"Muerte y resurrección" del alcalde de Mogón
El anejo celebra el preludio de sus fiestas con su tradicional "entierro del alcalde", un modo singular de promoción turística único en Andalucía
"Se ha muerto el alcalde"; "que pena más grande"; "qué vamos hacer sin él", dicen entre sollozos un grupo de jóvenes de Mogón, mientras se secan las "lágrimas" de las mejillas. Un coche fúnebre traslada el "cadáver" del regidor, escoltado por vecinos vestidos completamente de negro. En la puesta en escena se dan todos los elementos de un sepelio, incluidos el ataúd, el "difunto", la "desconsolada viuda" y todo el "cortejo fúnebre". Pero todo ello se trata de una tradición que se remonta a 1989 como un modo de tradición turística único en Andalucía. Hasta tal punto de que cada año atrae a un gran número de visitantes de toda la provincia, y ya incluso de fuera.
Mogón, una pedanía de Villarrillo, recuperó —con motivo de las actividades previas su Feria en honor de San Vicente Mártir y la Virgen del Valle del Aguascebas— una actividad que deja a vecinos y visitantes con la "boca abierta". Un año más, y ya ha sido el sexto según su protagonista, el concejal de Anejos en el Ayuntamiento de Villacarrillo, Jesús Pérez, a sus 25 años, es el encargado de ocupar el ataúd que recorre las calles del municipio parándose en cada bar hasta acabar en el Aguascebas donde, literalmente, es arrojado al agua para así resucitarlo.
En realidad, el dudoso honor de ejercer de difunto correspondería a la alcaldesa pedánea, Antonia Quiles, pero ésta ha declinado la invitación y viene cediendo su puesto a Jesús Pérez. Quiles prefiere quedarse en un segundo plano y formará parte del cortejo de dolientes que acompañarán al ataúd.
El concejal de Anejos reconoce, con cierta ironía ahora, que nunca olvidará el primer año que lo hizo, cuando tuvo que ir a la funeraria que colabora con el festejo para elegir el féretro en el que haría el singular paseíllo por el pueblo, pero tampoco se le borrará la primera vez que se vio dentro del ataúd. La atracción de esta cuanto menos extraña celebración rebasa las fronteras de Mogón, Villacarrillo y la propia provincia. Cada año, son más las personas que llegan desde otros lugares de Andalucía para ver la "muerte y resurreción" del alcalde y lo cierto es que se lo pasan de maravilla junto con el resto del pueblo.
ORIGEN DE ESTA SINGULAR CELEBRACIÓN
La "tenebrosa" idea surgió hace 28 años, cuando Francisco Zamora Ortega era el máximo mandatario de Mogón. Agobiado por el estrés de los preparativos de las fiestas del pueblo, dijo que "tendría que estar muerto para que lo dejasen descansar". Dicho y hecho. Con la ayuda de sus familiares y amigos, simuló su propio entierro y, de esta forma, simbolizó que así comenzaban sus vacaciones.
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