"Pintar un paso de cebra no es noticia"
Hombre de periódico, Raúl Beltrán García (Jaén, 1972) cumplirá en septiembre una década en Viva Jaén, el diario que coordina desde hace tres años. Antes de convertirse en corresponsal de El Mundo y de la Agencia EFE fundó hasta tres periódicos universitarios en Jaén, Huelva y Alcalá de Henares (Madrid). También trabajó para Diario Jaén y en el gabinete de comunicación del Ayuntamiento de Jaén.
Beltrán reivindica el papel —nunca mejor dicho— de la prensa gratuita impresa para formar lectores que respalden la labor del cuarto poder. Hay que llegar al lector, dice, pero no de cualquier forma: el camino es el rigor. En todos los soportes.
PLUMILLA, REDACTOR JEFE Y COORDINADOR
—¿Llegó al periodismo por afición a la escritura o le atraía comunicar más allá del soporte?
—Llegué por vocación. Desde muy joven me apasionaba la escritura y la lectura, y más tarde el periodismo. Me llamaba la atención. Estaba decidido a cursar la carrera.
—¿Cree que el reportero de prensa es muy diferente al de radio o al de la televisión?
—Básicamente debería ser igual. Porque el tratamiento de la información y de las fuentes debería ser el mismo. Lo que nos diferencia un poco son los soportes. Sí es cierto que con el paso del tiempo algunos se han funcionalizado mucho más que otros.
—El roce con los jefes, en su caso, ¿le ha hecho mejor o peor reportero?
—Sigo siendo un reportero de a pie, porque aunque coordino Viva Jaén no he dejado de escribir. Y sí que quienes te dirigen y están por encima de ti terminan formándote. Cuando sales de la facultad y entras al mundo empresarial, estás muy verde. Tengo la suerte de haber tenido grandes profesionales que me han enseñado y me siguen enseñando.
—¿Y ese roce le hizo mejor o peor persona?
—Bueno, si nos tienen que hacer mejores personas la gente con la que trabajamos a diario, mal hemos empezado. Tiene que haber un poso importante, que viene de la educación y de la familia. Y lo demás suma. En general, siempre he trabajado en un ambiente grato y cordial. He procurado que no haya problemas más allá de los roces habituales.
—¿Cómo fue el paso de redactor a coordinador?
—El antiguo director se jubiló y me ofrecieron la coordinación de Viva Jaén. La acepté.
—¿Echa de menos la calle?
—Se echa de menos de vez en cuando, pero, como dije antes, intento no perder ese vínculo con la parte que siempre más me ha gustado, que es trasladar la realidad al periódico.
PERIODISMO, LA REALIDAD DE UN OFICIO EN MOVIMIENTO
—El oficio vive momentos de oportunidades e incertidumbres. Los medios tradicionales afinan su estrategia en internet. Aparecen nuevos medios digitales, y es muy probable que haya más en el futuro. ¿Cómo ve el escenario de los medios en Jaén?
—Jaén no se puede analizar de forma distinta a lo que sucede a nivel global con la prensa y con la información. Hemos sido uno de los principales sufridores de la crisis que hemos vivido, y que seguimos viviendo todavía. Miles de compañeros se han ido a la calle porque han cerrado empresas de información. La situación es complicada a nivel laboral, y además históricamente el periodismo es un trabajo, en contra de lo que piensa la sociedad, muy mal remunerado, pese a que se le dedican muchas horas.
—¿Se puede hacer mejor periodismo ahora que hace veinte años en la provincia?
—Se puede y se debe. Y ahí sí que tenemos todos que poner nuestro granito de arena. Se está perdiendo mucha calidad en los medios de comunicación. Debemos tener en cuenta que los periodistas somos, en cierta medida, responsables de la formación de las siguientes generaciones. Hoy, coger un periódico y advertir errores muy graves es un problema a corregir. Por ejemplo, el estilo directo y el indirecto están desapareciendo en la redacción. Es una auténtica barbaridad que todos los días leamos noticias provenientes de algunos medios en las que lees: "Considera que 'hemos'...". Hay un estilo directo y otro indirecto. Estamos empobreciendo mucho la lengua castellana.
—Le pregunto por internet. ¿Ha empobrecido o enriquecido las producciones periodísticas?
—Es bueno pensar que todo suma. El problema es pensar cómo nos adaptamos a las nuevas tecnologías y, sobre todo, a las que van tan rápido. ¿Cuánto tardamos en adaptarnos a ellas? Ahí los medios hemos tenido un problema de adaptación al 'boom' de la información a través de la red.
—¿Y los bolsillos de los periodistas?
—No creo que sea un efecto causa, el de internet con los salarios de los periodistas. Sí ha supuesto una carga mayor de trabajo. En general, en las redacciones ha sido así, porque ahora se hacen cosas nuevas, y no ha tenido una repercusión en los sueldos. No obstante, los problemas del periodismo y de las empresas vienen de otro sitio que no es internet.
—Los blogueros y los portales hiperlocales abundan. ¿Le molesta que detrás de algunos de ellos no haya periodistas?
—Lo que me molesta es que se llame 'periodismo' a cosas que no son periodísticas. El debate sobre el intrusismo es muy antiguo. A nuestra profesión siempre han accedido profesionales de otras áreas. Yo no he tenido nunca problema con este hecho. Pero, evidentemente, hay una carrera que se llama Periodismo que debemos defender. Creo que es útil y que forma bien a los jóvenes. El resto es un poco la causa de las nuevas tecnologías y del 'boom' en la red. El problema social grave es saber educar en materia periodística al lector, al oyente y al televidente. Es decir, que sepan diferenciar lo que es una cuenta de Twitter de un medio periodístico y de lo que no son medios. Tenemos un trabajo importante que hacer.
