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La casa de los Lozano Martínez, en vilo por Bartolillo

Por Javier Cano - Febrero 01, 2025
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La casa de los Lozano Martínez, en vilo por Bartolillo
Bartolillo, el perro perdido. Foto cedida por Alberto Lozano.

El pequeño ratonero valenciano desapareció el pasado sábado en una calle de Villanueva del Arzobispo y pese a los intentos por encontrarlo, no hay rastro de él

"Si alguien lo tiene y teme represalias o líos legales, que me devuelvan al perro, que no va a haber problema ninguno, que nos dejen estar felices y tranquilos en mi casa, desde que él no está lo estamos pasando muy mal".

Es la súplica desgarrada de Alberto Lozano Martínez, que en su propio nombre y en el de sus padres reclama a quien pueda haber hallado a su querida mascota de acogida que la deje libre, que le conceda el más generoso de los abandonos para que, por su propio pie o tras una empática llamada, regrese a casa. 

Y es que la desaparición de Bartolillo tiene en vilo el hogar de los Lozano Martínez, como explica Alberto, tan curtido en esto de amar a las mascotas que hasta preside la Asociación Protectora de Animales Desfavorecidos de su pueblo, APAD VVA

El calvario comenzó el pasado sábado 25 de enero cuando su padre sacó a pasear a Bartolillo y a Bruno, el otro peludo de la casa, y sin explicación alguna el can echó a correr como si no hubiera un mañana: "No sé si es que le daría un olor extraño o algo así, empezó a correr y no lo hemos visto más", lamenta. 

En acogida desde hacía "cuatro o cinco meses", el animal presenta una "cicatriz grandísima desde la barriga hasta la punta del lomo, que puede ser un desgarro grande suponemos que causado por un jabalí". No en vano, el perro fue hallado, antes de acomodarse con la familia, en una finca de sierra, que dejó para ser cuidado por los Lozano Martínez hasta que la herida secó. 

Encantado de la vida con su nuevos compañeros cotidianos (la propia familia y Bruno, su 'compi' de cuatro patas), este ratonero valenciano (en palabras de Alberto) jamás había hecho amago de marcharse: "Estaba superbién", sentencia. 

No como ellos, que desde su desaparición viven pendientes del teléfono, de las redes y, sobre todo, se patean palmo a palmo la geografía del pueblo y los alrededores, en busca de su querido Bartolillo: "Llevo desde entonces como los locos, nos hemos recorrido la autovía de Villanueva a Villacarrillo de punta a punta, por dentro, por fuera, por la nacional, los carrilles..., a ver si lo han atropellado o algo, pero nada", explica, frustrado.

Denunciada su pérdida ante la Policía, están dispuestos incluso a entregar una recompensa (de la que se haría cargo la protectora) para dar con él.

Pero, ¿qué ha podido pasar? Si no ha sido arrollado por un vehículo, ¿dónde está Bartolillo? "El perro es para caza, pero no sirve para cazar, no está enseñado y está castrado, si quieren sacar descendencia no van a poder", aclara Lozano, y añade: "Creo que está retenido, sinceramente; estoy seguro de que si no, hubiera vuelto".

Con estos mimbres, no queda otra que esperar y seguir tras su pista: "Se ha encariñado con nosotros, sobre todo con mi padre y mi madre, que son los que más tiempo pasan con él, yo trabajo y estoy en la protectora, pero mi padre lo está pasando fatal". 

Las redes sociales de APAD VVA son el destino del mejor mensaje que podrían recibir ahora mismo, bien por Facebook (https://www.facebook.com/search/top?q=apad), bien por Instagram (https://www.instagram.com/apadvva/)

 Foto cedida por Alberto Lozano.
Foto cedida por Alberto Lozano.

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