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Paco Hueso: el embajador de los 'vespistas' en Chilluévar

Por Javier Cano - Marzo 31, 2024
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Paco Hueso: el embajador de los 'vespistas' en Chilluévar

Apasionado de la icónica moto, el chófer de bus asegura que lo que más le relaja después de una panzada de kilómetros al volante es pasear con su motocicleta

"Bello, mi sembra una vespa", o lo que es lo mismo: "Bonita, me recuerda una avispa", dicen que dijo el mismísimo Piaggio cuando vio por vez primera el diseño de la icónica motocicleta italiana. De eso hará, el próximo abril, setenta y ocho tacos, muchos más de los que tiene Francisco Hueso Pérez (Chilluévar, 1973).

Un auténtico "apasionado" de la Vespa que, como Tom Hanks o Billy Joel, no conoce una forma más hermosa de hacer kilómetros que a lomos de su moto. Si le gustará, que nada más aparcarla y entrar en casa vuelve a encontrarse con el famoso vehículo, aunque (eso sí), a escala: "Tengo muy pocas en mi casa, nada, una colección muy pequeña", afirma con humildad. 

¡Como si dedicarle un rincón entero del hogar al vehículo en cuestión fuera algo de poca monta! Ahí está esa vitrina de mesa que si dentro exhibe una buena pieza, tiene también delante y encima un considerable número de ejemplares en pequeño tamaño, junto a un par de libros temáticos de Vespa y hasta un felpudo que deja clara su filiación motera.

Regalos de amistades y familias, que agradece al máximo: "No tengo palabras de agradecimiento a quienes me traen algo". Ah, y más cosas: "Mis amigos me hicieron un cuadro con fotos nuestras, para mi cumpleaños, con la Vespa y con el coche", comenta, y apostilla: "Tengo un 127 también". 

Es un romántico, a ver quién dice que no en cuanto lo ve en la foto que preside este reportaje, tintada de sepia, en la que parece un romano de toda la vida sorteando callejones del Trastévere. 

Esa es, precisamente, uno de sus deseos no cumplidos: "Quiero ir a Italia a conocer in situ el Museo de la Vespa, eso es como decimos los 'vespistas' (que no vesperos); es como decir que alguna vez hay que ir a la Meca. Esa visita está 'al dente', como la pasta".

LA CARRETERA, SU VIDA

Más de un lector podría pensar que eso de '¿No querías caldo?, ¡pues toma dos tazas! se inventó para Paco Hueso, porque su historia es, cuando menos, curiosa.

Chófer de autobús, dice, convencido, que su trabajo es su aliado: "Soy conductor de bus por vocación, mi padre lo era, me salieron los dientes en un autobús. Me encanta mi profesión".

Hasta aquí, nada raro. Lo gordo viene cuando confiesa, sin complejos, que nada más poner el freno de mano, lo que le hace 'cambiar de aires' no es una copa, la tele o un libro, sino más carretera: "La Vespa me ayuda a desconectar si lo necesito". 

Vamos, que después de una panzada de kilómetros con los pies en los pedales no encuentra mejor terapia que el manillar de su moto. Lo dicho, '¿no querías caldo?, ¡pues toma dos tazas!'.

Así contagia como contagia a quien lo conoce bien: su compañera de vida, su hija, dos de sus primos... "No sé que tiene la Vespa, me encanta, no soy capaz de montarme en una moto grande, y eso que conduzco un autobús; la Vespa es mi pasión".

De ahí su adscripción a colectivos como Vespa Club de Jaén y Vespa Club de España, que le procuran una interacción constante entre enamorados de las dos ruedas sobre las que Audrey Hepburn conquistó al personal en la inolvidable Vacaciones en Roma. Paco Hueso..., ese simpatiquísimo chilluevense que parece sacado de un fotograma de Quadrophenia, pero en modo elegante. 

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