No diga posverdad, diga bulo
El periodista Jesús Pozo cuestiona el rol de las redes en la información y apela a la educación del lector para discernir los bulos
Quiso Jesús Pozo, reportero y presidente de la Fundación Inquietarte, explicar en qué consiste la infoxificación ante decenas de personas, en el Palacio Abacial de Alcalá, y nada fue tan gráfico como un titular: El pedo de un hipopótamo deja tres hospitalizados. La noticia, tal cual, fue publicada por medios con prestigio de la prensa escrita, nacionales y provinciales. Ahí dio Pozo en el centro de la diana: ¿qué pasó para que algo así sea potencialmente consumible para el lector?
Acompañado por Ana Belén Serrano, concejal de Ecuación; Joaquín Arias, secretario del Centro Asociado de la provincia UNED, y Andrés Medina, director de la institución, Pozo desgranó su ponencia, Infoxicación: El río revuelto de la comunicación. El periodista reflexionó sobre una profesión que para él es un oficio —poco sentido tiene, señaló, que exista la licenciatura de Periodismo; mejor una especialización— aprendido en las calles de Almería, cuando Google era su madre.
“Comencé en 1982, y tuve la surte de pasar por periódicos, radios y trabajar también desde las instituciones. Ha pateado la calle y nadie me ha cambiado un titular”, dijo.
En el centro del debate está la realidad paradójica que subrayó: “Nunca se ha consumido más información y nunca hemos estado peor informados”, afirmó.
A juicio de Pozo, los factores que explican ese oxímoron informativo es la pérdida de espíritu crítico, la apatía de lectores que no se han educado con el periódico y el ritmo vertiginoso de las redes. Según un estudio de la Unesco de finales de los años 80 y comienzos de la década de los 90, el dato en España era de 100 periódicos por cada 1.000 habitantes.
LA POSVERDAD: MENTIRA, MANIPULACIÓN O BULO
El escritor y colaborador de Lacontradejaén remarcó que no es lo mismo periodismo que información y que comunicación. Al primero hay que exigirle análisis, la labor de filtrar, cuestionar y chequear los contenidos que transmite. Las redes, en cambio, no precisan ni prestigio ni respeto y son escenario de quienes aprovechan la impunidad del anonimato para decir barbaridades, según expuso.
“Qué manía con la palabra posverdad cuando podemos decir mentira, manipulación o bulo”, sentenció acerca de un vocablo cada vez más repetido en los entornos informativos.
Hay peligro, dijo Jesús Pozo, de que las redes vampiricen la identidad de los medios, y hace falta educar en el smartphone. “Ya que no vamos a dejar el móvil, que al menos haya educación desde muy temprano”, cerró.
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