"Tengo fotos que demuestran que nunca maltraté a mis hijos"

Montserrat Fernández, carolinense afincada en Alemania, enfrenta un tercer juicio tras perder a sus dos hijos por supuesto maltratos

Montserrat Fernández y José Antonio Alcántara sólo pueden ver una vez a la semana a sus hijos Leon y Emma, de siete meses y cuatro años, respectivamente, desde que una sentencia por supuestos malos tratos llevó a cada uno de los menores a familias de acogidas de Alemania, donde reside Fernández, catalana de nacimiento, pero vecina de La Carolina. "Tengo fotos y vídeos que demuestran que nunca maltraté a mis hijos", expresa la madre en declaraciones a este diario. El próximo 18 de septiembre enfrentará el tercer juicio por el caso.

Los hematomas que aparecieron en el cuerpo de Leon a finales de enero desencadenaron la pesadilla del matrimonio. "Fue el 28 de enero cuando vimos que el bebé tenía la pierna derecha muy hinchada. Lo llevamos al pediatra para que le hiciesen pruebas. Nos dijo que una infección de riñón le bajó a la pierna", relata. Dos días después el hospital Helios klinikum Niederberg GmbH fue escenario de uno de los peores momentos de la vida de Fernández, quien ya perdió a una hija antes de alumbrar a Leon. Hubo una reunión con los padres en las que participaron dos médicos y trabajadoras del Jugendamt, el servicio alemán de asistencia social a la juventud y a la infancia en los conflictos familiares de alcance transfronterizo. "Nos cuentan que Leon tiene múltiples facturas en las costillas y en ambas piernas. Y nos denuncian por maltrato", recuerda.

Un día después, la Policía criminal revisa la casa del matrimonio y Emma es objeto de diferentes pruebas, porque también presenta tres hematomas. De acuerdo con el relato de la madre, las heridas son por una fricción en un suelo de goma de un parque y otros dos fruto de "saltos y caídas". "Es una niña muy inquieta", dice Montse Fernández.

PRIMER JUICIO: LOS MENORES, CON DIFERENTES FAMILIAS

El primer juicio se celebró el pasado 6 de febrero. La abogada que debía defender a la pareja no asistió, y alegó que tenía "otro juicio más importante", según describe la madre de los niños. "La jueza y el Jugendmant nos aconsejan firmar unos documentos para mandar a los niños a dos familias de acogida hasta que se solucione el problema", narra Fernández. Firmaron, dice, porque entendieron que oponerse iba a resultar aún peor. Hubiesen perdido, sostiene, la custodia de los hijos. En aquel primer juicio se analizaron con informes los hematomas de los niños.

Los padres siempre han sostenido que no han puesto una mano encima a ninguno de los menores. De hecho, la madre remarca que al bebé le salían hematomas con "facilidad", tal y como le comunicaron a la pediatra desde el inicio. Ésta instó a los padres a cambiar de marca de leche. La pareja ha difundo en redes el relato de los hechos. Además, la carolinense subraya que hay más familias de España y de Alemania que han perdido a sus hijos en circunstancias similares.

El segundo juicio se celebró el pasado 4 de junio y el resultado no cambió la situación para los padres. "El Jugendamt hizo la petición de quitarnos a los niños de forma permanente", continúa Montse Fernández. "La jueza nos dio información sobre el informe del radiólogo experto junto con el médico forense, y dijo que, las fracturas de ambas piernas pudieron deberse a la infección que tenía en una de ellas", añade. "Emma no tiene ninguna fractura en la clavícula, como determinaron un perito y un radiólogo. El informe del hospital en enero quedó desmentido", apostilla.

"ESTOY INTENTANDO SER FUERTE POR ELLOS"

La última sentencia data del pasado 17 de julio: retira la custodia de los niños de forma permanente y los menores tienen que pasar a familias de acogida por un periodo de dos años, "convertible en adopción". El abogado de la pareja ha recurrido la sentencia.

"Llegué a estar tres meses sin ver mis hijos", lamenta la mujer, quien reconoce que vuelve a vivir síntomas de la depresión que ya tuvo cuando perdió a su hija. "Estoy intentado ser fuerte por ellos. Y sigo en contacto con familias que tienen los mismos problemas, además de informarme sobre leyes y resoluciones", dice.

Montserrat Fernández teme que el paso del tiempo propicie que el vínculo con sus hijos vaya a menos. A Emma la ve en un punto de encuentro a 60 kilómetros de donde vive la madre. Al niño lo ve —y no lo puede tocar— en oficinas de asuntos sociales. Los encuentros duran casi dos horas con ella y sólo una con el bebé. "¿Sabe alguien lo duro que es ver mi niño y no poder besarlo ni abrazarlo?", concluye.