Nunca mais, un clamor que no se olvida
Nunca mais: 2002-2017, la exposición que recupera el trabajo de los voluntarios en la Costa da Morte 15 años después del hundimiento del Prestige
A pocos se le borrarán las imágenes de la memoria. Por muchos años que pasen, el chapapote estará en el subconsciente de los gallegos y de los españoles. El desastre del Prestige, el derrame de petróleo a raíz del hundimiento del barco, marcó un antes y un después bajo el clamor de "nunca mais". Quince años después, una exposición recuerda aquel fatídico episodio. El fotógrafo carolinense Javier Tarazaga inaugura, mañana en La Carolina, la exposición Nunca mais: 2002-2017, que reivindica el papel de los voluntarios en la Costa da Morte. La muestra lleva como nombre el lema que movilizó a la opinión pública frente a la mayor catástrofe ambiental registrada en España en este siglo.
En 35 significativas imágenes, el fotógrafo recorre varias jornadas de trabajo hombro con hombro con varios equipos de voluntarios de Ecologistas en Acción, una organización que se involucró en el trabajo de limpieza fletando autobuses desde diferentes puntos de España. Camariñas fue el campamento base de este grupo de trabajo. "Nos alojábamos en el polideportivo local, que habilitaron para hacer más cómoda nuestra estancia. Nos levantábamos al alba, nos poníamos los trajes NBQ y las botas, desayunábamos y marchábamos en autobuses hacia las playas de la zona. Allí terminábamos de enfundarnos con guantes y mascarillas, y bajábamos a la playa con las espuertas y bolsas para limpiarla durante seis horas diarias", relata Javier Tarazaga.
Antes del final de la jornada, el trabajo del voluntario daba paso al del fotógrafo. Tal y como explica, sus instantáneas reflejan una labor "muy frustrante". "Marchamos de allí con la sensación de no haber hecho nada, ya que retirábamos la masa de chapapote, la dejábamos en la espuerta y, al volver la vista, la masa negra ocupaba el mismo hueco. Nunca lográbamos ver el final de las tareas... ni siquiera al espacio más próximo donde trabajábamos simultáneamente hasta 20 voluntarios", recuerda.
Por su parte, el concejal de Cultura, Marcos García, explica que la exposición ofrece la posibilidad de no olvidar que el ciudadano tiene una responsabilidad ante lo que ocurre en el entorno. "Muestra lo mejor del trabajo voluntario porque, durante meses, hubo grupos de voluntarios que en oleadas sucesivas aportaron su trabajo y su tiempo para atajar un desastre de gran magnitud", ha subrayado el edil.
FOTOGRAFÍAS
Las instantáneas que se muestran han sido realizadas con negativo analógico, impresas en tamaño 40 por 50 centímetros. Las de color se presentan sobre papel hanemulen museum, digitalizadas y luego impresas con plotter de alta calidad. Las imágenes en blanco y negro están positivadas por el método analógico de químicos y ampliadora. Además, se presentan 10 tablas de 60 por 90 centímetros, emulsionadas y positivadas también con técnica analógica. Una pequeña performance que evoca el efecto del fuel sobre las piedras, en las playas gallegas, completa la exposición.
Con esta colección, Javier Tarazaga pretende mantener la memoria viva. "Se trata de mostrar la catástrofe pero también el trabajo solidario, desinteresado, y movilizar la sensibilidad social que debería impulsarnos a proteger nuestro entorno, para que nunca más se repitan tragedias como esta", concluye.
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