"El patrimonio también es lo intangible, saberes y conocimientos"
La gestora cultural Gemma Carbó reivindica en los Cursos de Verano de la UNIA "compensar la gestión del territorio rural con garantías de sostenibilidad"
Cuando se habla de patrimonio, se suele hacer alusión a objetos o inmuebles materiales. Pero no solo se refiere a algo material, como el patrimonio arquitectónico, sino también alude a lo intangible. A aspectos como saberes y conocimientos” que, en el caso de lo rural, “pueden hacer repensar nuestro futuro desde la sostenibilidad”.
Esta reflexión ha sido compartida por la gestora cultural Gemma Carbó, que ha aprovechado su intervención en los Cursos de Verano que la UNIA desarrolla en la sede Antonio Machado de Baeza para revindicar "compensar la gestión del territorio rural con garantías de sostenibilidad". La directora del Museo de la Vida Rural apuesta por construir una sociedad más sostenible en lo social y medioambiental.
Durante su intervención ha explicado que las capacidades en el mundo rural remiten “a la memoria, la herencia y el conocimiento aprendidos”. La experta reivindica la importancia de esta herencia, por tratarse de saberes prácticos “que nos permiten avanzar y empoderarnos”, y de los que podemos aprender para “hacer frente a retos presentes y futuros”.
En relación a las comunidades rurales, Carbó ha resaltado que en España son pocas las personas que viven en el mundo rural, pero sin embargo gestionan una gran parte del territorio. "Y hablar de sostenibilidad desde la gestión cultural pasa por hablar de territorio”.
Ante esto, reflexiona, es importante plantearse cómo abordar el derecho al acceso a la cultura, además de “cómo compensar la gestión del territorio rural como garantía de sostenibilidad”, desde un enfoque que alcance a las ciudades, “conectando esta ruralidad con la sociedad”.
Por último, ha hecho alusión a los efectos de la pandemia en el mundo rural. Carbó es de la opinión de que estos años ha abierto los ojos a mucha gente. "Hoy por hoy ha supuesto un cambio de imaginario sobre lo rural", a su modo de ver. El aislamiento y la obligación de frenar y evaluar los ritmos de vida modernos habría posibilitado “una puesta en valor de hechos culturales asociados a la ruralidad, que hasta ahora pasaban desapercibidos o eran incluso denostados”.
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