La Virgen de la Paz: veinticinco años dando nombre a su plaza
El 7 de septiembre de 1995 el Ayuntamiento de Jaén dedicó a la imagen, de la Cofradía de la Borriquilla, el campillejo de la iglesia de Belén y San Roque
"Desde que llegó como hermano mayor, Alberto Sánchez Estrella se empeñó en que el escudo de Jaén debía llevar en su lema el título de 'mariana', como en Sevilla; la junta de gobierno lo aprobó y se hicieron las gestiones en el Ayuntamiento, pero dijeron que sería muy difícil que saliera adelante; a raíz de esto, se pensó en ponerle a la plazoleta de la iglesia el nombre de la Virgen, y el alcalde, Alfonso Sánchez Herrera, nos dijo que en eso no habría problema".
Así, en apenas unas líneas, resume la historia de la dedicación del campillejo del templo de Belén y San Roque a María Santíma de la Paz Francisco Sierra Cubero, ex hermano mayor del colectivo del Domingo de Ramos.
La petición oficial se remonta al 7 de febrero de 1994, cuando la cofradía registró su anhelo ante el Consistorio para, de esta forma, arraigar en el vecindario la devoción a la imagen, hermosísima talla de Dubé de Luque cuyo nombre campea en el corazón del barrio desde que un 7 de septiembre como hoy, pero de hace veinticinco años, el Ayuntamiento jiennense aprobase tan cofrade denominación.
En la revista Pasión y Gloria de diciembre de 1995, la Real, Ilustre y Fervorosa Hermandad de la Entrada de Jesús en Jerusalén y María Santísima de la Paz (todavía no era titular Nuestro Padre Jesús de la Salud, que llegaría en 2002) da cuenta del acuerdo municipal e informa de "las gestiones oportunas para dotar a la citada plaza de una artística placa de cerámica rotulada, que será colocada en la fachada de la iglesia".
Un proyecto que se hizo realidad de la mano de la artista local Trinidad de la Casa en forma de mosaico de azulejos que desde el 30 de marzo de 1996, un día antes de la primera procesión pasionista de aquel año, preside este recoleto espacio urbano, cuando el regidor descubrió la placa ante la satisfacción de los miembros de la hermandad y la emoción de los vecinos:
"Fue por la mañana, sobre las once, y hubo bastante gente a pesar de que corría viento; tanto, que parecía que se iba a volar la cortinilla de la placa", recuerda Sierra Cubero, a la sazón fabricano de la Virgen, que evoca las horas de trabajo que históricos de la hermandad como Juan Cantero, Sixto Fernández, Antonio Castillo, Rafael Cámara y él mismo dedicaron a preparar aquel inolvidable momento.
En este sentido, el pregonero de la Semana Santa de Jaén de 2016 relata una sabrosa anécdota protagonizada por aquellos recordados cofrades de La Borriquilla: "Al principio, las bombillas de los faroles que alumbran el azulejo se fundían con mucha frecuencia; hasta que, un día, Sixto decidió cambiar la instalación de en serie a paralela, y desde entonces no se han vuelto a fundir".
Ahí sigue el mosaico con el rostro bellísimo de la más trianera de las Vírgenes de aquí, escoltada por esas mínimas luminarias que representan el amor inmarcesible de los suyos junto al rótulo de una plaza mariana a más no poder desde hace ya un cuarto de siglo: esa desde la que cada año vuelve a nacer la gran tradición que Jaén se muere por retomar (con permiso del coronavirus).
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