El necroturismo evoca a los santos sanadores
La última cita del ciclo necroturístico de Frailes recuerda la figura del Santo Manuel en el camposanto de Ventas del Carrizal
Algunos murieron hace más de medio siglo, como Ángel Custodio, y aún están vivos, en el recuerdo. Son los santos sanadores, figuras espirituales que interesan, más ahora con el incipiente boom del turismo de la muerte. La última visita necroturística organizada por el Ayuntamiento de Frailes ha evocado la figura del Santo Manuel, en el cementerio de Ventas del Carrizal (Castillo).
La reciente cita, en la previa de la Festividad de Todos los Santos, congregó a decenas de vecinos de Frailes, Castillo y municipios cercanos. Germán Huertes Olmo, historiador local afincado en Granada, y María Teresa Murcia, cronista oficial de Frailes, fueron los encargados de profundizar en la materia. Huertes Olmo recordó que el cementerio data de 1902 y enfatizó la necesidad de conservar el patrimonio cultural con “respeto” a su significado.
Durante sus explicaciones se produjo un fenómeno curioso, la gente que entraba y salía del camposanto nutría el grupo de la visita necroturística, todos situados junto a la entrada del cementerio. Había interés en lo que él contaba y en las anécdotas que desgranaron los asistentes acerca de sus experiencias con los santos populares.
“HOY SERÍAN POLÍTICOS O FILÓSOFOS EXTRAORDINARIOS”
Manuel Cano López murió hace más de treinta años, a finales de la década de los años 70. Es el conocido como Santo Manuel, muy venerado aún en la zona. “Hemos cerrado el círculo en torno a los famosos curanderos de la comarca con él”, precisa Murcia.
El Santo Manuel era un hombre humilde, soltero con muchos hermanos, residente en el cortijo Los Chopos (Ventas del Carrizal), donde aún está la que fue su casa, hoy cuidada por sus sobrinos. Aún es habitual que creyentes visiten la vivienda a mediados de octubre, coincidiendo con la fecha en la que falleció.
¿Qué tenía Manuel Cano López para ser especial? Hay, coinciden Murcia y Huertes Olmo, una suerte de denominadores comunes entre las figuras espirituales —personas de carne y hueso— con seguidores en el sur de Jaén: capacidad de escuchar, inteligencia con las emociones, carisma y un sentido de la compasión muy pronunciado. “Hoy serían políticos o filósofos extraordinarios, solo les faltaba formación”; explica Murcia. “Van más allá de la idea de sanador; eran como chamanes, personas que aportaba consuelo a la gente. Ese consuelo llevaba a la curación”, tercia Huertes Olmo.
LAS SANTAS REMEDIOS Y NICOLASA
Del Santo Manuel apenas se conservan fotografías, más allá de una muy conocida en la que aparece como inclinado, con una camisa blanca y una corbata negra.
También hubo mujeres. Una de ellas fue Remedios, de La Pedriza (Alcalá) que está enterrada en un cortijo. Era coetánea del Santo Custodio (Noalejo) y destacó por su carácter de vidente, según detalla Murcia. “La gente le preguntaba por el futuro, tanto por cuestiones de trabajo como personales”, indica.
Nicolasa, residente en un cortijo y con familiares en Alcalá, fue otra mujer de perfil parecido. Alguien que también forma parte esa teología rural que ha trascendido sus fronteras, como apunta el historiador de Ventas del Carrizal. Ahora, sostiene, no vale solo la justificación del contexto pobre para creer en ellos. Si todavía hoy interesan es por otro motivo; cabe más profundidad en el asunto. “Viene gente de fuera de España para saber más de ellos”, abunda.
El interés por ellos (los llamados santos) está ahí. Es un tema recurrente, también en el periodismo. Huertes Olmo quiere registrar por escrito historias reales de vecinos que compartieron escenas con personas como Manuel, Custodio y el Santo Luisico, también muy popular. “En el fondo, y es lo más importante, eran buenas personas”, concluye Murcia.
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