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Y la pava no voló

Por Esperanza Calzado - Febrero 04, 2019
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Y la pava no voló
Lanzamiento de la pava de Cazalilla. Foto: Igualdad Animal.

Los vecinos de Cazalilla disfrutan de su fiesta grande de San Blas sin una de sus tradiciones, el lanzamiento de la pava

San Blas procesionó por las calles de Cazalilla. Lo hizo en medio de cientos de devotos, no solo del municipio, sino de otros aledaños como Villanueva, Mengíbar o Espelúy. Es su fiesta grande y nadie quiere perdérsela. Pero este año, la tradición se ha truncado. Ni desde el campanario, cerrado desde 2016, ni desde ningún edificio cercano. Este año, la pava no voló.

Fue en 2016 cuando el Obispado decidió que durante la fiesta permanecería cerrado el campanario de la Iglesia de Santa María Magdalena. Lo hizo a raíz de los numerosos problemas y denuncias interpuestas por los grupos animalistas que denunciaron el maltrato animal en una tradición que consiste en lanzar la pava desde el campanario. En 2017 y 2018  se desafió la prohibición y se mantuvo la costumbre, pero desde otro edificio de la plaza. Este 2019 no ha sido así. 

Se acaba, así, un rito con 175 años de historia. Fue en 2016 cuando el Obispado tomó cartas en el asunto. Decidió que durante San Blas el campanario de la iglesia de Santa María Magdalena permaneciese cerrado. De esta manera, se evitaba la polémica. Sin embargo, los vecinos de Cazalila, que año tras año ven cómo se convierten en el foco de los medios de comunicación cuando llega el mes de febrero, se resistían a romper con la tradición. 

Cazalilla celebra, cada 3 de febrero, la Festividad de San Blas, muy querido por los vecinos no solo del municipio, sino también de los pueblos limítrofes, como Espelúy, Villanueva de la Reina y Mengíbar. La tradicional bendición de las rosquillas del Santo culmina con la conservación por parte de las madres durante largo tiempo de estas rosquillas de pan "bendecidas por el santo", que son comidas a pedacitos por los niños como eficaz remedio cuando se ven afectados por un golpe de tos. Del mismo modo se utilizan las cintas de colores que ha sostenido el santo en su mano, para que una vez colocadas en el cuello sirvan para curar y prevenir las afecciones de garganta.

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