El pan de cada día
Panaderías de la provincia celebran el Día Mundial del Pan con estands para que los vecinos de Jaén degusten y se lleven productos junto a la Diputación
—Claro que está bueno. Es pan.
Habla una mujer mayor —el pelo gris, el chaleco vaquero— acompañada de una cesta de la compra que llama la atención por el tono naranja. Delante de uno de los estands que hoy celebran el Día Mundial del Pan a los pies de la Diputación, la señora avisa:
—Me voy a llevar la cesta llena.
A partir de las 12:30 horas los establecimientos regalan el pan. María Dolores Ortega trabaja en Panadería y Pastelería El Parque de Noguerones (Alcaudete) y ha venido a la capital para que la clientela que lo estime oportuno pruebe los productos.
En el puesto de Irene Palomino, trabajadora de la Panadería Tahona de Jaén, destaca un muñeco de panadero que luce en la barra. Recuerda a los famosos gatitos dorados de juguete: todo el rato moviéndose hacia arriba y hacia abajo.
—Yo ya estuve aquí el año pasado —dice Palomino, que trabaja para la panadería de su suegro, Francisco Abolafia.
Padre e hija son Francisco José y Luz Ortega, de la Panadería Bollería Ortega de Linares. Es el tercer año que repiten y están encantados con dedicarle un día al pan. Sobre el oficio, Ortega padre hace un apunte:
—Trabajamos entre el silencio de la noche y la belleza de nuestro oficio —dice.
Luz Ortega ayuda, es agradable con la clientela y tiene el recorrido hecho, pero el padre apunta que su futuro será otro: estudia Derecho.
El padre empezó con el obrador a los 13 años y sigue, al filo del medio sigla de vida. Pertenece a la cuarta generación de una familia ligada al pan.
—Ahora me dedico también a la formación —señala, y asegura que el relevo generacional está garantizado en la provincia.
Hoy, por la mañana, estudiantes del colegio de Santa Capilla de San Andrés han asistido a una clase práctica. Han aprendido cómo se hace el pan de cada día. Y han conocido de cerca a los autores del producto que no suele faltar en la mesa.
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