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La pequeña Mori, desaparecida en Arroturas, aparece sana y salva

Por Javier Cano - Junio 14, 2025
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La pequeña Mori, desaparecida en Arroturas, aparece sana y salva
La pequeña Mori. Foto cedida por Miguel Mora Cabrera.-

La perrita, perdida en las cercanías del núcleo de población villacarrillense, se reencuentra con su familia tras unos días de zozobra

¿Recuerdan aquella entrañable letra que el autor pegalajareño Francisco Almagro (1911-2007) dedicó a una perrita pekinesa?: "Pero el amor / que nada entiende ni de razas ni colores / con el mirar / unió por siempre dos felices corazones, / pero el amor / va caminando de la mano del dolor...", cantaban desde Emilio el Moro hasta la Topolino Orquesta.

Pues parece escrita para Mori y Miguel Mora Cabrera, vaya que sí: "Siempre está detrás de mí", dice este mogonero queel pasado 7 de junio perdió a su querida mascota, a la que profesa un cariño sincero. 

"Por la carretera, en Arroturas" la vio la última vez, y desde entonces no supo más que lo que desde el barrio de El Batanejo, en Mogón (la pedanía donde residen), le dijeron quienes aseguraban haberla visto el lunes día 9; una buena noticia que, sin embargo, ni Antonia (su esposa) ni el propio Miguel pudieron concelebrar: "Mi mujer fue primero, luego yo y lo bastante que la busques para que no la veas".

Afortunadamente, la historia ha tenido el mejor de los finales y el animal ya disfruta nuevamente de los suyos: "Estaba en unas olivas, cerca de Mogón", confirma Miguel. 

Entre un año y medio y dos años llevan juntos, un tiempo más que suficiente para que la relación entre Mori y Miguel justifique aquella sentencia de Kant: "Se puede juzgar el corazón de un hombre por su trato a los animales".

Y es que Miguel Mora Cabrera, hombre de carácter recio, curtido en las tareas rurales, a pleno sol, la quiere a morir, como cantaba Manzanita: "Le tengo mucho cariño, claro, la he echado de menos; es normal, no me deja para nada". 

Hambrienta después de varios días fuera de su hogar, seguro que a partir de ahora no se separa de su dueño más de diez centímetros. 

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