Mare Santos y sus experiencias vitales sobre lienzo

La artista mengibareña expone hasta el próximo 13 de marzo en Café Bar La Galería de Linares una colección de formato único, centrada temáticamente en los viajes

"Plasmar mis experiencias, mis vivencias, sean las que sean; siempre hay algo que nos marca: un viaje, la casa de tu madre donde te has criado, un paseo, una flor, un amanecer, un amigo..., algo que te hace feliz en un momento determinado. Eso es para lo que yo invito a la gente a que me contrate, para plasmar ese momento, y creo que puedo dar con la tecla para hacerlo".

Así se presenta a los lectores de Lacontradejaén Mare Santos (Mengíbar, 1974), una artista "en evolución" (en sus propias palabras) que, después de toda una vida con la pintura como vocación y recurso ocasional, ha dado el paso y desea compartir con todas las miradas posibles lo que nace en la soledad de su estudio: "A mí me ha encontrado la pintura, no la he buscado yo a ella", dice, picassianamente. 

No en vano, su primer contacto con la creación plástica le llegó casi por casualidad, eso que (Schiller lo dijo) no existe y, además, nace de las fuentes más profundas.

Concretamente durante un curso de restauración "cuando tenía dieciocho años": "Me apunté para hacer un bien en el cortijo donde nací y me crie, he sido ganadera y agricultora, y como allí hay cosas antiguas me apunté para restaurarlas; eso me llevó a esta pasión". Lo dicho, casi por casualidad, pero ahí está, con tres décadas ya de trayectoria creativa. 

Pero, ¿qué pinta Mare Santos? "Me encantaría que alguien me describiera, no sé decir cómo soy, pero la gente dice que cuando ve mis cuadros, se nota que son míos, que tengo un estilo propio", comenta a la par que se confiesa devota de los impresionistas: "Creo que mi obra lo es, no deja de ser realista y con ella me gusta que te imagines las cosas, dejar la pintura muy suelta, los colores alegres del impresionismo, esa claridad, esas luces...".

Comprobarlo es fácil: una visita al Café Bar La Galería, en Linares, que hasta el próximo 13 de marzo acoge una muestra de formato único, centrada temática en sus viajes, en las experiencias extraídas de ellos: "En Viena, una casa que simboliza lo que es musicalmente, una ciudad con banda sonora, en una casa con diferentes tonalidades, altos y bajos, a modo de metáfora; o Budapest, con la panorámica desde el mirador de Buda y los colores de la ciudad".

Y si quiere tener en casa un Mare Santos, los precios son asequibles y, por el ritmo que llevan las ventas, más que atractivos: "Llevamos pocos días y ya se han vendido seis", celebra. 

Alumna de Carmen Moreno en la Universidad Popular Municipal de Jaén, la pintora de Mengíbar tiene por delante un futuro inmediato a la espera de poder exhibir su producción aquí o allá: "Para los que estamos empezando es complicadísimo exponer. En Granada hay dos galerías privadas, ¡ponte a la cola! Fui, les gustaron mis cuadros, pero no me conoce nadie y hoy en día el que compra arte quiere una inversión y va a lo seguro, no porque le guste, ¡este mundo me parece un poco surrealista!", lamenta. 

Si ha sabido esperar tantos años hasta echarse para adelante, unos meses o un par de cursos no parece que la vayan a asustar. Así es Mare Santos, una pintura con mundo propio.