Mirada optimista

Día 14 de agosto, hora de la siesta. Me encuentro en el descanso de mi jornada laboral y estoy pasando canales de forma autómata en la televisión. En la sección de canales autonómicos me topo con Canal Sur. Llevo meses sin ver dicho canal puesto que, por motivos personales, vivo en una comunidad autónoma bastante alejada de mi querida Andalucía. Decido quedarme viendo el mencionado canal y, para mi sorpresa, me encuentro a tres habitantes de mi pueblo natal en el plató de televisión del programa La Tarde, aquí y ahora. Según transcurren los minutos, me es imposible evitar que las lágrimas recorran los perfiles de mi cara. Pero esas lágrimas no representan pena, lástima, compasión ni nada que se le parezca. Por el contrario, simbolizan la emoción y el orgullo de ver a través de la pantalla a una familia que, en vez de hundirse o derrumbarse con un obstáculo en la vida, ha sabido coger impulso y vencer la adversidad para crecer, juntos, de una forma desmedida.

Estoy hablando de la historia de Victoria, Juan Manuel, Sandra y Daniel: una familia que es natural de Frailes. Sin duda, el protagonista de esta historia es Daniel, de 11 años, que nació con parálisis cerebral. Enfermedad que no le ha impedido, gracias a su familia, hacer una vida normal dentro de sus limitaciones y conocer el verdadero significado que envuelve a la palabra felicidad. Daniel se desplaza en una silla de ruedas eléctrica que acompaña con un remolque adaptado. El remolque según palabras de su padre en el programa “fue encargado al herrero de los Reyes Magos” para que así Daniel pudiese cumplir su deseo de tener un remolque igual que el del tractor de su progenitor y, de este modo, poder ayudarle en las tareas del campo.

Siguen pasando los minutos del programa y concluyo que la felicidad de esta familia es fruto de su unión y de su amor por la vida. Victoria, la madre, afirma que “el mejor remedio contra los problemas es salir al campo y respirar el aire puro”, no puedo estar más de acuerdo con esta mujer, me es imposible evitar la melancolía al recordar ese aroma que envuelve la sierra Frailera. Por otro lado, el deseo de Manuel, el padre de Daniel, es construir, con sus propias manos, una casa adaptada totalmente a las necesidades de su hijo para que, el día de mañana, pueda ser lo más independiente posible. Estoy segura de que lo conseguirá, porque gracias a su esfuerzo, y el de toda la familia, ha conseguido que su hijo sea, hoy por hoy, una de las personas con la mirada más optimista que he vislumbrado en mi vida.

Por cierto, hoy he descubierto quién es el Herrero de los Reyes Magos y he vuelto a emocionarme. Gracias a Santiago Arenas Campos por hacer sonreír con tu trabajo a niños como Daniel. Gracias, papá.