Miss Caffeina contagia su buen rollo de altos vuelos en Baeza
La banda madrileña hace las delicias de su público jiennense en una parada para presentar 'Detroit'
Se dice pronto, pero son ya ocho años los que separan a unos Miss Caffeina recién estrenados en esto de la música indie, más rockeros y comedidos en sus letras, de la banda en la que se han convertido a través del tiempo y el espacio: sin pelos en la lengua, apostando fuerte por teclados y sintetizadores y con ganas de hacértelo pasar de muerte con cada una de sus melodías. Y es que estos chicos de Madrid tienen ya un camino recorrido y una evolución difícil de encontrar en otras formaciones. Curtidos en los escenarios de media España y aunque sus comienzos datan de hace más de una década, es cierto que arrancaron despacito y con buena letra, con cuatro EP's que anunciaban lo que podía esperarse de un cuarteto que apostaba por letras enérgicas y melodías pegadizas. El gran salto de Miss Caffeina llegó en 2010 con su álbum debut, Imposibilidad del fenómeno, que les situó en el mapa junto a bandas de la talla de Second, Niños Mutantes o Lori Meyers.
Todo parecía ir sobre ruedas tras la publicación y posterior gira de De polvo y flores hasta que los madrileños anunciaron a finales de 2014 que se tomarían un tiempo de reflexión para redirigir sus pasos hacia quién sabe dónde. Y la experimentación les llevó hasta Detroit, la ciudad más grande del estado de Michigan y cuna del aclamado sello discográfico Motown. Y, ahora, también título de un tercer disco que golpeó los oídos de sus fans más fieles con un sonido totalmente inesperado. Y es que las guitarras potentes dejaron paso a teclados más pegadizos, a composiciones de contenido más liviano y, sobre todo, a una fiesta interminable de luces y colores. Un cambio chocante para muchos que los de Madrid han sabido sortear a base de buen rollo y cero tapujos. Porque, si alguien quiere adentrarse en Miss Caffeina y dejarse cautivar por los ritmos de Detroit, no hay mejor forma que en un directo.
Alberto, Sergio, Álvaro y Toni saltaron al escenario, ubicado en el Antiguo Cuartel de Sementales, con unos escasos quince minutos de retraso que sirvieron para terminar de esperar a los rezagados que a esa hora aún hacían cola para entrar al recinto. Con las luces ya apagadas y unos 500 asistentes expectantes, una intro de corte apocalíptica precedió la salida de los músicos, que decidieron arrancar motores con el tema que da nombre a su tercer disco. Detroit vaticinó que el espectáculo sería movidito y toda una oda a la música indie más bailable. Además, y tratándose de Baeza, no faltó la cariñosa alusión de Alberto Caffeina a sus compañeros y amigos de Supersubmarina, algunos de ellos presentes entre el público, con los que compartieron primer concierto en la ciudad patrimonial allá por 2010. Precisamente, con la vista puesta en ese año, el vocalista anunció: "Ahora vamos a hacer un viaje al pasado", a ese primer himno extraído de su LP debut, Capitán, a la que siguió un enlace de corte lento y perfectamente armonioso entre uno de sus últimos temas, Átomos dispersos, con un must de los inicios, Mi rutina preferida.
Poco a poco, con más subidas que bajadas, fueron llegando temazos como "Venimos", Hielo T, N=1 o Lobos. Uno de los puntos álgidos, como no podría haber sido de otra forma, lo marcó El rescate, una de esas composiciones chocantes del último disco que ningún fan de los Missca se habría imaginado hace años. Un Alberto muy activo con su público durante todo el concierto explicó brevemente de dónde había salido una canción así: "Surgió porque cuando volvimos, lo que reinaba en la radio era el reguetón. Y pensamos 'coño, algo tiene que tener el reguetón, ¿por qué no hacemos algo parecido?'. Lo intentamos y salió esto, que se llama El Rescate.
Así, canción tras canción, anécdota tras anécdota, Miss Caffeina fue quemando cartuchos con bastante acierto ante un público eminentemente joven —en el que tampoco faltó una buena representación más "adulta"— y sin duda entregado a la causa. Gladiador, otra canción extraída de su disco más reciente, puso en el punto de mira una temática que parece haberse vuelto algo más recurrente en las letras de los madrileños: El sexo. "Seguro que diréis que a vosotros no os pasa, pero esta canción habla de cómo el sexo va disminuyendo con el paso de tiempo en una relación" es lo que se escuchó antes de poder corear ese pegadizo "Sé que tu intención es buena, pero hay miles que lo harían mejor...". En ese halo mágico creado entre la música y la confianza de las historietas que el cantante compartía con los jiennenses de Baeza, Alberto también reconoció que Sergio y él se cagaron cuando los otros dos componentes de la banda, Álvaro y Toni, decidieron colaborar en la composición de los temas de su futuro tercer álbum. "Un día recibí un audio de Whatsapp de Álvaro y sonó esto", dijo el vocalista antes de tararear las notas que introducen Ácido. "Desde entonces, esta se ha convertido en la parte favorita de cada concierto de Álvaro". Y sonó otro de los más actuales himnos de la banda.
Y, por desgracia, Ácido no solo significó un subidón de adrenalina para los presentes, pues también inició el preludio que vaticinaba el fin de una noche que estaba a punto de cumplir con las expectativas. Arrancado ya el bis, aún quedaban dos platos fuertes que llegaron en tiempo y forma a los últimos coletazos de Missca sobre las tablas. Con una alusión a otro grande de la música en castellano, Iván Ferreiro, y un mensaje muy directo de Alberto Caffeina —"Que nadie os diga a quién os tenéis que follar, esto va para los que se escandalizan"— arrancó Oh! Sana, toda una declaración de intenciones en contra de homófobos, retrógrados, capillitas y, en fin, cualquiera incapaz de respetar que las libertades individuales existen y que cada uno se las toma como le da la gana. "¿Os imagináis que no la tocamos?", fue lo que salió del micrófono principal ante las ganas locas de todos por corear ese "mira cómo floto, mira cómo vuelo" del que, seguramente, sea el tema más aclamado de la banda en la actualidad. No podría haber quedado más alto con otra que no fuera "Mira cómo vuelo", una canción divertida de mensaje más que positivo que no puede sino dejarte con el mejor sabor de boca posible.
Tal vez sobró alguna que otra interpretación y faltó algo que, seguramente, muchos esperaban: una versión de algún tema de Supersubmarina, algo que ya han hecho en numerosas ocasiones para mostrar su solidaridad y afecto hacia una banda muy querida en su casa y que aún se encuentra en fase de recuperación. Un mal menor, sin duda, porque el que anoche se quedó sin voz y sin fuerzas dándolo todo con un setlist de lo más completo, poco puede reprochar a estos cuatro chicos de Madrid llenos de buenas intenciones y más que talento por explotar que se dejaron la piel en el Antiguo Cuartel de Sementales y que colocaron más que alto un listón que esperamos vuelva a repetirse mucho antes que dentro de otros ocho años.
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