—La prensa de papel. ¿Cuál es su camino para que no pierda influencia como el medio más reflexivo?
—El soporte es un problema, porque es un gasto importante, pero no nos engañemos: debemos trabajar para tener futuros lectores. Los índices de lectura de periódico siguen cayendo. Yo no creo que se haga mala prensa en este país; al contrario, hacemos muy buenos diarios. A veces se habla de apostar por modelos más interpretativos y reflexivos, pero yo creo que ya se hace. Estos comentarios se hacen sin conocer y sin leer periódicos. En la barra del bar se critica mucho, pero yo no veo a la gente leyendo un diario de cabo a rabo, o comprándolo. Tenemos que buscar la fórmula para que la gente que está ahora en el instituto y en la universidad tengan el hábito de comprar un periódico. Por ejemplo, la prensa gratuita, como el caso de Viva Jaén, favorece mucho esa educación. No somos un medio generalista, pero sí llegamos a un segmento de la población que no suele comprar periódicos. Necesitamos a gente que consuma de forma responsable.
—La prensa gratuita es un aliado del papel.
—Claro. Es totalmente un aliado para la supervivencia del papel y para el hábito de relacionarte con un formato en desuso. El chaval de 16 años está con su tablet y su móvil. Un periódico de papel es algo extraño para él. Que tenga acceso gratuito al formato de papel es positivo.
—Sobre el modelo de financiación, ¿cree que ya todos los periodistas debemos reforzar la faceta comercial?
—Creo que no. Zapatero, a tus zapatos. Nosotros, los periodistas, estamos formados para hacer un trabajo. Hay otra parcela que es la comercial con herramientas totalmente distintas a las nuestras. Que la situación haya abocado a periodistas a compaginar ambas tareas, pues sí. A veces prima más tener que llevar un suelo digno a casa que lo que realmente quieres hacer. Pero deben de estar separadas. Porque cuando es así funciona mejor. Una gerencia, un departamento comercial y un área meramente periodística funcionan como conjunto coordinado.
REPRODUCIENDO LA REALIDAD... Y LO QUE NO ES NOTICIA
—¿Qué tema echa en falta en la agenda de los medios?
—Echo en falta que nos olvidemos de la agenda. Nos hemos convertido un poco en meros reproductores de los mensajes que nos lanzan desde las administraciones y los colectivos. Hace veinte años mirabas la agenda de Jaén y a lo mejor tenías una o dos convocatorias. Actualmente, las convocatorias son abrumadoras. Tenemos que tener cuidado. Nos dirigen, y debemos ser los periodistas quienes marquemos la agenda de lo que sucede en la ciudad. Como hemos escrito en un editorial, solo falta que un día nos manden una nota de prensa para contarnos que tal político ha llegado a su despacho y se ha sentado. Estamos viendo de todo.
—Banalidades.
—Claro. Se busca el minuto de gloria de una foto. Hay que pensar que lo que mueve una región o un país es mucho más serio que una foto. Debemos detener la vorágine en la que hemos entrado de buscar la rentabilidad política, de crecer dentro del partido. Y los reporteros tenemos que ser responsables y no darle cobertura a banalidades.
—¿De qué hablamos demasiado y quizá no es para tanto?
—No se puede convocar a la prensa cuando se va a pintar un paso de cebra. No es noticia. Tampoco tiene sentido que la administración se apunte el tanto del trabajo de otros colectivos solo porque los apoya. Es su obligación apoyarlos. Cuando lees los comunicados de las administraciones, uno se da cuenta de qué le importa a estas: los encabezados son "el diputado tal ha explicado..." o "el concejal ha dicho...".
—Pero eso lo escriben periodistas.
—Sí, pero al fin y al cabo todos trabajamos en empresas que marcan una línea. Evidentemente deberíamos intentar que todo esto acabe. Es complicado, porque se ha viciado demasiado. En un principio, las agendas de los políticos vendían gestión. Ya ni eso. A veces, en las notas, hay que irse al último párrafo, a la última línea, para saber qué se ha hecho y qué se quiere vender. Y ahí somos cómplices los periodistas por muchos factores: falta de tiempo, circunstancias en las que se trabaja. Por muchas cosas.
—La actualidad reciente: el tema Atlántida. ¿Cómo se ha tratado?
—En esta ciudad los medios tratamos de impulsar que la provincia avance y se ponga en el sitio que merece. Lo de la Atlántida es una anécdota. El documental, lo haya hecho James Cameron u otro cineasta, es pseudocientífico, con muchas carencias. Lo que ha supuesto para Jaén es reabrir un debate que estuvo en su momento, pero que, además, se ocultó. Porque la importancia que tiene el asentamiento de Marroquíes Bajos la hemos conocido todos. Pero ha pasado como ocurre con otros asuntos en esta ciudad: hay una suerte de erudición que no sale de esos círculos eruditos, universitarios, culturales, y no trasciende socialmente.
Otro ejemplo, Hasday ibn Shaprut no trascendió hasta que llegó una asociación como 'Iuventa' y socialmente puso al alcance de todo el mundo la historia del personaje. Con la Atlántida pasa exactamente igual. Es un mito. ¿Por qué no lo aprovechamos? Como el Santo Rostro. La Catedral que tenemos no sería posible sin el Santo Rostro. Que es cierto o no, pues podemos tener nuestras dudas. Pero ha supuesto que la ciudad crezca y avance alrededor de eso. Y ahora debemos aprovechar la anécdota del documental para darnos cuenta de que el yacimiento de Marroquíes Bajos es único. Una singularidad. Jaén lo necesita a nivel turístico.
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