olivos, sino naranjitos. Si existiesen olivos tan altos, ¡madre mía, qué fardería tendría Jaén!
Pero a Jaén le cuesta fardar porque en Jaén la mayoría de los proyectos “faraónicos” que desarrollamos para subir a la ciudad de nivel en el videojuego de la modernidad, se convierten en un problema, o en una miseria, que es más triste. O en un mojón, que se convierte en carnaza durante cuatro años para nuestros políticos municipales. Y me explico: giren la cabeza a la izquierda desde donde tomé la foto: ¡El Paseo de la Estación! ¡Qué perspectiva! Sigamos.
El viernes me invitaron a tomar una cerveza y unas patatillas en la terraza desde donde está sacada la fotografía. La vista del Paseo de la Estación era espectacular, si miran a la izquierda, claro. Espectacular, espectacular. La perspectiva que dibuja la catenaria del tranvía hasta la Plaza de las Batallas podría servir como ejemplo didáctico para los estudiantes de Dibujo Técnico del bachillerato, o de cualquiera de las ingenierías de la UJA. Perfección técnica, sí. Pero giré a la derecha mi cabeza y me enfoqué en las obras, en las obras que estaban abriéndole la barriga a Roldán y Marín para construir no sé qué paseo y no sé qué acceso y no sé qué cosa más. Como ven, en Jaén somos muy de responder así, con ese “no sé qué, no sé qué”. Lo hacemos con la misma facilidad con que proferimos chulos nuestro idiosincrásico “ni pollas”. Pero quiero que se fijen en la fotografía. ¿Ven la fotografía? No hay prisa. Entreténganse escudriñándola, insisto, no hay prisa. Observen los pilares de hormigón. Recréense en los arbolitos, que, por cierto, parecen arbolitos de brócoli, ¿verdad? Ahí lo tienen, otro gran proyecto para la ciudad de Jaén. Otra aspersión de euros. ¡A ver hasta dónde llega la realidad! A ver qué rédito saca el político municipal, porque, ¡rediós!, ya me sé el cuento, nene: el puro tópico, ¡y a lo Locus Amoenus!
Les decía que, mientras tomaba esa fotografía, recordaba los meses en que el nene que iba a pie, o en coche, o en moto a trabajar, tuvo que soportar las molestias de la construcción de un tranvía que hoy solo sirve para aparcar, y cargar y descargar chiquillos, patatas fritas, enseres, papeles, gestiones, abuelos, abuelas, beber un café rápido y deme usted la cuenta. Para eso sirve, y te lo demuestro. Menos mal que hoy le hemos descubierto otro uso, otra utilidad a nuestro tranvía de Jaén: el de ser un simple y didáctico ejemplo de perspectiva para la asignatura de Dibujo Técnico. Qué bien.
Pero seguía recordando, mientras sacaba la fotografía, el dinero que invertimos -por lo menos en palmeras y en balizas de hormigón- en el polígono Parque Empresarial Nuevo Jaén. Tanto uno como otro fueron proyectos que se ejecutaron sin que el resultado pillase a la realidad de Jaén vestida de Prada. Miren el trazado del tranvía. Visiten el Parque Empresarial Nuevo Jaén. Allí hay espacio para montar, no solo un nuevo estadio para el Real Jaén, sino un aeropuerto que deje por uno de juguete al de Graná, no se crean.
Mira, así estamos. Seas de la izquierda o seas de la derecha, des salto en el centro o te sientes en el suelo, estamos hartos y nos revientan estas faraónicas obras cuyo fruto, al final, es un trampantojo. Un trampantojo que, en el mejor de los casos, llegará a ser una bolsa llena de carnaza pestilente con la que, los concejales de este gobierno municipal, puedan jugar a los carroñitas y así entretenidos, se diviertan tirándosela cuatro años más; o un lustro, o un decenio, yo qué sé. Proyectos que terminan ejecutándose sin valorar antes cómo repercutirán en el desarrollo de otros barrios de la ciudad, barrios que siguen sin aceras y vecinos que siguen sin acceso a; proyectos que minan los recursos de la ciudad e impiden destinarlos con inteligencia y eficiencia en un Jaén de futuro, pero un futuro de verdad, y no de mentira.
BLUMM
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