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Poemas y humor a los 102 años

Por Fran Cano - Julio 01, 2017
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Poemas y humor a los 102 años
Manuel Gallardo —en el centro— con Antonio Álvarez y Ángeles Cordón.

Miguel Gallardo Rueda, el vecino más longevo de Castillo, hace gala de un físico y una agilidad mental impropias de su vida centenaria

Vive en el número 2 de la calle Fléming en Castillo de Locubín. Su hábitat natural es la calle: dar un paseo, hablar con los vecinos, recitar poemas, contar chistes y compartir con colegas algunos viejos trucos con la baraja de cartas. Se llama Miguel Gallardo Rueda, y su rutina no sería significativa de no ser por un dato: pegó el primer grito en el mundo hace un siglo y dos años. En 1915. Es el vecino más longevo del municipio.

Gallardo destaca por su autonomía. Aún le gana el pulso al tiempo, pues hace tareas sociales —como las citadas antes— y otras propias sin ayuda: se basta para asearse y afeitarse a diario. Eso sí, no vive solo. Lo hace junto con Antonio Álvarez (73 años) y Ángeles Cordón, un matrimonio que arropa a Gallardo desde que se afincó en Castillo hace poco más de una década. “Es una maravilla de hombre”, elogia Antonio Álvarez en declaraciones a Lacontradejaén. El vínculo con Miguel Gallardo no es sanguíneo, sí familiar, muy afectivo: el hombre centenario estaba casado con una hermana del padre de Álvarez. “Mi hermana también lo acoge cada dos meses”, precisa Álvarez, quien hace las veces de interlocutor para narrar la historia de Miguel Gallardo.

ORIGEN HUMILDE, TRABAJO DE PEÓN CAMINERO

Nació en una cortijada de Alcaudete, donde entró en contacto con la vida de la época: agricultura y ganadería de supervivencia. El tiempo hizo de aquel niño un hombre capaz de trabajar en una granja de Madrid. No obstante, la mayor parte de su carrera laboral la vivió a pie de asfalto, como peón camionero. Entre su cometido estaba arreglar cunetas entre La Bobadilla y Noguerones (Alcaudete).

Llegó a Castillo ya en el retiro, y pese a la exigencia física de los oficios que desempeñó hoy sigue fresco —de pies y de cabeza—, símbolo de un pueblo que lo ha acogido tan bien como la familia de Antonio Álvarez.

Manuel Martín, panadero de Frailes con actividad comercial en Castillo, alaba la capacidad memorística de Miguel Gallardo. “Dice los poemas de carrerilla. Cómo habla”, remarca.

Hace un par de días, Gallardo aprovechó un paseo para hablar con el padre de una profesora. “El hombre se quedó boquiabierto: Miguel retenía todo”, recuerda Antonio Álvarez, quien asegura que su tío es muy inquieto, capaz de caminar metros y metros sin problemas.

CEREZA DE ORO

El Ayuntamiento de Castillo obsequió al hombre centenario con la Cereza de Oro, una distinción con motivo de la Fiesta de la Cereza. “Fue hace un tiempo, y aún lo hacemos para dignificar a las personas mayores”, explica Cristóbal Rodríguez, alcalde local. Todos los consultados por este diario coinciden: la cabeza de Miguel funciona como un reloj. Y encima tiene un pico de oro. No hay por qué aburrirse: cuánta vida hay antes de la muerte.

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